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Ni las púas pueden con la pasión de estos 'erizos'

  • Los equidna, similares a los erizos, no son nada cuidadosos para aparearse
  • Según una investigación, tienen sexo en grupo y copulan mientras hibernan
  • Estos 'erizos' son los animales nativos más extendidos por toda Australia

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Los equidnas son unas criaturas bastante promiscuas
Los equidnas son unas criaturas bastante promiscuas

Igual que los erizos, los equidnas (Tachyglossus aculeatus) tienen todo su cuerpo rodeado por afiladas púas. Pero ni siquiera esa 'protección' disminuye sus hábitos de apareamiento.

De hecho, una investigación ha descubierto que estos animales son unas criaturas bastante promiscuas. Según la responsable del estudio, la bióloga Gemma Morrow de la Universidad de Tasmania, los equidna tienen sexo en grupo.

Una hembra con varios machos. La explicación, explica Morrow, se debe a que "no hay tantas hembras reproductoras activas como machos, porque no se reproducen anualmente", como recoge Discovery News.

Tienen sexo en grupo porque hay menos hembras reproductoras activas que machos

Pero no es el único aspecto llamativo de los hábitos de estos mamíferos. Además, señala Morrow, algunos machos tratan de aparearse con algunas hembras que todavía están hibernando.

"Se despiertan como un mes antes que las hembras y saltan encima de ellas", reconoce la bióloga. "Entonces se despiertan y se encuentran acopladas al macho, pero la temperatura de su cuerpo no se corresponde a este proceso.

Algunas de ellas vuelven a entrar en hibernación, pero "no hay una distinción clara entre hibernación y reproducción, lo que es bastante inusual", afirma Morrow.

Uno de los pocos mamíferos que ponen huevos

Al margen de estos comportamientos, los científicos han puesto mucho empeño en estudiarlos porque los equidna son los únicos mamíferos, junto con los ornitorrincos, que ponen huevos.

Los científicos pretenden que esta información -recogida durante tres años sirva para proteger a los equidna de hocico largo de Nueva Guinea, el grupo más amenazado de la especie.

Y que no se repitan enfermedades que las pongan en peligro como sucedió con los demonios de tasmania (Sarcophilus harrisii), que se han visto afectados por un cáncer de cara, una enfermedad mortal, que ha puesto a la especie en peligro crítico de extinción.