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El 'insecto asesino' que finge ser una presa para devorar a las arañas

  • Simulan quedarse atrapados en la telaraña como si fueran una presa
  • Cuando la araña se acerca se lanzan a por ella para devorarla
  • Los arácnidos entienden las vibraciones como presas pequeñas o exhaustas

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El insecto asesino que finge ser una presa para devorar a las arañas
El insecto asesino que finge ser una presa para devorar a las arañas

Un insecto se queda enganchado en una telaraña y el arácnido acude para para 'buscar' su comida. Hasta ahí, natural. Pero muchas veces las cosas no son lo que parecen.

Este insecto, Stenolemus bituberus, ha desarrollado la capacidad de simular que está atrapado. Arranca los hilos de la telaraña imitando las vibraciones que producen las moscas u otros insectos pequeños, para atraer a la araña.

Ésta, confiada, se dirige a por su presa, pero se convierte en el cazador cazado, porque el 'insecto asesino' (como lo llaman los investigadores) golpea a la araña con sus antenas y tras desestabilizarla, la embiste con su afilado hocico.

Los científicos que han elaborado la investigación conocen este comportamiento como 'imitación agresiva', y es una de las dos estrategias que emplean este tipo de insectos para atrapar a su presa, según recoge la BBC.

Reacciones diferentes

Uno de los aspectos que más llamó la atención a los expertos es que las arañas no reaccionaban del mismo modo a lo que 'caía' sobre la telaraña. No respondían si caía una hoja y la postura de las hembras cambiaba cuando aparecía un macho.

Pero las arañas no podían discernir entre las vibraciones de una presa pequeña o del 'insecto asesino', porque las imitaba perfectamente, según las conclusiones publicadas en el diario Proceedings of the Royal Society B.

Respondían del mismo modo que lo hacían ante una insecto pequeño o exhausto, y se lanzaban velozmente a por su presa, aunque no tan rápido como si fuera una 'captura grande'. Porque ahí radica su fuerza, en la velocidad de su ataque.

No obstante, las arañas no caían siempre en la trampa. Frenaban en el último instante y gracias a su capacidad para moverse sobre la telaraña, conseguían evitar el ataque del Stenolemus bituberus. Posteriormente, los arácnicos atacaban, mataban y se comían al 'insecto asesino'.