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El líder opositor australiano asegura que los laboristas han perdido la mayoría

  • Gillard y su rival Tony Abbott han hecho campaña hasta el último minuto
  • Cerca de 14 millones de australianos están llamados a las urnas para votar 

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El líder de la oposición conservadora, Tony Abbott, afirmó que el Partido Laborista de la primera ministra de Australia, Julia Gillard, ha perdido la mayoría parlamentaria en las elecciones generales celebradas eset sábado.

"El Partido Laborista ha perdido la supremacía", dijo el jefe de la coalición conservadora formada por los partidos Liberal y Nacional.

Según el recuento provisional ofrecido por la televisión ABC, con el 76,7% de las papeletas escrutadas, la alianza conservadora ha obtenido 72 escaños, frente a 70 del Partido Laborista.

Los independientes obtienen cuatro escaños y uno el Partido Verde, que por primera vez desde su fundación tendrá representación el Parlamento, compuesto por 150 diputados.

Estos resultados, de confirmarse, dejan a Australia en el limbo político, ya que ningún partido político habrá alcanzado la mayoría para gobernar sin necesidad de alianzas.

Así pues, los independientes y representante de los Verdes tendrán la llave para formar el próximo gobierno.

Por su parte, Gillard, quien el pasado junio se convirtió en la primera mujer australiana que se convierte en jefa de gobierno, señaló que los resultados eran todavía inciertos.

"Todavía hay muchos escaños con un resultado que no es definitivo, por lo cual hará falta que pasen unos días para determinar el resultado", añadió la primera ministra.

Elecciones muy reñidas

Ambos empezaron la jornada en Sídney, cuyas circunscripciones del oeste pueden convertirse en claves para el resultado, ya que ninguna de las dos principales fuerzas políticas cuentan con un substancial apoyo del electorado.

Cerca de 14 millones de australianos fueron llamados a las urnas para votar en unas elecciones que ha sido consideradas las más reñidas en medio siglo.

Gillard, quien accedió al poder el pasado junio tras desplazar de la jefatura del gobierno y del partido a Kevin Rudd mediante una revuelta en el seno de la formación de centroizquierda, se trasladó desde Sídney a Melbourne para votar, una obligación establecida por la legislación australiana.

"Desde el primer día de campaña supe que las elecciones iban a ser duras y reñidas, y eso he seguido pensando cada día", dijo la primera ministra a la prensa.

El líder de la coalición conservadora, Tony Abbott, acudió pronto a depositar su voto en el distrito electoral de Warringah, al norte de la ciudad de Sídney.  "Es un gran día por nuestro país porque podemos votar contra un mal gobierno" dijo el candidato de la alianza formada los partidos Liberal y Nacional.

Las encuestas sobre intención de voto daban una ligera ventaja a los laboristas de Gillard, la primera mujer que gobierna Australia, aunque la clave de la victoria la tienen las 18 circunscripciones electorales en las que ninguna de las fuerzas políticas cuentan con un substancial apoyo del electorado.

En las elecciones serán elegidos los 150 escaños del Parlamento de entre unos 1.200 candidatos que concurren, así como 40 de los 76 asientos del Senado.