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Kirguistán dice sí a la nueva Constitución que convierte al país en una república parlamentaria

  • El 70% de la población vota sí en el referéndum de este domingo
  • El poder dejerá de estar únicamente en manos del jefe de Estado
  • Las primeras elecciones legislativas serán el próximo otoño
  • La actual presidenta interina estará en el poder hasta finales de 2011

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La presidenta interina de Kirguistán da por aprobada la nueva Constitución

Las urnas han vuelto a hablar en Kirguistán, aunque también lo hicieron en 2009 y, entonces, apoyaron al presidente Kurmambek Bakíyev, el mismo que había llegado al poder tras la Revolución de los tulipanes en 2005, el mismo que -hace casi 3 meses- tuvo que salir corriendo del país y refugiarse en Bielorrusia.

Ahora, los kirguises -que intentan encontrar su camino- ya tienen nueva Constitución. El 70% de la población votó a favor. El no ni siquiera alcanzó el 10%.

Era lo previsto. Y nuestra propia encuesta a pie de urna ya nos avisaba este domingo de los resultados. A todos los votantes que les preguntamos, todos aquellos que habían decidido acudir a votar en un día caluroso, ideal para disfrutar del sol y no de la amplia seguridad que custodiaba los colegios electorales, nos decían prácticamente lo mismo: "Quiero estabilidad en mi país".

Algunos como Evguenia, una mujer de unos 50 años, se confesaba decepcionada porque pensaba que la jornada de votaciones sería más un acto de celebración: "Esperaba que hubiese música", nos dijo.

El dífícil camino de Otumbáyeva

Es fácil pensar -después de todo lo que ha pasado- que la mayoría ha querido que Kirguistán dé pasos firmes hacia algo verdaderamente sólido y creíble. Pasos democráticos, si hay que ponerles un calificativo.

Una joven, Asell, fue muy clara y nos comentó que con su voto, además, quería apoyar al gobierno interino de Rosa Otumbáyeva.

Diplomática de larga experiencia, representante del país en Reino Unido y Estados Unidos, ex ministra de Exteriores, a Otumbáyeva no le han faltado las críticas a lo largo de estos más de dos meses que ha estado al frente del país.

En este corto espacio de tiempo, algún miembro de su gabinete provisional ya ha sido acusado y detenido por corrupción. Pero lo más grave, sin duda, ha sido su ineficacia demostrada -nadie dice que fuera sencillo- a la hora de evitar o detener los violentos disturbios interétnicos de hace un par de semanas en el sur. 

Probablemente, quienes los organizaron -y todo apunta al clan Bakíyev y a los profundos residuos que de él quedan dentro de las fronteras, sobre todo en el sur- parece que siguen teniendo en aquella región más poder que muchas de las mafias que también se mueven por allí.

Es lamentable, como nos aseguraron tantos y tantos uzbekos de Osh, no sólo que las fuerzas militares miraran hacia otro lado cuando bandas organizadas de kirguises comenzaron a quemar sus casas y les obligaron a escapar, sino que además les prestaran ayuda. En muchos casos, sin ir más lejos, los blindados eran los que atacaban o los que derribaban puertas para abrirle camino a los saqueos.

El caso es que Rosa Otumbáyeva necesitaba ver refrendada, como así ha sido, su complicada labor. "Hemos empezado a caminar hacia el establecimiento de una verdadera democracia del pueblo", ha dicho triunfante.

Mandato presidencial de seis años

Legitimada su gestión, permanecerá como presidenta hasta finales del 2011. El que la sustituya -si no es ella misma la que se presenta y sale elegida- sólo podrá disfrutar de un único mandato presidencial de 6 años.

Bajo la nueva Carta Magna, también habrá elecciones legislativas el próximo otoño. Y ahí está el gran cambio que se votaba este domingo en el referéndum porque lo que se pretende es que el poder deje de estar exclusivamente en manos del presidente y que pase a otras, a las del Parlamento y a las del gobierno.

Según el politólogo Toktogul Kakchekieyev, al país no le quedaba otra opción que ésta: "Legalizada la figura del actual Jefe de Estado, ahora va a poder nombrar un gabinete de ministros fuerte y profesional con el que volver a estar representados en los organismos internacionales".

Después de dos presidencias seguidas en las que los dirigentes kirguises hicieron hasta de la criminalidad parte de su agenda y con las arcas -ahora- no tan vacías (porque empiezan a llegar fondos y ayudas del exterior), Kirguizistán -si no pasa nada en contra- va a convertirse en la primera república parlamentaria de Asia Central. Al menos, ya va a dejar de ostentar tan sólo el cartel de "país más pobre de la región".

Eso sí, para Toktogul Kakchekieyev, tendrán que pasar -al menos- 10 años hasta que la situación pueda realmente normalizarse: "El poder tiene la posibilidad de rodearse de intelectuales, de ingenieros, de expertos en tecnología, pero va a llevar tiempo. Pesa demasiado el legado de las anteriores administraciones, cuyo nivel de preparación era bajísimo. Nadie, por ejemplo, conocía los estándares económicos y empresariales occidentales y esto funcionaba tan sólo como un mercado asiático".