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Colombia decide entre los medios de Mockus y los fines de Santos (y Uribe)

  • La irrupción del candidato verde pone en peligro la hegemonía de la derecha
  • La corrupción gana peso como preocupación frente a la seguridad
  • Los sondeos dicen que ningún candidato tendrá mayoría

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Colombia vota para elegir un nuevo presidente

Colombia, en cifras:

SUPERFICIE: 1.141.748 kilómetros cuadrados, divididos en 32 departamentos.

POBLACIÓN: 45 millones de habitantes (2009).

CAPITAL: Bogotá, con 7,4 millones de habitantes.

RELIGIÓN: Mayoritariamente católica. El Estado, no confesional, reconoce en igualdad de condiciones otras creencias minoritarias como la judía, la evangélica, la protestante y la musulmana.

FORMA DE GOBIERNO: La República de Colombia se rige por la Constitución de 1991. El Poder Ejecutivo lo ejerce el presidente, elegido por los ciudadanos para un mandato de cuatro años. Si ningún candidato obtiene la mayoría absoluta en primera vuelta, se celebra una segunda. Por una reforma de la Constitución en 2005, el presidente puede ser reelegido una vez. El poder legislativo reside en el Congreso Nacional, formado por el Senado, con 102 miembros, y la Cámara de Representantes (cámara baja), que tiene 166.

EVOLUCIÓN POLÍTICA: En 1994 llega a la Presidencia el liberal Ernesto Samper. En esos años la violencia de guerrillas y narcotráfico alcanzó picos históricos. Le sucede el conservador Andrés Pastrana (1998-2002), que pactó el apoyo de Estados Unidos al Plan Colombia para la lucha contra el narcotráfico y las guerrillas. Además, inició negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), pero fracasaron. Al tiempo, se expandían las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización paramilitar de extrema derecha creada en los años 80 en zonas rurales para combatir en principio a las guerrillas. En 2002, Álvaro Uribe, que dejó el Partido Liberal y formó su propia fuerza política, sucedió a Pastrana y, tras una reforma constitucional, fue reelegido en 2006.

"Es tiempo de cambiar las cosas. El fin no puede justificar los medios. Yo voté las dos veces por Uribe e hizo un buen trabajo pero para conseguir sus fines ha aplastado derechos y vidas".

Estas palabras de Germán Cardona, un bogoteño de 30 años, a un periodista de AFP, resumen el estado de cosas que ha llevado a Antanas Mockus, un peculiar ex alcalde de Bogotá, a convertirse en una alternativa viable al dominio del 'establishment' que lleva gobernando Colombia en los últimos años.

El escenario donde las dijo, añaden el resto: en plena plaza Bolivar, tras una convocatoria a través de Facebook para el cierre de campaña del candidato verde, que consiguió que 20.000 personas llenasen este punto emblemático de la ciudad mientras coreaban "abajo el miedo".

En apenas dos meses, Mockus ha pasado a colocarse codo a codo con el principal favorito para la victoria, el ex ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, candidato del partido del presidente Uribe, que lo señaló como el continuador de su legado después de que el Constitucional colombiano tumbase la consulta que quería convocar para un tercer mandato.

¿El fin del 'todo vale'?

"Este fenómeno excepcional que vive ahora Colombia se inicia cuando la Corte Constitucional le cierra puerta a la reelección a un Uribe que tiene un 80% de popularidad y el control de todo el aparato político", subraya Pedro Medellín, politólogo colombiano que está siguiendo sobre el terreno la evolución sorprendente de la campaña.

En realidad, la decisión de estos magistrados se puede interpretar, según Medellín, como una señal de lo que vendría después: el rechazo creciente de los colombianos al 'todo vale' y el éxito del discurso de respeto al orden jurídico ante el panorama de corrupción, ejecuciones indiscriminadas y la narcopolítica.

Por eso, la victoria de el Partido de la U -la plataforma desde la que Uribe ha gobernado el país de manera personalista durante los últimos ocho años- en las elecciones legislativas celebradas el pasado mes de marzol ha podido convertirse en su 'canto de cisne' más que en el preludio de su victoria.

"En esas elecciones se reproducen los casos de mafias relacionadas con los partidos, con candidatos encarcelados que consiguen que sus familiares sean elegidos", recuerda Medellín, que considera que estos resultados fue "la gota que colmó el vaso" de la paciencia de los colombianos con su sistema.

"Uribe quería pasar a la historia como el presidente que cambió la política, pero ha terminado siendo rehén de los políticos. Nunca como antes se ha visto una corrupción tan generalizada", denuncia.

Alianzas para la segunda vuelta

Tan solo con echar un vistazo a las encuestas se aprecia la evolución: en marzo Mockus estaba en un discreto 8%, por detrás de otros candidatos como la conservadora Senín o el líder del Polo Democrático, Gustavo Petro. Poco después de las legislativas, en abril, llegaba al 22%. A comienzos de mayo,  las señales de alarma en el campamento de Santos se encendieron: alcanzaba el 38%.

Por eso, en las últimas dos semanas, el ex ministro de Defensa ha replanteado su campaña: ahora hace guiños a las redes sociales, ofrece becas a los jóvenes de las zonas rurales y ya no centra su discurso en la seguridad democrática y la lucha contra las FARC, reconociendo que es tiempo de buscar el bienestar de los colombianos.

El resultado es que ha conseguido empatar con Mockus e incluso sacarle un par de puntos de diferencia. El problema es que esas mismas encuestas, que dan por hecho que ningún candidato podrá sacar más del 50%, predicen que Mockus vencerá en la segunda vuelta.

Lo hará fundamentalmente porque su discurso atrae más a los votantes de dos partidos pequeños: el Partido Liberal y el Polo Democrático de Petro. Junto al Partido Verde de Mockus, estas formaciones tienen el reto de montar una agenda legislativa común alternativa al uribismo.

"Tradicionalmente la gobernabilidad se jugaba en el poder ejecutivo. Lo que se plantea ahora es una agenda parlamentaria, que las cosas se decidan en el parlamento", señala Medellín, que recuerda que, si fuese elegido, Mockus debería forjar esas alianzas debido a la escasez de parlamentarios con lo que cuenta.

Este escenario sería un cambio radical respecto a la anterior época: frente al personalismo de Uribe, los partidos políticos. Frente a la seguridad que lo invade todo, el discurso de la legalidad y el del 'no todo vale'...pero eso no significa ni mucho menos que Mockus tenga garantizado el triunfo.

El discurso del miedo

Y es que Santos cuenta con el apoyo invisible de Uribe, que se puede hacer aún más presente en las tres semanas que hay entre la primera y la segunda vuelta.

Los partidarios de Mockus temen que ambos enarbolen el discurso del miedo, poniendo en duda que el candidato verde sea capaz de repetir los éxitos de la política de seguridad de Uribe.

Los grandes graneros de voto de Uribe se encuentra en las zonas rurales y en la población más pobre mientras que Mockus debe su éxito a las clases medias y altas de las grandes ciudades, especialmente a los jóvenes, cuya incorporación al voto en próximo domingo puede resulta decisiva.

Por eso, Mockus se esfuerza en decir a todo quien quiera escucharle que no negociará con las FARC, que no habrá intercambio de presos y que será aún más duro con ellas que Uribe.

Sin embargo, el éxito de la política de seguridad de Uribe y Santos puede jugar en su contra: más que preocuparse por la seguridad frente a las FARC, los colombianos están más alertados por la delincuencia en las calles de las ciudades y la corrupción política.

Más aún, Mockus también ofrece cambios en política fiscal, suprimiendo los beneficios fiscales a los ricos que se introdujeron con Uribe, y una relación con el conflictivo vecino venezolano basada en "la prudencia y el respeto" frente a los enfrentamientos de Uribe con Chávez y con Correa.

Por ahora, Chávez ha preferido no pronunciarse: "No me meto en los asuntos internos de Colombia...pero espero que su proceso electoral termine bien y que su nuevo presidente sea alguien con quien pueda hablar y llegar a acuerdos básicos con...respeto".