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¿Qué papel tiene la Reina de Inglaterra en un 'hung parliament'?

  • Es la única que puede invitar a alguien a formar gobierno
  • Pero en ningún caso es ella la que decide quién debe hacerlo

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Los británicos votan pero, ¿qué pasará mañana si no hay un ganador claro?

El resultado de las elecciones británicas ha creado el temido 'hung parliament' o "parlamento colgado", después de que el conservador David Cameron haya conseguido 306 escaños de los 650 que componen la Cámara y, por tanto, se haya quedado a 20 de conseguir la mayoría absoluta.

Parlamento en minoría es sinónimo en Reino Unido de gobierno débil por lo que Cameron ha hecho un llamamiento a los liberal demócratas para alcanzar un "pacto global" que construya un "gobierno fuerte y estable".

El laborista Gordon Brown ha ofrecido a los liberales la posibilidad de reformar la Ley electoral, una de las peticiones políticas de Nick Clegg. Y esa es la misma oferta que también ha hecho David Cameron, dispuesto a negociar con los liberal-demócratas para formar gobierno.

Ahora comienzan las negociaciones frenéticas y los cálculos matemáticos para conjurar la fórmula que permita a uno de los tres candidatos llegar hasta el 10 de Downing Street.  Y en estos días decisivos, nos preguntamos ¿qué papel tiene la Reina de Inglaterra?

La única que puede invitar a formar gobierno

La Reina es la única persona que puede invitar a alguien a formar gobierno y convertirse en primer ministro. Pero eso no quiere decir que pueda ejercer alguna facultad de apreciación personal sobre la elección del futuro 'premier'.

Después de unas elecciones generales, la Reina está obligada, por un convenio largamente establecido, a invitar a la persona con más opciones de suscitar la confianza de la Cámara de los Comunes y por tanto, convertirse en primer ministro y formar un gobierno, tal y como explica el experto en Casa Real de la BBC, Nicholas Witchell.

Si los resultados electorales no son concluyentes, los partidos políticos serían los encargados de determinar quién es el candidato con opciones para gobernar y comunicar esa decisión al Palacio de Buckingham.

Sólo entonces la Reina recibiría al primer ministro saliente para aceptar su renuncia y, poco tiempo después, invitaría a quien debe ocupar su lugar.

Lo único que se puede decir con certeza en medio de la incertidumbre de un Parlamento sin mayoría es que la determinación del Palacio de Buckingham es permanecer a una prudencial distancia del proceso político y la Reina debe mantenerse lejos de las discusiones acerca de quién está en la posición más fuerte para conseguir la confianza de los Comunes.

No corresponde a la Reina decidir quién debe ser primer ministro y, después de casi 60 años en el trono y once primeros ministros diferentes - desde Winston Churchill a Gordon Brown - es plenamente consciente del peligro potencial que supone para una monarquía hereditaria arbitrar el resultado en unas elecciones no concluyentes.

Por tanto y a pesar de que la Reina puede ser una fuente de autoridad, su papel no es el de determinar quién debe recibir su invitación para ejercer dicha autoridad.

Si los políticos no se ponen de acuerdo...

¿Pero qué sucede si los políticos sencillamente no pueden decidir quién tiene la opción de convertirse en primer ministro? Es entonces cuando entraríamos en arenas movedizas.

Una de las razones es que en cualquier otra situación, la Reina normalmente se guiaría por el consejo del primer ministro y asesor principal del monarca sobre todas las cuestiones constitucionales del Reino Unido.

En el caso de un parlamento sin mayoría o "parlamento colgado", el primer ministro -que permanece en el cargo hasta el momento en que firma su renuncia- es uno de los que compiten por el poder como parte obviamente interesada, por lo que sus consejos ya no pueden considerarse necesariamente como neutral. En consecuencia, esta es una situación en la que se acepta que el monarca debe escuchar el consejo de otras figuras autorizadas.

Dos funcionarios de Whitehall, el secretario del gabinete, Sir Gus O'Donnell, y el secretario privado principal del primer ministro, Jeremy Heywood, jugarán un papel importante, al estar en permanente contacto con el secretario privado de la Reina, Christopher Geidt.

El Palacio también habrá consultado previamente a destacados académicos especializados en derecho constitucional, que prestarán su ayuda para preparar cualquier posible eventualidad, y estarán disponible en los días siguientes para ofrecer más asesoramiento si se les solicita.

...tampoco será ella quién decida

El ferviente deseo en el Palacio de Buckingham será que los líderes políticos puedan determinar entre ellos quién está en la mejor posición de obtener el apoyo de la Cámara de los Comunes. Pueden pasar algunos días en conseguir este propósito, pero el Palacio no acelerará el proceso en ningún caso.

Hay otros factores, en cierta medida intangibles, que deberían ayudar a los líderes de los partidos a llegar a un acuerdo entre ellos mismos, ya que todos ellos están familiarizados con los principios en que descansa la Constitución británica y son conscientes de la gran importancia de tener una Cámara de los Comunes, que es independiente de la Corona.

Igualmente, serán conscientes de la alta estima de la que goza el monarca debido a la forma en que ha llevado a cabo sus responsabilidades públicas desde incluso antes de que ellos nacieron. Ninguno de ellos desearía colocar a un monarca constitucional ampliamente respetado en una posición difícil, subraya Witchell.

La Reina se sentará a ver cómo se desarrollan las cosas. Sus principales asesores estarán en estrecho contacto con el secretario del gabinete que, bajo los protocolos de la Administración Pública, podrá ayudar a los partidos políticos a llegar a una decisión sobre cómo proceder. Una vez hecho esto, la "caravana" hará su camino hacia el Palacio y Isabel II invitará al elegido a formar gobierno.