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Un detenido de Segi admite que se financiaban apostando en fútbol y en pelota vasca

  • Así lo ha admitido Haritz Petralanda, en prisión desde 2007
  • Es el hermano del dirigente de Batasuna Ander Petralanda

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Las apuestas deportivas de modalidades tan populares en el País Vasco y Navarra como el fútbol o la pelota vasca fue uno de los últimos resquicios a los que recurrió la cantera de ETA, acostumbrada en los últimos tiempos a agudizar el ingenio a la hora de invertir su  dinero para financiar sus actividades burlando la acción de la  Justicia.

Así lo admitió uno de los detenidos en la macroperación  desplegada contra Segi, Haritz Petralanda Mugarra --hermano del  dirigente de Batasuna Ander Petralanda.

Según sus declaraciones policiales, Petralanda explicó que, una vez se recaudaban las cuotas de  los integrantes de la organización juvenil ilegalizada "cinco euros  mensuales", "lo que se hace es invertirlo en el propio grupo para  llegar a la autogestión y también se consigue sacar dinero  organizando apuestas en campeonatos de fútbol o de pelota vasca".

La operación en la que fueron detenidos más de 30 miembros de Segi  ha permitido conocer las numerosas formas de financiación a las que  recurría la cantera de la banda. Algunas tan inverosímiles como la  que admitió otro de los arrestados, miembro de un sindicato  estudiantil abertzale, que confesó que recibían dinero por acudir  como público a programas de televisión.

Además, de la extensa documentación incautada a varios detenidos,  las fuerzas de seguridad comprobaron que Segi recurrió también a  novedosos métodos de autofinanciación como la venta de sobres de  azúcar junto a otros más habituales como la distribución de mecheros,  camisetas o bonos con los que además se sufragaba al resto de  organizaciones de la izquierda abertzale. 

Dos hermanos en prisión

En concreto, Haritz Petralanda, actualmente en la prisión  madrileña de Aranjuez, es un ejemplo del corto recorrido en los últimos años separa a quienes se integran en la órbita de la banda  terrorista y la cárcel.

Comenzó su trayectoria en el año 2006, cuando  fue captado, según reconoció, "por ser hermano" de Aner Petralanda.  Este dirigente abertzale se halla en prisión desde su arresto el 4 de  octubre de 2007 en una operación desplegada en Segura (Guipúzcoa)  cuando se celebraba una reunión para crear la nueva dirección de  Batasuna.

El proceso de formación al que fue sometido el pequeño de los  hermanos Petralanda antes de integrarse en Segi "consistió en  analizar la evolución del movimiento juvenil desde la  desmilitarización e insumisión de los años 80, hasta la formación de  Jarrai, su historia, la creación de Haika y después el nacimiento de  Segi".

A partir de ahí, explicó que "las actividades se basaban en  diversas campañas como la de AHT FRIK EZ (en contra del TAV), el  acceso a la vivienda y la problemática del consumo de drogas en la  juventud". 

La incoherencia ante las drogas

Esta insistencia de ETA y su entorno de alertar sobre lo dañino de  las drogas, especialmente entre la juventud --la banda llegó a  atentar contra narcotraficantes o locales en los que sospechaba que  se negociaba con drogas-- choca con acontecimientos recientes en los  que militantes etarras han sido descubiertos en posesión de  sustancias estupefacientes, incluido el último gran jefe de ETA,  Garikoitz Azpiazu Rubina, alias 'Txeroki'.

Superada su etapa de iniciación, Haritz Petralanda llegó a formar  parte de Segi. Durante el año 2008 figuró en la plataforma Gazte  Asamblada, integrada en la órbita de la cantera etarra y en el  momento de su detención, en noviembre de 2009, ya lideraba del  eskualde de Segi en Txori Herri.  "NI MOVIL, NI MAIL". 

Entre los documentos intervenidos en la última operación contra Segi hay un manual de 22 páginas en el que la organización juvenil orienta cómo actuar en la violencia callejera y qué tipos de actos terroristas deben desarrollar en cada momento.

Según explicó, los miembros de Segi extremaban al máximo las  medidas de seguridad para pasar desapercibidos. "Entre las  directrices estaban no hablar de asuntos de Segi delante de personas  que no están vinculadas al grupo, prohibir el acudir a las reuniones  portando teléfono móvil, no llevar encima y destruir todo aquel  documento que haga alusión a las reuniones de Segi, cuando se fija la  reunión, fijar las fechas de la siguiente reunión con el fin de  evitar el uso del móvil y el mail", explicó Petralanda.