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Análisis

General Motors necesita a Opel

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General Motors siempre ha necesitado a Opel. Hace muchos años que la necesita, aunque siempre le haya sacado poco partido. Las tecnologías más limpias, las más eficientes, las de menor gasto de combustible de todo General Motors siempre han estado en manos de Opel. En Estados Unidos nunca han puesto mucho empeño en reconocerlo, porque preferían vender los coches que fabricaban allí, con motores enormes, de altísimo consumo y poco eficientes.

Con la crisis actual, GM necesita más que nunca las tecnologías de Opel. Sin embargo, ante la suspensión de pagos, no le quedó más remedio que desprenderse de la filial europea, ante el riesgo de que la suspensión de pagos pudiera ponerla en peligro. Su idea de recomprarla estaba presente desde el primer instante en los presupuestos de GM, aunque no todos los compradores accedían a esa condición.

Finalmente, GM ha decidido no venderLas ayudas recibidas le permiten dar marcha atrás, pese al enfado del gobierno alemán. La venta de Opel a Magna conlleva varios riesgos. El principal, para una marca como Opel, que no produce coches de lujo, es su limitado volumen de fabricación. Con poco volumen, no hay forma de generar recursos para invertir y desarrollar nuevos coches. Algunos analistas y ejecutivos del sector cifran ese volumen en el entorno de los cinco millones de unidades vendidas al año y Opel, separada de General Motors, no hubiera llegado ni a una tercera parte de ese volumen.

Si Opel se queda en GM su futuro tampoco es sencillo. Todo el sector del automóvil está pasando por momentos muy difíciles, debido al exceso de capacidad de producción instalada que hay en el mundo. Hay capacidad para producir alrededor de un 50% más de los coches que se venden en la actualidad, por lo que salvo una recuperación milagrosa del mercado, muchos fabricantes de coches tendrán que reducir turnos en sus factorías y cerrar alguna de ellas. Opel no es una excepción.

Mejor con GM que con Magna

Por tanto, el ajuste es imprescindible, pero el largo plazo tiene mejor perspectiva de la mano de GM que de la de Magna para el futuro de la empresa. La posibilidad de generar economías de escala es clave y GM mantiene un volumen de producción muy elevado. Es cierto que con mercados atomizados y con poca interacción entre unas marcas y otras. Su tarea para el futuro es homogeneizar esos productos y mejorar esa gestión.

Todavía es pronto para saber si el retorno a GM le beneficiará o no a la planta de Figueruelas. Hacer previsiones y llegar a acuerdos sobre el empleo en una planta de automóviles es poco relevante. De nada sirve comprometerse a fabricar 3.000 coches al día (por poner una cifra) si luego el mercado no absorbe más de 1.000.

La debilidad de Figueruelas está en que su mejor cliente es Alemania

La factoría de Figueruelas es una de las más eficientes de Opel y no hay motivo para desaprovecharla. Ningún accionista renuncia a esos beneficios sin causa justificada. La debilidad de Figueruelas está en que su mejor cliente es Alemania (en España se exporta alrededor del 80% de los coches que se fabrican).

En este contexto, GM y Opel no pueden enfrentarse a la ciudadanía alemana. Los alemanes no pueden sentirse engañados con Opel, por el bien de la propia Opel. Para que esta marcha atrás resulte beneficiosa, los responsables de Opel deben hacer las paces con el gobierno y los ciudadanos alemanes, su principal cliente. Esta necesidad puede perjudicar las expectativas de futuro de Figueruelas, que vea como futuras inversiones para fabricar nuevos modelos pasen de largo y vayan a factorías de mercados más potentes.

  • Javier Moltó es experto en el sector del automóvil y fundador de la página km77.com