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Ohio aplaza la ejecución de un condenado a muerte tras un intento fallido de aplicar la inyección letal

  • El primer intentó de ejecución de L. Reynolds fracasó tras dos horas buscando la vena
  • Sus abogados han conseguido una prórroga al recordar otros casos de ejecuciones fallidas
  • Estaba previsto que Lawrence Reynolds fuera ejecutado el próximo jueves

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Un tribunal federal de apelación ha concedido este lunes una prórroga a Lawrence Reynolds, que debía ser ejecutado en Ohio (EE.UU.) el próximo jueves, tras el fracaso de la ejecución anterior, en la que el equipo no encontró la vena en la que poner la inyección letal.

"El Estado de Ohio ha tenido graves dificultades para ejecutar al menos a tres hombres, siendo el más reciente Romell Broom", ha estimado el tribunal de apelación en la sentencia. Broom está viviendo de nuevo en su celda después de dos horas de intentos de ejecución el pasado 15 de septiembre.

El texto pone en entredicho la competencia de Ohio para aplicar correctamente el nuevo protocolo de inyecciones letales que se implementó en mayo de 2009, "dada la falta de un plan alternativo si el acceso venoso es imposible" y "los problemas relacionados con la cualificación del equipo de ejecución".

"Teniendo en cuenta las cuestiones humanitarias fundamentales y constitucionales involucradas en casos de pena de muerte, estas cuestiones merecen un examen cuidadoso de protocolo", ha dicho el tribunal acerca de remitir el asunto al juez de instrucción.

Un castigo cruel y anticonstitucional

Lawrence Reynolds fue condenado a muerte en 1994 por haber golpeado a muerte y estrangulado a una mujer de 67 años.

Después de la ejecución fallida de Broom, los abogados de Reynolds presentaron dos denuncias de "una tendencia a graves problemas en la administración de la inyección letal" en Ohio, asegurando que se ejecuta a los condenados en circunstancias que suponen un "castigo cruel e inusual" prohibido por la Constitución de EE.UU.

Además del caso del Broom, los abogados citaron los de Christopher Newton -en mayo de 2007- y Joseph Clark -junio de 2008-. En el primer caso, el equipo tardó más de una hora en encontrar una vena, dejando al condenado ir al baño en mitad del procedimiento. Joseph Clark terminó llorando de dolor en su ejecución, cuando se reventó una vena durante la inyección.

El actual método de inyección letal, utilizado en todos los estados de EE.UU. que contemplan la pena de muerte, fue validado en 2008 por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos.