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"Cosas que nunca he contado de Almodóvar" (Segunda parte)

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Informe Semanal - Rodaje de 'Los abrazos rotos'

Todas sus películas se le parecen y todas son diferentes. La última es Los abrazos rotos.  Hace cuatro años, en enero de 2005 y con motivo de un reportaje sobre los Goya (era el año de Mar Adentro de Alejandro Amenábar) me enseñó una fotografía tomada en Lanzarote, en la Playa del Golfo. Los colores casi irreales del agua, fruto de los minerales depositados en la tierra volcánica le daban a la fotografía un aspecto inquietante. En un extremo, casi desapercibida, se veía la silueta de una pareja fundida en un abrazo. "Aquí hay otra película", me dijo convencido.  Pero se cruzó el guión de Volver y el misterioso secreto de la Playa del Golfo tuvo que esperar. Volver 

fue algo más que un rencuentro con los orígenes: supuso trabajar de nuevo con Carmen Maura, moldear una Raimunda a la medida de Penélope Cruz y descubrir a Lola Dueñas y a Blanca Portillo. Volver le dejó con ganas de más. Sobre todo de más Penélope. Su relación para entonces ya era muy profunda. Decenas de e-mails de cruzando el mar han ido cimentando una amistad que al día de hoy, parece indestructible. 

Mientras el guión de Los abrazos rotos se iba tejiendo, Almodóvar había decidido que el papel de Lena iba a ser para Penélope aunque se tratara de una mujer algo mayor que la actriz y con un bagaje poco coincidente con la trayectoria vital de la madrileña. El mutuo deseo de trabajar juntos fue tal que casi se convierte en un obstáculo. 

El director ha reconocido que sometió a Penélope a unos rigores extremos y que la dúctil actriz trabajó el papel hasta darle el máximo. "Yo creo que es el papel más difícil al que se ha enfrentado y que absolutamente lo ha hecho de un modo brillante e impresionante, guiada por su fe absoluta en mí. Esto ya lo he vivido más veces y es muy emocionante que alguien se ponga por entero en tus manos sin tener ni idea de por donde le vas a llevar. Es como si las hipnotizaras. Y tengo que agradecérselo absolutamente, porque ha sido muy duro. Desde el primer momento le dije: Penélope es un personaje muy doloroso; entonces tendremos que arañar y rebuscar en ti para encontrar lo que el papel necesita. Y ella me dijo: "tienes permiso para hurgar donde tu creas necesario". 

En junio comenzó el rodaje arropado por la lava y el viento africano de Lanzarote. Era el momento de la verdad y Penélope sentía que el personaje no le pertenecía del todo. Sin embargo, el rodaje fue plácido, casi tanto como los días que pasan en la isla Lena y Mateo o lo que es lo mismo,  Penélope Cruz y Lluis Homar. Estamos en 1994 y una pareja de enamorados disfruta, aparentemente, de unos días descanso aunque en realidad, se trate de una huida. 

Catorce años más tarde, Mateo ciego tras un accidente, decide pegar los pedazos de su vida rota. Pero construir el rompecabezas tendrá un precio. 

 Los abrazos rotos es un drama y como tal figurará en las carteleras de todo el mundo. Sin embargo los que sienten permanente nostalgia por el rabioso humor del Pedro Almodóvar de los 80 también quedarán satisfechos: el montaje de Chicas y maletas la comedia inacabada de Mateo Blanco-Lluis Homar (en la película un director de cine), permite a Almodóvar demostrar que su ingenio sigue intacto aunque se haya ido alejando voluntariamente de la comedia.  En Chicas y maletas, una versión muy libre de Mujeres al borde de un ataque de nervios,  Penélope es la amante abandonada encarnada en su día por Carmen Maura; Chus Lampreave, la indiscreta portera; Rossy de Palma la mujer despechada y enloquecida que en Mujeres bordó Julieta Serrano y Carmen Machi, una concejala de asuntos sociales obsesionada por el sexo. La vis cómica de la Machi conquistó hasta tal punto a Almodóvar que escribió para ella el monólogo, La concejala antropófaga.  

Ester García, -toda una vida como productora de Almodóvar-, le dejó un rinconcito del decorado de la cocina y allí en apenas dos jornadas Almodóvar rodó un corto que se ha convertido en la mejor promoción de la película: un mes antes del estreno de Los abrazos rotos,  La concejala antropófaga pasaba de mano en mano y se convertía en el producto de culto que todos querían ver. El director no se suele reír. Y yo me reía mucho durante el rodaje con Carmen Machi; me daba vergüenza a mi mismo, me tronchaba con ella. Hace mucho tiempo que no me acerco a la comedia, a esta comedia inmediata y Carmen me ha devuelto las ganas de  hacerla y de volver a la época de "Mujeres" y todo eso.

¿Cuál será la próxima película de Pedro Almodóvar?,  ¿drama o comedia?. Tendremos que esperar al menos dos años para saberlo. Ahora es el tiempo de Los abrazos rotos. Cuando a primeros de junio el equipo de Informe Semanal estuvo en Lanzarote, Almodóvar me regaló un guión en cada una de cuyas páginas figuraba en diagonal mi nombre. Una manera de personalizarlo y sobre todo,  de controlar un material tan delicado como secreto. Durante casi 8 meses he guardado ese guión,  cuya trama conocían muy pocas personas, bajo siete llaves. Quería evitar cualquier posibilidad, por pequeña que fuera, de que se filtrara su contenido. A veces abría el armario sólo para ver si seguía ahí. Y estaba. Ahora ha dejado de ser un secreto y es el público quien deberá juzgarlo. 

Un momento que para Almodóvar siempre resulta escalofriante. Por eso se protege pensado que Los abrazos ya forman parte del pasado. Mi aventura con la película ha terminado aunque queden muchas cosas por vivir pero las viviré  un poco en tercera persona, como si le estuviera pasando a un hermano gemelo que está aquí, a mis espaldas. Necesito estar en contacto con algo nuevo porque si no, me marchito. Por eso quiero ponerme a escribir: para protegerme del vacío que me acechará en los próximos meses.