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Dos soldados muertos y cuatro heridos en un ataque contra una base militar en Irlanda del Norte

  • Dos de los cuatro heridos graves también son soldados de la base de Massereene
  • Varios desconocidos se aproximaron en coche y tras disparar se dieron a la fuga
  • De momento, se desconoce la identidad de los autores del tiroteo

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Dos muertos y cuatro heridos en un ataque en el Ulster

Dos soldados han muerto en un ataque con armas de fuego perpetrado esta noche contra una base del Ejército británico de Irlanda del Norte, según ha confirmado la Policía de la provincia (PSNI).

   

Otros dos militares y dos civiles resultaron heridos en el atentado, cometido a las 22:40 horas del sábado en la base de Massereene, radicada en el condado de Antrim y a unos 25 kilómetros al norte de Belfast, precisaron las fuerzas del orden.

   

Los cuatro heridos, todos varones y en estado grave, han sido trasladados a un hospital cercano, mientras se ha puesto en marcha una amplia operación de seguridad en la zona que rodea a los barracones, que son sede del 38 Regimiento de Ingenieros.

   

De momento, se desconoce la autoría del ataque y ningún grupo disidente del Ejército Republicano Irlandés (IRA) opuesto al proceso de paz norirlandés se ha atribuido el atentado.

   

Desde el Ministerio de Defensa del Reino Unido, un portavoz ha explicado que el tiroteo fue efectuado por desconocidos que se aproximaron a la base en un automóvil y se dieron a la fuga.

En un primer momento se informó de que los atacantes eran repartidores de pizzas. Sin embargo, horas después la policía ha aclarado que el tiroteo coincidio con la llegada de unos repartidores de pizzas, que no están relacionados con el asalto.

   

Reacciones

El ministro británico para Irlanda del Norte, Shaun Woodward, ha condenado el tiroteo al calificarlo como "acto de barbarie criminal", al tiempo que ha manifestado su apoyo a las familias de "aquellos muertos y heridos en este ataque mortífero".

  

Woodward subraya que "el contraste entre quienes sirven a la comunidad y quienes la destruirían no pueden ser más claro. La gente que hizo esto será perseguida y nunca detendrá el proceso político en Irlanda del Norte".

En un comunicado de Downing Street, la oficina del primer ministro británico, Gordon Brown, ha señalado que se hará todo lo posible para llevar ante la Justicia a los autores del "terrible suceso".

   

Por su parte, el ministro principal de Irlanda del Norte, el unionista Peter Robinson, ha ofrecido su apoyo a los familiares de las víctimas y adelantado que pospondrá un viaje que tenía previsto a Estados Unidos para hacerse cargo de la situación.

   

Para Robinson, líder del Partido Democrático Unionista, el ataque es un "terrible recordatorio de hechos del pasado" y estos asesinatos son "un acto inútil de quienes no tienen ni apoyo de los ciudadanos ni perspectivas de éxito en su campaña".

Facciones disidentes del IRA

El ataque ocurre un día después de que el PSNI informara de que ha solicitado la intervención de los servicios secretos (el MI5) y las Fuerzas Armadas británicas para afrontar la creciente amenaza de facciones disidentes del IRA.

   

El jefe del PSNI, Hugh Orde, advirtió el pasado viernes de que el riesgo de ataques de paramilitares disidentes se sitúa en su nivel más alto desde que accediese a este cargo hace siete años.

De hecho, un coche-bomba con más de 130 kilos de explosivos fue desactivado a finales de enero cerca de una escuela de enseñanza primaria en la localidad de Castlewellan (sureste de Irlanda del Norte).

   

La Policía fue avisada entonces de una llamada hecha a un periódico que alertaba de una bomba y aseguraba que el vehículo iba a ser aparcado en las proximidades de la base del Ejército británico en la vecina localidad de Ballykinler, aunque finalmente abandonaron el coche cerca de la escuela.

   

El Ejército puso fin en agosto de 2007 a sus operaciones en la provincia, donde llegó en 1969 para apoyar a la Policía debido al aumento de la violencia por los enfrentamientos entre católicos y protestantes, una situación que duró más de treinta años y dejó más de 3.000 muertos.