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Gus Van Sant: la Academia reconoce al rey de los independientes

  • Mi Idaho privado (1991) le convirtió en la referencia del cine independiente
  • En los últimos años se ha centrado en títulos de carácter más experimental
  • Uno de ellos, Elephant (2003), le valió la Palma de Oro en Cannes
  • Más información en el Especial Oscar 2009

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Especial Oscar 2009: Gus Van Sant, nominado a Mejor Director

Como sucediera hace más de una década -gracias a El indomable Will Hunting-, Gus Van Sant (Kentucky, 1952) ha vuelto a colarse entre los favoritos al Oscar al mejor director. Y eso que la trayectoria de este realizador ha transcurrido casi siempre al margen de Hollywood, con una larga lista de films que figuran entre lo más granado del cine indie norteamericano.

La carrera de Van Sant en la dirección comenzó en 1985 con Mala noche, una película autoproducida y rodada en 16 mm que ya trataba el tema de las relaciones homosexuales, temática que se repetiría en trabajos posteriores del cineasta.

Su siguiente film, Drugstore Cowboy (1989), le convirtió en un autor respetado y conocido. Matt Dillon y Kelly Lynch protagonizaron este drama que ofrecía un punto de vista novedoso acerca del mundo de las drogas.

Mi Idaho privado, éxito indie

Fue el preludio a su trabajo más conocido hasta la fecha,  Mi Idaho privado (1991), uno de los grandes éxitos independientes de la década de los 90. Keanu Reeves y River Phoenix  interpretan en la cinta a dos chaperos que se ganan la vida vendiendo su cuerpo a hombres en las calles de Portland. Van Sant vuelve a sus temas recurrentes -la homosexualidad, la drogadicción- y con ellos elabora un título que sigue siendo esencial para entender el cine independiente que vendría después.

La muerte de River Phoenix trastocó sus planes de elaborar una biografía de Andy Warhol con el rubio actor como protagonista. Por ello se decidió por Ellas también se deprimen (1993), un proyecto fallido en el que Gus Van Sant adaptó una novela underground sin despertar demasiadas pasiones.

Más atinada fue Todo por un sueño (1995), una dura crítica a los medios de comunicación con un reparto encabezado por Nicole Kidman y Matt Dillon.

El indomable Will Hunting (1997) fue, sin duda, su mayor éxito comercial, gracias a un magnífico guión escrito a cuatro manos por Matt Damon y Ben Affleck -ambos protagonizaron la cinta junto a Robin Williams-. 

La Academia premió el trabajo con nueve nominaciones que se convirtieron en dos Oscar, uno al guión y otro a Williams como Mejor actor de reparto.

Habiendo rozado la gloria con las manos, nadie se explica muy bien por qué Gus Van Sant se embarcó en su siguiente proyecto, un remake de Psicosis que no aportaba absolutamente nada y se limitaba a calcar plano por plano el clásico de Alfred Hitchcock.

Llegaron palos por todos lados para el director, que se sacó la espina con Descubriendo a Forrester (2000), un film en el que volvía a tratar la temática de los chicos superdotados con la ayuda de Sean Connery como protagonista.

Vuelta al cine experimental

Con Gerry (2002) volvió al cine experimental, una senda por la que continuó en Elephant (2003), dura radiografía de la juventud estadounidense que le pemitió ganar la Palma de Oro en el festival de Cannes.

Last days (2005), relato ficticio de los últimos días de Kurt Cobain, líder de Nirvana, y Paranoid Park (2007), nuevo acercamiento de Gus Van Sant al mundo adolescente, han precedido a Mi nombre es Harvey Milk, el biopic del político gay Harvey Milk que ha vuelto a convertirle en un director de moda.

Un premio de la Academia reconocería la labor de este artesano, quizá el más importante del cine independiente de las últimas décadas.

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