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"Caemos al Hudson"... "¿Disculpe, puede repetir?"

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Imágenes del amerizaje en el río Hudson y palabras del piloto momentos antes de la maniobra

Los dos motores no funcionaban y el avión estaba perdiendo altitud, pero el capitán Chesley Sullenberger no perdió la calma y una cierta ironía en su voz. "¿Qué pista le vienen bien en el aeropuerto de Teterboro?", le preguntaron desde la torre de control. "Vamos a acabar en el Hudson", le replicó el piloto, que se acababa de dar cuenta de que no podría llevar la nave de vuelta al aeropuerto.

Así se recoge en las grabaciones hechas públicas por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos, que refleja la tensión inicial entre los controladores aéreos y la cabina de mando del avión y la confusión que se produjo cuando el avión acabó en el río.

"Perdone, puede repetirlo",

le respondió el controlador cuando escuchó las últimas palabras del piloto, pero no recibió respuesta alguna. Poco después el avión aterrizaba con éxito en el río Hudson sin provocar ninguna víctima mortal gracias a la pericia del piloto, convertido en un héroe.

"De acuerdo", se susurró a sí mismo antes de volver a sus tareas habituales para anunciarle a otro avión pendiente de entrar en el aeropuerto que habían perdido contacto con el vuelo que iba en dirección a Carolina del Norte.

Los problemas empezaron poco antes, cuando al despegar el avión 1549 unos pájaros se metieron en los motores del avión, inutilizándolos.  "Hemos chocado con pajaros, perdemos empuje en ambos motores, volvemos a La Guardia", dijeron en un principio en la nave.

Desde ese momento los controladores áereos cancelaron las entradas en el aeropuerto para facilitar el aterrizaje de emergencia del avión. 

"¡Tenemos supervivientes!"

Sin embargo, 20 segundos después el piloto cambió de opinión y le dijo que eran incapaces de llegar a La Guardia. Para evitar caer en una zona urbana, Sullenberger optó por aterrizar en el río de Manhattan.

"El Cactus se ha ido, va en picado hacia el río ahora. Cae hacia el Hudson junto al Intrépido", comentó el controlador  en referencia al avión de la II Guerra Mundial que está amarrado en el río como un museo.

Minutos después, un responsable de la autoridad portuaria de Nueva York y Nueva Jersey traía buenas noticias: "Tenemos supervivientes, tenemos supervivientes".

"Ok, muy bien", le responde el controlador mientras al otro lado le detallan que hay numerosos supervivientes y que el avión se mantiene a flote. Por su parte, el Consejo Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) de EEUU ha confirmado la existencia de restos de aves en los dos motores del avión, en concreto en el motor izquierdo del Airbus 320.

El motor fue sacado del río Hudson el pasado 23 de enero y trasladado a la empresa fabricante en Cincinnati, donde el NTSB lo desmontó.

Un grupo de pájaros, los culpables

Los restos orgánicos hallados en el motor derecho también resultaron ser de aves, según el Consejo de Transportes de Estados Unidos, que envió las pruebas al Instituto Smithsoniano, en Washington, para que identificara la especie.

Como parte de la investigación, el NTSB analizó también un incidente ocurrido dos días antes del accidente en el motor derecho del avión de US Airways, cuando se produjo una sobrecarga en el mismo.

El motor recuperó después su función normal y el vuelo del 13 de enero se desarrolló sin más complicaciones. El Consejo resolvió que este incidente se debió a un fallo en el sensor de temperatura, que fue sustituido por personal de mantenimiento siguiendo procedimientos autorizados.

Después, el motor fue examinado y los expertos consideraron que no resultó dañado y la compañía aérea recibió la autorización necesaria para volver a utilizar el Airbus.

El NTSB afirma, además, en su nota que durante el vuelo 1549 de US Airways no hubo anomalías o fallos en el funcionamiento de los dos motores hasta que el piloto, Chesley Sullenberger, informó de un golpe de aves, como reveló la caja negra del avión.