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La realidad paralela de Leandor Erlich, en Madrid

  • La instalación 'La Torre' se ha instalado en el patio del Museo Reina Sofía
  • El artista "cuestiona la realidad que nos rodea", según el director del museo
  • La obra constituye una torre de once metros con un dispositivo de espejos

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"La Torre" es la nueva creación del argentino Leandro Erlich y se puede ver en el Reina Sofía

Los juegos de espejos, la ingravidez y la arquitectura no "invasiva" se infiltran en el Museo Reina Sofía de la mano del argentino Leandro Erlich. Este artista, que busca establecer en sus instalaciones una realidad paralela, ofrece en 'La Torre', colocada en patio del Reina Sofía, la posibilidad de "flotar" en el espacio bajo la mirada atenta del resto de espectadores.

Para el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, el limite entre "un espectáculo de feria" y el arte, está en la capacidad "que tiene el artista de hacernos cuestionar nuestras propias categorías y la realidad que nos rodea". Contento con la instalación de esta 'Torre', Borja-Villel anunció tras la presentación, que se quedará en el Reina Sofía "más tiempo" del previsto en principio.

El responsable del Museo Reina Sofía describió a Leandro Erlich, como uno de los artistas "más importantes de su generación" y subrayó que sus instalaciones se han podido ver en diferentes Bienales y en importantes museos de todo el mundo, como Londres, Paris, Japón o Roma. Asimismo, explicó que su obra incluye "ironía, burla y creatividad" y ofrece al espectador la posibilidad de "jugar" con el arte.

Involucrar al espectador

Por su parte, Erlich señaló que 'La Torre' tiene una gran capacidad de "seducir" e "involucrar" al visitante y es una forma "optimista de reconocer que la realidad en sí misma está camuflada", señaló este artista, cuya torre es uno de los "ejemplos más ambiciosos" entre las instalaciones que ha realizado Erlich desde hace 15 años.

Esta argentino ha construido una torre de once metros cuyo exterior simula un bloque de pisos y su interior está decorado como el pasillo de un edificio de apartamentos- que funciona como un enorme periscopio.

Un dispositivo de espejos invita al espectador, situado en la parte baja, a ver lo que está sucediendo en la parte superior y viceversa. Las personas situadas en el interior de la instalación generan la ilusión de estar suspendidos en el aire y parecen flotar en este espacio a los ojos de los espectadores que miren desde fuera por las ventanas.