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El Gobierno de Mugabe impide la visita de Annan, Carter y Machel a Zimbabue

  • El Gobierno de Mugabe considera que son "partidistas"
  • El 'Grupo de los Ancianos' lamenta la prohibición de acceso
  • Zimbabue está sumido en un caos humanitario, político y social

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El Gobierno de Zimbabue, encabezado por Robert Mugabe, ha impidido hoy la visita al país del ex secretario general de la ONU Kofi Annan, el ex presidente de EEUU Jimmy Carter y la activista de derechos humanos Graca Machel, que lleganba al Zimbabue para buscar soluciones a los problemas humanitarios del país.

"No necesitamos otro permiso que el permiso de ayudar a la gente pobre y desesperada, pero el rechazo del Gobierno de Zimbabue de facilitar nuestra visita en modo alguno la ha hecho imposible por esta vez", ha explicado Annan a la agencia local sudafricana SAPA.

El ex responsable de la ONU, que como los otros dos pertenece al llamado 'Grupo de los Ancianos', con experiencia en la resolución de conflictos, ha añadido que "queremos usar nuestra influencia para aumentar el flujo de ayuda inmediata y a largo plazo, para parar el terrible sufrimiento de la gente de Zimbabue".

Por su parte, Carter, que apoyó la independencia de Zimbabue durante su mandato como presidente de EEUU (1977-1981), lo que llevó a Mugabe al poder en 1980, ha dicho que "respaldé la lucha por la liberación de Zimbabue y me opuse al sufrimiento y la miseria, por lo que siento mucho que no hayamos podido hacer este viaje".

Carter ha añadido que seguirían con su labor respecto a la ayuda a los zimbabuenses, que "dentro y fuera de su país se enfrentan a una lucha diaria por la supervivencia".

Por su parte, Machel, esposa del ex presidente y Premio Nobel de la Paz sudafricano Nelson Mandela, ha apuntado que "la gente se muere de hambre todos los días en Zimbabue y los hospitales no pueden tratar las enfermedades", por lo que ha criticado la actitud del Gobierno de Harare de impedirles la visita.

Hace dos días, el Gobierno de Zimbabue anunció su rechazó a la visita anunciada por Annan, Carter y Machel, al considerarlos "hostiles", según señaló el diario oficial "The Herald". Para el Gobierno de Mugabe, y su partido, la Unión Nacional Africana de Zimbabue-Frente Patriótico (ZANU-PF), forman "una misión partidista de gente con intereses partidistas", en un momento en que está sobre la mesa la formación de un Ejecutivo de unidad nacional.

El 'Grupo de los Ancianos', compuesto por una docena de personalidades internacionales, fue creado en 2007 por Machel y Mandela, e incluye al obispo sudafricano Desmond Tutu, conocido crítico del Gobierno de Mugabe.

Caos en Zimbabue

La economía de Zimbabue está en un absoluto caos, sin suministro de alimentos y otras mercancías esenciales, más de un 80 por ciento de desempleo y una inflación astronómica, que oficialmente alcanza los 231 millones por ciento, por lo que la moneda local ha perdido totalmente su valor y la población su poder adquisitivo.

Naciones Unidas considera que más de cinco millones de personas, casi la mitad de la población, necesitará ayuda alimentaria para sobrevivir a partir de enero próximo, mientras el actual Gobierno del presidente Mugabe pone trabas para la actuación de las agencias y organizaciones internacionales en este campo.

Además, una epidemia de cólera que ya ha matado a más de 200 personas, afecta al país, donde no funcionan los servicios sanitarios, por lo que se teme que la enfermedad se extienda aún más.

Aunque Annan afirmó que su misión sería "estrictamente humanitaria", reclamó a los líderes zimbabuenses, tanto a Mugabe como a Morgan Tsvagirai, líder del opositor Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), que apliquen el acuerdo que firmaron el pasado 15 de septiembre para formar un Gobierno de unidad nacional.

Mugabe, cuyo Gobierno está sometido a sanciones internacionales de EEUU y la Unión Europea, aceptó en septiembre compartir el poder con la oposición, tras gobernar en solitario desde hace 28 años, pero posteriormente su partido ha intentado dejar al MDC responsabilidades subsidiarias en el Ejecutivo. Las largas negociaciones para que ambos partidos se pongan de acuerdo amenzan con paralizar la frágil maquinaria social y política del país.