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Un Burman 'woodialleniano' y Kim Ki-duk cierran la Sección Oficial a concurso en San Sebastián

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Termina la Sección Oficial a concurso de San Sebastián

El argentino Daniel Burman da un salto generacional en El nido vacíoun retrato de la crisis de mediana edad de un literato de éxito, y el coreano Kim Ki-duk se sumerge en un personal relato ambientado en el mundo de los sueños en la jornada final de la Sección Oficial del Festival de San Sebastián.

 El nido vacío, en la que participa Televisión Española, hace referencia al conocido síndrome que sufren los padres cuando sus hijos abandonan el hogar en esta cinta que sirve a Daniel Burman para trasladar la crisis de los 30, hilo conductor de casi todas sus películas, a la de los 50.

Esta coproducción hispano-argentina, "una muestra de la extraña y compleja relación de inversión de amor entre padres e hijos", ha apuntado su director, está protagonizada por Oscar Martínez y Cecilia Roth y ha abierto la jornada final de esta 56ª edición con un claro deje al cine de Woody Allen.

De la crisis de los treinta a la de los cincuenta

Burman, consagrado gracias a El abrazo partido, entiende que este cambio generacional que ha abordado en su nueva película "simplemente ayuda a contextualizar la historia, como lo puede hacer el emplazamiento geográfico. Los conflictos y miedos que nos asaltan suelen ser los mismos a cualquier edad", ha asegurado.

En el proceso de adaptación que vive este literato en El nido vacío surgen destellos de fantasía en forma de escenas musicales "que sólo representan un leve corrimiento de la realidad, el que aplicamos todas las personas cada día para aliviar el aburrimiento".

"Escapar a lugares cercanos nos ayuda a tomar una perspectiva diferente de las cosas", defiende Burman, y es precisamente lo que hace este padre hastiado y algo perdido en la cinta.

Kim Ki-duk retrata el ying y el yang del desamor

Siempre inéditas son las conexiones con las que el coreano Kim Ki-duk ata a sus personajes. En su nueva película, Bi Mong/Dream, impide a sus dos protagonistas escapar de un destino inexorable.

Dos desconocidos descubren estar relacionados entre sí. Cada vez que él duerme, ella ejecuta inconscientemente sus sueños, que además están relacionados con el pasado sentimental de ambos.

La poética de Kim Ki-duk vista en La islaPrimavera, verano, otoño, invierno... primavera -Premio del Público en San Sebastián en el año 2003- o la reciente Aliento surge en este nuevo trabajo como un juego de contrastes en el que sus dos personajes principales encarnan el ying y el yang del desamor.

Él convive en sus sueños con la mujer que dice amar, mientras que ella persigue sonámbula al hombre que dice odiar.

El coreano, que no ha podido acudir al festival ya que se está recuperando de un reciente accidente de coche, ha hablado este viernes con los medios informativos a través de videoconferencia y ha explicado que en Bi Mong ha desarrollado "una historia de amor, el tema universal del hombre, incidiendo en el pasado de sus dos protagonistas, que está representado por el mundo de los sueños y que condiciona el presente y futuro de ambos".

"El amor es un círculo de celos, ira y felicidad y cuando termina se mantiene vivo gracias a los recuerdos, que son finalmente los que nos gobiernan", explica el director acerca de este complejo relato que no encuentra un desarrollo a la altura de su estimulante planteamiento.

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