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El 'carcelero' sólo puede ser condenado a 15 años por violar y secuestrar a su hija durante 24

  • La violación y el secuestro de su hija sólo acarrearía una condena de 15 años
  • Tras la salida de la cárcel podría ser recluído en un centro de internamiento psiquiátrico
  • No hay indicios que impliquen a su mujer, según la Policía
  • Los análisis de ADN demuestran que Josef Frizl es el padre de los seis hijos de su hija
  • Una carta escrita por el acusado en nombre de la víctima, prueba clave de su implicación

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El 'carcelero' de Austria conmociona al país

Aunque haya violado y tenido secuestrada durante 24 años a su hija, el único delito por el que Josef Fritzl, el carcelero de Amstetten, puede ser condenado a cadena perpetua según el código penal austríaco es por la muerte de uno de los bebés nacidos en cautiverio como fruto del incesto con su hija Elisabeth.

Así lo ha anunciado el portavoz de la fiscalía del estado federado de Baja Austria, Gerhard Sedlacek, que ha explicado que sólo en caso de ser declarado culpable del delito de homicidio por omisión de auxilio, el técnico electricista jubilado de 73 años puede ser condenado a pasar el resto de su vida en la cárcel.

En 1997, Elisabeth Fritzl, de hoy 42 años, dio a luz a mellizos, de los cuales uno murió tres días después de nacer, y el cadáver del bebé fue incinerado por el violador en la caldera de calefacción de su casa.

Sin embargo, por las repetidas violaciones de la hija, la ley austríaca prevé una pena máxima de 15 años de cárcel para Fritzl, que violó a su hija durante 24 años en un calabozo debajo del jardín de su casa en la localidad austríaca de Amstetten, al oeste de Viena.

Tras cumplir la pena de cárcel, las autoridades tienen la posibilidad de declarar a Fritzl "insano, anormal y peligroso" con lo que sería internado en un centro psiquiátrico de por vida, ha agregado Sedlacek.

La mujer de Fritzl, libre de sospechas

Por su parte,  la Oficina Regional contra el Delito de Baja Austria ha subrayado que no tiene "ningún indicio" de la complicidad de la madre de la víctima en el caso.

De hecho, el jefe de esta oficina, Franz Polzer, ha destacado el "buen trato" y la "buena educación" que la mujer dispensaba a los tres nietos que vivían con ella y su marido en la casa familiar.

Una carta, prueba clave

Polzer ha desvelado también que una carta atribuida a Elizabeth Fritzl anunciando su vuelta a casa junto a dos de sus hijos es la principal prueba de cargo contra Joseph Fritzl, el 'carcelero de Amstetten, ya que los análisis de ADN acaban de demostrar que fue el propio Frizl el que la escribió.

"De esta forma se dispone de la prueba física" de los delitos cometidos por Fritzl en los últimos 24 años, ha asegurado en rueda de prensa.

Las autoridades pueden suponer que todas las cartas enviadas en el pasado, cuando se depositaron bebés de Elisabeth ante la puerta de su casa, también fueron dictadas por Fritzl, ha agregado el funcionario.

Las pruebas de ADN confirman su paternidad

Estos análisis han confirmado también que Josef Fritzl es el padre de los seis hijos de su propia hija, Elisabeth, que los concibió por los constantes abusos sexuales que sufrió por su parte durante sus 24 años de cautiverio

 "Los seis hijos de Elisabteh Fritzl, nacidos en cautiverio (un séptimo murió nada más nacer) tienen como padre a su propio padre, Josef Fritzl", ha subrayado Polzer, que ha confirmado que no existe ningún dato que apunte que la mujer de Frizl estuviese al tanto de los hechos.  

El responsable de la Oficina Regional contra el Delito de Baja Austria ha descartado que Frizl tenga otros sótanos parecidos en cualquier otro lugar de la ciudad.

También ha precisado que no existe ninguna información de que haya sido condenado previamente por un delito similar, tal y como publica la prensa del país austríaco.

Defensa de la Administración austríaca

Polzer ha querido defender la gestión realizada por la administración austríaca en todo este caso, subrayando que era "imposible sospechar" lo que estaba sucediendo, por lo que se ha declarado de que no es responsable.

"Los niños estaban integrados en la vida del barrio y nadie sospechaba que pudiera haber alguien encerrado en el sótano", ha recalcado el funcionario austríaco.

Según Polzer, era imposible hacerles las pruebas de ADN pertinentes que podían demostrar que eran los hijos de su abuelo, ya que no existían muestras de la madre.