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30 mujeres que están cambiando el mundo

Sarah Gilbert, un referente para las niñas que quieren ser científicas

  • Solo uno de cada cuatro empleos en ciencia y tecnología está ocupado por una mujer en el Reino Unido
  • Gilbert ha roto moldes en el entorno laboral y también en el entorno doméstico

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Sarah Gilbert
Sarah Gilbert

Los instrumentos de una orquesta, antes de comenzar a tocar, se afinan orientados por el oboe, que quizá no es el más conocido de todos los que conforman el grupo, pero es el que siempre 'da la nota'.

Sarah Gilbert, oboísta en su juventud, es ahora quien lleva la batuta de un equipo de 300 personas que, en tiempo récord, ha diseñado una vacuna contra el coronavirus, la de Oxford, que ya se ha administrado a millones de personas. Música para nuestros oídos.

Esta mujer de 58 años ha dormido poco y trabajado mucho en el último año. Su despertador suena a las cuatro de la madrugada. Comienza su jornada en casa para un rato más tarde, en su moto, desplazarse hasta el laboratorio en el que ha logrado no solo este, sino otros hitos para la medicina y la humanidad.

Comenzó su andadura investigadora, tras abandonar su trabajo en una farmacéutica, desarrollando una vacuna contra la malaria. Siguieron la vacuna universal de la gripe, la del ébola, la de la hepatitis B o el MERS (Síndrome respiratorio del Medio Oriente).

Un currículum que rompe moldes en una profesión tradicionalmente masculinizada gracias a que en su casa también se han roto los estereotipos de género. Con 36 años, Sarah Gilbert, fue madre de trillizos. Su carrera -entonces prometedora, hoy consagrada- estaba empezando y su sueldo de investigadora postdoctoral era inferior al coste de la guardería para los tres retoños.

Fue su pareja la que dio un paso a un lado en su desempeño profesional para hacerse cargo de su cuidado. Esos chicos, hoy veinteañeros, han seguido la estela de su madre. Todos son estudiantes de bioquímica y todos han participado como voluntarios en los ensayos que desembocaron en la aprobación de la vacuna.

La brecha de género en la ciencia

Según WISE (Mujeres en ciencia e ingeniería) en estos momentos en el mercado científico-tecnológico británico trabajan un millón de mujeres (el 24%). El objetivo es llegar al millón y medio (30%) en la próxima década.

Otro gran objetivo es reducir la brecha salarial que sigue existiendo en el sector. Según una encuesta de New Scientist en 2019 en este país, un investigador cobraba de media 53.000 euros anuales frente a los 41.000 que cobraban de media las investigadoras.

Sarah Gilbert es una mujer discreta que ha cambiado la vida de millones de personas. No le gusta definirse como mujer científica. Prefiere ser científica "a secas" aunque sabe de la necesidad de que las voces femeninas se hagan visibles en el debate.

No se prodiga mucho en los medios, pero cuando lo hace habla de forma clara, lo que resulta inspirador para muchas niñas que la ven como un referente. Hacen falta en este ámbito mujeres que, como el oboe, den el tono para afinar la orquesta.

La igualdad sigue siendo una asignatura pendiente en la ciencia