Chus Alegre y sus compañeras recuerdan 50 años después un Mundial que cambió la gimnasia rítmica en España
- España cosechó seis medallas en una cita que se aplazó tres días por la muerte de Francisco Franco el 20N
- Alegre logro tres preseas y es la única medallista española en un concurso general individual de un Mundial
María Jesús Alegre y parte del equipo español de gimnasia rítmica que lograron una histórica actuación en el Mundial de 1975 disputado en el Palacio de los Deportes de Madrid, y que se aplazó tres días por la muerte de Francisco Franco el 20 de noviembre, se reúnen en el barrio de Barajas de la capital de España para charlar con RTVE de su histórica hazaña, y para ponerse al día de sus cosas, como buenas amigas que son después de 50 años.
Extacto del cartel anunciador del Mundial de gimnasia rítmica de 1975 Chus Alegre
Con alguna ausencia como la de Begoña Blasco -bronce en cinta e imagen del cartel del Mundial- Herminia Mata, Chus Alegre, Marilín Such, María José Rodríguez, África Blesa y Leticia Herrería repasan aquel Mundial donde España se colgó seis medallas -cinco bronces y una plata- con la destacada actuación de la propia Chus, con tres preseas, quien es hasta la fecha la única medallista española en un concurso individual general.
Al otro lado del telón de acero
Pero más allá de los resultados deportivos que sirvieron para "impulsar a la gimnasia rítmica en España", estas pioneras, cuya amistad se forjó "en las buenas y en las malas" después de un sinfín de avatares de una época que ya se fue, siguen manteniendo el cariño, el respeto y la conexión que les lleva a juntarse, al menos una vez al año, para hablar de todo.
"En aquella época no había mamá, ni papá, y la entrenadora -Ivanka Tchakarova- estaba en su papel de preparadora, así que tuvimos que juntarnos para sobrellevar aquella experiencia", relata África Blesa, quien recuerda lo difícil que fue entrenar al otro lado del telón de acero con "métodos soviéticos, pero de hace 50 años".
Un mes en una escuela para deportistas de élite de los países del Este en la ciudad búlgara de Varna curtió con métodos espartanos a unas gimnastas que acabaron brillando en Madrid, en parte, por el boicot de los países del bloque comunista por los últimos fusilamientos del régimen de Franco en 1975.
Sin la URSS, Bulgaria, Polonia o la Alemania Oriental, España cumplió los objetivos deportivos y organizativos en un Mundial que iba a comenzar el 20 de noviembre de 1975, pero que se tuvo que celebrar en una versión comprimida, aunque con el programa completo, después de cumplir los tres días de luto obligatorios por la muerte de Franco.
Equipo español de gimnasia rítmica en los Mundial de 1975 RTVE.es
Las pioneras
El día programado para el arranque de la competición era jueves, y como cada jueves durante los meses previos al Mundial, "hacíamos un simulacro de la competición, con el maillot del día de la prueba, el calentamiento previsto y todo tipo de detalles, pero se murió un jueves y las finales se programaron para un lunes, justo el día que solíamos descansar", relata Marilín Such.
Como se pudo comprobar, el cambio de fechas no afectó a unas gimnastas que no tenían las herramientas de las que disponen hoy en día los deportistas de élite: "No teníamos ni preparador físico, ni nutricionista, ni nada, todo lo hacíamos con nuestra entrenadora", explica María José Rodríguez.
Cartel anunciador de una exhibición de gimnasia rítmica en Frontones de Mendizorroza en los años 70 María Jesús Alegre
Finalmente, la cosecha de medallas del madrileño Palacio de los Deportes fue el impulso necesario que necesitaba la gimnasia rítmica para despegar en España, lo que hizo que las pioneras de aquella cita histórica se convirtieran en "feriantes" protagonizando exhibiciones por toda España a las que acudían en autobús llevando consigo el propio tapiz y la inspiración para que muchas niñas se animaran a practicar la disciplina,
Tras medio siglo, queda un regusto amargo por el escaso reconocimiento que han tenido estas gimnastas, las pioneras de otras muchas que han seguido sumando éxitos internacionales para la gimnasia rítmica española, con capítulos "impensables" como el de la triste retirada de Leticia Herrería, quien dijo adiós a la élite "sin una llamada ni un mensaje de nadie" tras verse obligada a abandonar su deporte al no haber dado el peso antes de una competición posterior al Mundial de 1975.
Sea como fuere, la gimnasia les premió a una edad muy temprana, pero su mayor regalo, como todas ellas recalcan, es la amistada que todavía les une.