Tadej Pogacar, perder un poco la esencia para seguir ganando
- El esloveno ha dejado su estilo ofensivo en la segunda parte del Tour de Francia pero le ha sido efectivo
Mucha de la grandeza de Tadej Pogacar, más allá del palmarés, va en la forma de sus victorias. Ataques de cien kilómetros como en su primer Mundial, victorias en solitario y luchas encarnizadas con Van der Poel o Vingegaard. Lejos quedaban las palabras frío o calculador para referirse al esloveno, pero en este Tour de Francia ha sido la primera vez que se le ha podido catalogar de ello, al menos durante la mitad de él.
Tan solo la excepción de París, donde intentó ganar de amarillo como Hinault hace casi 40 años, fue el único momento donde se vio sonreír al esloveno. Pero fue por poco tiempo, ya que Van Aert volvió a recuperar sus piernas de antaño para dejar al esloveno en Montmartre.
“⚡️¡De Suiza a Francia porque ataca Wout van Aert!
— Teledeporte (@teledeporte) July 27, 2025
🇧🇪El belga deja atrás a Pogacar en la última ascensión al Montmartre.
📺Sigue el final de etapa en directo en La2 y https://t.co/Q3BNAXnnon pic.twitter.com/zgrh6ghaSh“
Quizá no hay mejor resumen que ese para la última semana de Pogacar, donde claramente ha estado por debajo de su nivel, ya que en un terreno similar al que ha soltado a Van der Poel en un Tour de Flandes hace pocos meses se ha visto vencido por un ciclista cuyos mejores años ya han pasado.
Para poner en contexto, en las primeras 13 etapas de este Tour, con cuatro victorias y 4:10 de diferencia con Vingegaard, parecía que en los Alpes Pogacar iba a dominar como en Pirineos y mejorar aún más su registro de seis victorias en el Tour pasado. Pero algo pasó desde Peyragudes, última victoria este año de Pogi en el Tour, cuando pasó a un ciclismo de más vigilancia y menos ataque, su especialidad.
Pogacar hastiado, la posibilidad de la Vuelta complicada
Quizá ese Pogacar más reflexivo y frío es parte de su evolución, que podía haber quedado más cerca de Vingegaard en los Tours de 2022 y 2023. Pero más allá del dominio mostrado en Pirineos, ha sido más significativo aún su cansancio, tanto encima de la bici como en sus declaraciones. Frases como ''solo quiero que acabe este Tour'' dejan claro que Pogacar, acostumbrado a ser el mejor durante siete meses al año, igual ha sufrido de más en estos 21 días y necesita un parón en su temporada, pese a existir la posibilidad de ir a la Vuelta a España 2025.
Porque si algo ha caracterizado a Pogacar desde su explosión es la pasión y diversión que transmite encima de la bicicleta, afrontando retos como Paris-Roubaix o Milán-San Remo en abril y tratando de romper estereotipos de que no son territorios para los escaladores, como intentó en esa 'miniclásica' de París que ha roto todos los esquemas y que ojalá se mantenga en el tiempo. Incluso en los Tours en los que perdió, reponiéndose de su mayor pájara en el Col de la Loze con la victoria en Le Markstein en 2023.
Pogacar consigue su cuarto Tour de Francia, a uno de la mágica cifra a la que solo han llegado Induráin, Merckx e Hinault, pero es la primera vez que hace pensar hasta cuándo puede aguantar este ritmo de competición y motivación para seguir acercándose a los hasta hace poco 'impensables' récord del Caníbal Merckx.
Su nivel solo sigue subiendo, pero la exigencia de su calendario y de su 'obligación' para ganar cada carrera a la que presenta pueden suponer un peso muy grande de cara a tener una carrera longeva que le lleve a batir todos los récords.