El Barça añade otra noche a su lista negra en la Champions pero con motivos para la esperanza
- La eliminatoria contra el Inter recuerda más a tiempos de Guardiola que a los últimos años en Champions
- El conjunto azulgrana, como en 2010, miró al árbitro después del partido en el Giuseppe Meazza
Tormenta de nuevo en Barcelona, pero las nubes ya dejan ver el sol. Es cierto que la eliminación del equipo de Flick frente al Inter en Milán vuelve a dejar un sentimiento desagradable en la afición culé, sin embargo no es el mismo que el de estos años atrás. Más bien se parece al de una época en la que los títulos llegaban, en el que las eliminaciones se peleaban hasta el final y en el que las Champions se ganaban, o se perdían, pero siempre se luchaban, como hizo el equipo en una eliminatoria para la historia.
Quizás es difícil ver los rayos de luz después de caer en la prórroga, nunca es fácil hacerlo en una situación así, incluso es posible que Acerbi, Frattesi, Sommer o Dumfries encarnen la esencia de lo que un día fueron Manolas, Origi o Müller, pero lo que es cierto es que el Barça fue eliminado de esta edición de la Champions dando la cara hasta el final. Las dos ocasiones en los minutos finales de Lamine, primero, y Lewandowski, después, así lo certifican.
Años de penas europeas
Si echamos la vista atrás, algo cambió en el último año de Luis Enrique. El Barça, ganador de Champions en 2015 con el técnico asturiano, caía en cuartos de final por segundo año consecutivo, pero esta vez algo había cambiado. La Juve, su verdugo en esa edición (2017), apenas dio opción a un equipo que perdió la ida por tres goles a cero en Turín. Una derrota que, viniendo de remontar contra el PSG, supo mal, pero nadie intuyó que sería el comienzo de varios años que añadir a una lista negra en la historia del club catalán.
En 2018, Manolas les remonta en cuartos en el Olímpico de Roma, en 2019, cuando parecían haberse recuperado llegando a semis, Origi anotó el cero a cuatro en la vuelta para hacer volver aparecer los fantasmas y en 2020 estos se quedaron de forma permanente en el cuerpo de cualquier aficionado culé: el Bayern le metió ocho en los cuartos de final de esa edición. A partir de ese año, el Barça no volvió a pisar unos cuartos de final de la máxima competición europea hasta 2024, cayendo dos años, incluso, a la Europa League.
En la edición pasada esos fantasmas parecían empezar a desaparecer, ganando por dos goles a tres al PSG en París, pero en la vuelta el equipo, entonces dirigido por Xavi, volvió a mirar cara a cara a todos los años anteriores y el conjunto francés remontó en el Camp Nou, anotando cuatro goles. Todas estas memorias dolorosas para cualquier aficionado culé, sin embargo, no recuerdan a la de este año.
Recuerdos de tiempos gloriosos
Por el contrario, recuerdan a tiempos en los que una derrota así era motivo de orgullo, a decir verdad, incluso parecía presagiar algo grande en los años siguientes. El Barça ganó su segundo título, en 2005, peleando contra el Chelsea en octavos el año anterior. Más se parece a la situación actual lo ocurrido en 2008, en el que la historia se repite. El conjunto, que cogió entonces un joven Pep Guardiola, cayó por la mínima ante el Manchester United en el partido de vuelta, para, en 2009, vengarse del conjunto inglés para ganar su tercera copa de Europa, sextete incluido.
Las coincidencias no acaban ahí, de hecho, esta suena más aún. En 2010, el Barça cae en semifinales ante el Inter con un 2-3 en el global, diferente resultado, pero mismo devenir que esta edición. Al año siguiente, quién sabe si pueda ser un augurio o, al menos un motivo para ilusionarse, el Barça se hace con su cuarta orejona ante el Manchester United ganando por tres goles a uno en la final.
Porque la derrota en Milan se puede añadir a la lista negra, una que la afición espera dejar atrás, quemar incluso, pero no se asemeja al resto de partidos escritos en ella. No, recuerda más bien a aquellas que presagiaban tiempos gloriosos; Lamine Yamal jugando como en el patio de un colegio, jugadores jóvenes muy involucrados en el proyecto, como Gerard Martín o Eric García, y un entrenador que parece haber trasmitido una idea de juego y un sentimiento, antaño muy presente, a una plantilla con hambre de ganar. Una eliminatoria histórica, con 13 goles, que deja un sentimiento de esperanza. Este no ha sido el año del Barça, pero la tormenta parece haber amainado.