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Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022

Juanito Muehlegg: 20 años del borrón más oscuro en la historia del deporte español

  • Se cumplen dos décadas del triunfo del esquiador, tres oros olímpicos en 2002, y su posterior retirada por dopaje
  • Ramón Pizarro y Paco Grande rememoran aquellas horas críticas en Salt Lake City y la intrahistoria de lo vivido

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Johann Muehlegg, la intrahistoria de lo sucedido en Salt Lake City 20 años después

El 26 de febrero de 2002 se vivió en Salt Lake City (EE.UU.) una de las jornadas más importantes en la historia del deporte español, para lo mejor y para lo peor al mismo tiempo.

[Sigue los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022 en RTVE.es]

En ese mismo día un deportista español sumaba su tercera medalla de oro en unos mismos Juegos Olímpicos, ganadas además en especialidades de esquí nórdico, tal vez la modalidad más dura y exigente del esquí. Si había alguien en España que hasta ese momento no sabía qué deporte era ese, se le señalaba con el dedo inmediatamente y se se le reprendía por no conocer al gran Juanito.

Juanito era el nombre con el que la sociedad española había bautizado desde la primera medalla de oro a ese deportista alemán llamado Johann Muehlegg. Se trataba de un esquiador de fondo que se había nacionalizado español años antes y estaba asombrando al mundo en los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City 2002 por su superioridad.

Antes de que le convalidaran el pasaporte español a Muehlegg, el único nombre español que se podía relacionar con el esquí nórdico era el del cántabro Juan Jesús Gutiérrez, aún hoy desconocido para la inmensa mayoría del país.

De no clasificar esquiadores en las grandes citas se pasó a someter a potencias como Rusia, Noruega y Alemania en tres semanas. De la nada al todo al colgarse hasta tres oros.

Del cielo de Juanito al infierno de Johan

No había concluido esa jornada del 26 de febrero en estado de Utah cuando el COE (Comité Olímpico Español) se veía obligado a abortar la cena de celebración por la tercera medalla que se había organizado. El COI (Comité Olímpico Internacional) les había comunicado que se había detectado Darbepoetin en un test de orina realizado a Johann Muehlegg el 21 de febrero, la retirada de los tres oros y su anuncio público sería inminente.

En ese momento, el operativo de TVE desplazado a la cita olímpica acudía a la cena con sus maletas ya hechas porque a la mañana siguiente se regresaba a Madrid con el aplauso general ante el trabajo llevado a cabo con los tres oros olímpicos. Nadie imaginaba que esa noche ya no se iba a dormir y que algunos no tomarían ese avión de vuelta a casa.

La noticia del positivo de Johann Muehlegg -ya no era más Juanito- obligó a todos a ponerse otra vez el mono de trabajo con el estómago vacío. Había que conectar con la noche informativa española y, por encima de todo, había que conseguir costara lo que costara una entrevista con el protagonista de esos Juegos.

La intrahistoria de la entrevista exclusiva con Mühlegg

La responsabilidad de la coordinación recayó en Ramón Pizarro, que aún hoy confiesa que no ha vivido algo similar nunca más: “Fue algo asombroso lo de aquel día. Estuvimos 25 horas ininterrumpidas trabajando. Solo recuerdo algo similar con el episodio de Ben Johnson en Seúl 88, pero eso no me pilló tan de cerca como lo sucedido en Salt Lake”.

Recordaré esa noche para siempre

Veinte años después del suceso, Paco Grande confiesa que recuerda todo lo vivido a la perfección: “Volvería otra vez a hacer todo lo que hicimos esa noche. Recordaré esa noche para siempre por la unión que tuvimos todos los periodistas, por la cara de las personalidades, que estaban superadas por los acontecimientos, y por lo bien que funcionó todo”.

En aquellos días no había teléfonos móviles con cámaras 4K. De hecho, el operativo de TVE no contaba con ni siquiera una cámara para poder enviar imágenes a España. Hubo que pactar con la televisión alemana y conseguir un equipo de cámara a cambio de compartir la futura entrevista con el protagonista.

Los años han pasado y aún hoy muchos recuerdan el episodio Muehlegg, el que probablemente sea el borrón más oscuro de la historia del deporte español.