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Tokyo 2020 | Juegos Paralímpicos

Morteza Mehrzad, el gigante iraní que compite sentado

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El jugador de voleybol Morteza Mehrzad festejando un triunfo
El jugador de voleybol Morteza Mehrzad festejando un triunfo

2,46 metros de altura convierten a Morteza Mehrzad en el deportista paralímpico más alto de Tokyo 2020. Es el segundo hombre con más altura del mundo, solamente es superado por el turco Sultan Kossen. Pero su elevada estatura se debe a una enfermedad denominada acromegalia, trastorno hormonal que produce un exceso de la hormona de crecimiento durante la edad adulta. Con la temprana edad de 16 años, el iraní ya medía 1,90.

Mehrzad soñaba con ser un jugador de baloncesto profesional, unos planes que se truncarían tras un pequeño accidente. El iraní se cayó de la bicicleta y se rompió la pelvis. Le realizaron numerosas intervenciones a raíz de este hecho. En una de ellas, descubrieron que su pierna derecha había dejado de crecer. Sus posibilidades de hacer girar su vida en torno a la pelota naranja se desvanecieron, pero “sentado” encontró su salvación y el jugador de voleibol está llamado a ser el hombre que guíe a su equipo en estos Juegos.

Una historia de superación

Tiene una disformidad de 15 centímetros en su pierna derecha que le hace ir en silla de ruedas, una discapacidad que le convirtió en el centro mediático. Mehrzad se paseaba por los platós de televisión contando su historia, siendo la comidilla de la gente y teniéndose que enfrentar a los prejuicios de la población.

La vida le cambió gracias a su entrenador, el seleccionador iraní, quien le descubrió en 2011 tras verle a través de la pequeña pantalla. Entrenando descubrió su talento y le ubicó en el sitio donde debería estar, la pista.

Su entrenador apareció en su vida como un milagro y el mundo paralímpico le cambió la vida. "Antes de empezar a practicar este deporte, era una persona aislada", afirma Mehrzadselakjani en una entrevista en Paralympics.

Mezharad apareció como un rayo de esperanza tras la derrota del equipo contra Bosnia-Herzegovina en Londres 2012.

Se ha consagrado como una estrella y un jugador indispensable de su equipo desde su incorporación en los Juegos de Río 2016 reforzando al equipo gracias a su altura, lo que le da un ataque de bloque de 1,96m y aporta dinamismo. En los Juegos cariocas, fue el segundo mejor atacante de toda la competición y devolvió la gloria a la selección iraní ocho años después tras vencer a Bosnia-Herzegovina 3-1.

Fue el faro que guio a los suyos para lograr medalla de oro de voleibol sentado, así como la relevación del torneo. En los Juegos del país nipón será de nuevo el líder, puesto que sus compañeros no pueden imaginarse este deporte sin él.