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Deportes | Comunidad Valenciana

Las dificultades de practicar gimnasia aeróbica con distancia de seguridad

  • Las disciplinas de contacto miran hacia el futuro con incertidumbre por las medidas de higiene incompatibles con su desarrollo
  • El Club Gimnasia Abetmar Burjassot en Valencia ha perdido más de 20 deportistas durante la pandemia

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Las dificultades de practicar gimnasia con distancia de seguridad

La cinta espera a las gimnastas a la entrada del pabellón. Espray en mano, rocía una solución de lejía en las suelas de las zapatillas de las deportistas. A dos metros de distancia, Javi, uno de los entrenadores, apunta a la frente de las niñas y los niños con un termómetro. Es la primera muestra de que las rutinas de entrenamiento han cambiado por el coronavirus, antes incluso de entrar en pista.

“Tenemos que hacer una cola de dos metros entre cada persona, limpiarnos las suelas de la zapatillas con lejía, nos miran la temperatura y nos ponemos gel", afirma el joven de 12 años Andreu Gollart, gimnasta del Club Abetmar de Valencia. "Luego, en el vestuario dejamos todas las cosas y, una vez entramos a la pista, lo hacemos con mascarilla y colocamos los objetos a dos metros de distancia cada uno", añade su compañera, Claudia González, un año más mayor.

Nada es igual desde el 13 de marzo, el día que se decretó el estado de alarma. Las citas y los campeonatos se fueron aplazando o suspendiendo: certámenes nacionales, torneos europeos, el mundial… se cancelaron los viajes ya previstos y gimnastas y entrenadores se encerraron en casa.

“He tenido más de 20 bajas durante el confinamiento, bien por desmotivación, al no tener un campeonato del mundo en el horizonte; otras, por tema económico…", lamenta Cristina Pérez, directora técnica del Club Abetmar, una de las potencias europeas en gimnasia aeróbica, entrenadora hace más de 20 años y figura muy respetada de este deporte, siempre a la sombra de la gimnasia rítmica y la artística al no estar entre las disciplinas olímpicas.

Entrenamiento virtual desde casa

Llegó el confinamiento y fue necesario cambiar radicalmente las rutinas, los tiempos y planificar el trabajo del club en todas sus categorías de una forma hasta antes nunca imaginada. “Primero, era necesario que todo el mundo tuviera Internet en casa.” - señala Pérez -, “Unas tenían mucho espacio y otras no tenían nada. Lo que programé fueron clases de físico en estático. Y fue difícil porque no podía corregir ni colocar adecuadamente el cuerpo de las gimnastas. Algunas, incluso, apagaban la cámara. Fue caótico, aunque en general considero que hemos mantenido la motivación".

Cuando las medidas de aislamiento se relajaron, se retomó el trabajo fuera de casa, aunque con precauciones, ya que las niñas se mareaban al volver a entrenar, después de tantas semanas sin salir: "Las dos primeras semanas estuvimos en un parque entrenando, porque el pabellón no estaba abierto. Trabajamos en grupos, con cuatro turnos diferentes y ritmo reducido, porque no podíamos pasar de estar tres meses en casa y de repente hacer tres horas de entrenamiento", asegura Cristina.

Esta práctica deportiva al aire libre fue un momento esperado por muchos gimnastas: "Tenía muchas ganas de volver a entrenar como hacíamos antes. En casa, tenía muchas limitaciones de espacio y no podía trabajar adecuadamente”, explica Andreu Gollart. Claudia González, además, espera que cambien pronto las cosas: “Es todo muy raro pero queremos que se retomen las competiciones y vuelva la normalidad cuanto antes”.

La incertidumbre de las gimnastas de élite y las escuelas

Belén Esterlich entró en el Club Abetmar a los tres años, compite desde 2009 con la selección española y fue campeona de Europa de gimnasia aeróbica en 2017. Estos días ha vuelto a practicar en su pabellón de siempre, después de los meses más extraños de su vida. “Hemos entrenado por videollamada, y no es lo mismo.  Aquí, en el pabellón, hacía un mínimo de tres horas al día, mientras que en casa no pasamos de la hora y media".

Como en el caso de los más pequeños del club, la preparación se ha limitado al aspecto físico. Trabajar coreografías y dificultades en solitario, sin espacio y sin compañeras fue imposible. Belén muestra su preocupación por el futuro a corto plazo: “Lo que son parejas, tríos, grupos, aerodance... todo eso, que era más de la mitad de la competición, no se va a poder hacer". "Ellas se tienen que tocar.” - argumenta Cristina Pérez - “Se levantan unas a otras y mantener la distancia es más complicado, porque es necesario el contacto físico”.

Estas son algunas de las muchas dudas que envuelven tanto a la gimnasia aeróbica como a otros deportes como la gimnasia rítmica o las artes marciales, que requieren contacto. Las competiciones se reprograman a meses vista, pero el trabajo diario de cantera sigue plagado de incertidumbre: “No sé cómo vamos a volver en septiembre, si vamos a disponer de espacio, si nos van a permitir el contacto durante los entrenamientos… ni siquiera sé cómo vamos a funcionar en los colegios, en las extraescolares, que es de donde sacamos la cantera. No se sabe nada”, lamenta Pérez.