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Boxeo

Se cumplen 25 años de la trágica muerte de Urtain, un mito del boxeo español

  • El pugil vasco se suicidó tal día como hoy en 1992
  • Franco le veía como el sucesor de Paulino Uzcudun
  • Fue una de las leyendas del deporte español durante los años 70

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25 años del suicidio de José Manuel Uratin, un mito del boxeo español
El 21 de julio de 1992 se produjo el suicidio del mítico boxeador José Manuel Ibar, conocido por Uratin, tras una larga trayectoria en la que alcanzó la cima de este deporte pero tuvo varias sombras.

A cuatro días de los Juegos Olímpicos de Barcelona, se produjo un hecho que causó un revuelo en España y en todo el mundo. El mítico boxeador José Manuel Ibar, conocido popularmente por Urtain, se suicidó la mañana del 21 de julio al tirarse desde un décimo piso en la calle Fermín Caballero 57. Considerado uno de los mejores boxeadores españoles de la historia, su recuerdo aún persiste 25 años después por lo que fue, a pesar de protagonizar una trayectoria con luces, pero también con algunas sombras.

Urtain fue una de las figuras más importantes del deporte hispano. Un boxeador carismático que acaparó la atención de los españoles a finales de los 60 y en la década de los 70. Entre su palmarés, destacan sus dos campeonatos de Europa que logró en 1970 ante el alemán Peter Weiland y en 1971 contra Jack Bodell. Participó en 68 combates con un balance de 53 victorias (de las cuales 41 fueron por K.O), 11 derrotas y cuatro nulos. Una leyenda que colgó los guantes en 1977, pero que fue un auténtico espéctaculo para los fans cuando pisaba el ring.

Antes de lucir sus cualidades en el boxeo, ‘el Tigre de Cestona’ fue un joven con limitados recursos que vivía en el caserío Urtain (de ahí el apodo con el que sería conocido popularmente) de la localidad de Cestona. Intentó estudiar en un internado de Tudela, aunque destacó en un deporte que en aquellos tiempos tenía mucho tirón: el levantamiento de piedras. Urtain llegó a levantar bloques de 250 kilos, registrando el récord de levantar 192 veces la piedra de 100 kilos.

Un capricho de Franco

La historia de uno de los mejores boxeadores de la historia de España fue peculiar. No es la de un chaval que quería ser boxeador desde pequeño, sino la de un personaje que captó la atención del mismísimo dictador Francisco Franco. El dirigente soñaba con ver a un nuevo Paulino Uzcudun, aquel famoso peso pesado que deslumbró en los años anteriores a la Guerra Civil (1936-1939).

Su médico de cabecera, Vicente Gil, era el presidente de la Federación Española de Boxeo. La obsesión de Franco por encontrar a otro Uzcudun, como relató el director del diario AS, Alfredo Relaño, en uno de sus capítulos de "Memorias en Blanco y Negro", fueron tomados por Gil como una orden. Para satisfacerlo, Gil encargó al enviado especial, Miguel Almanzor, la tarea de encontrar a un boxeador capaz de ser uno de los mejores del mundo.

Decidió apostar por la fortaleza vasca de Urtain, con el objetivo de convertirle en un verdadero campeón. Sin embargo, la primera opción fue José Antonio Lopetegui, padre del actual seleccionador nacional de fútbol, que rechazó la oferta. Prefirió quedarse en el País Vasco con su sidrería.

Urtain no la rechazó y aprovechó la confianza depositada por Franco. Sus gestas no pasaron desapercibidas y entre Almanzor y el empresario José Lizarazu, crearon a un hombre que sería una estrella dentro de los cuadriláteros.

Hazañas del “Tigre de Cestona”

José Manuel Urtain debutó el 24 de julio de 1968 en Santander ante el local Johny Rodri. El combate tan solo duró 17 segundos. Ese día, inició un récord de 27 asaltos consecutivos ganados por KO. Una hazaña que fue cuestionada ya que varios contricantes, supuestamente, se dejaban ganar o exageraban los golpes recibidos por el “Morrosko”. Cada vez que Urtain era preguntado sobre el posible “tongo” de sus rivales, este hacía caso omiso y destacaba sus cualidades para completar tal gesta.

La grandeza del boxeador vasco provocaba que miles de personas se reunieran para ver sus combates por la televisión. El fenómeno Urtain era una constante en aquellos tiempos de una España bajo el mandato del Franquismo.

El 3 de abril de 1970 cambió la historia de este boxeador, ya que se coronó campeón de Europa de los pesos pesados en el Palacio de los Deportes ante el alemán Peter Weiland, hasta ese momento rey europeo, que sucumbió ante la pegada del vasco y se desplomó en el séptimo asalto, lo que provocó una inmensa alegría de los aficionados españoles.

Tras derrotar a Charlie Harris y Karl Heinz Brunnholz, defendió su título en la Plaza de Toros Monumental en Barcelona en junio de 1970 frente al alemán Juergen Blin. Fue un combate muy igualado que el boxeador español finalmente acabó venciendo, aunque esta vez no lo hizo por KO.

Retirada en 1977

La segunda defensa del campeonato europeo de los pesos pesados fue el 10 de noviembre de 1970 contra el británico Henry Cooper, un boxeador con una amplia experiencia. ‘Un viejo zorro' más débil que Urtain pero que supo boxear y frenar las embestidas del púgil español. El vasco cayó abatido en el noveno asalto ante la tristeza de los aficionados hispanos.

Urtain no bajo los brazos y al año siguiente retomó el cetro europeo tras derrotar a Jack Bodell por KO. Sin embargo, el español perdió nuevamente por puntos contra el ya mencionado Juergen Blin en junio de 1972. El doble campeón de Europa trató de llegar a la cima por tercera ocasión en 1977, pero no pudo contra el belga Jean-Pierre Coopman. Fue la última pelea de un hombre cuyo destino al principio no estaba ligado al boxeo.

Triste adiós

Tras colgar los guantes, Urtain probó suerte en la lucha libre y trabajó en uno de los restaurantes de su hermano Eusebio. Ese contacto con la hostelería provocó que montara su propio negocio. Su aventura en la hostelería no fue bien, ya que acumuló varias deudas y seguía involucrado en el mundo del alcohol y las drogas, hasta el punto de que su esposa Cecilia Urbieta y sus tres hijos abandonaron al boxeador, que, finalmente, decidió suicidarse un día de verano de hace 25 años.

Un triste final para un boxeador que alcanzó la gloria y fue uno de los principales ídolos en una época donde el boxeo y los toros tenían especial consideración. Una leyenda que será eternamente recordada por los amantes de este deporte.