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Reyes de Europa

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No solamente ejercen de tiranos en la Liga española el Barça y el Madrid sino que amplían esa jerarquía al resto del continente europeo dejando garantizada la presencia de un equipo español en la final de Londres.

Comenzamos con el Barça que jugó el partido que Guardiola había previsto en su cabeza. Partido serio donde poco a poco y después de apropiarse de la pelota supo y pudo calmar el ímpetu y las pocas posibilidades que el equipo ucraniano tenía en la eliminatoria.

Comenzó el partido con un guion parecido al de la ida con un Shakhtar agresivo y vertical, buscando explotar la velocidad de sus hombres punta. En esos momentos volvió a emerger nuevamente la figura de Valdés, un portero que empieza a ser habitual  en los momentos estelares de su equipo. A raíz de los primeros quince minutos el Barça volvió a castigar con la misma medicina de siempre a los ucranianos, es decir, posesión de balón, circulación rápida, presión tras pérdida y una sensación de que el control de la pelota es absolutamente azulgrana.

Una variante destacable en este partido (y seguramente para los que vienen) fue la presencia de Mascherano como central y acompañante de Piqué. Seguramente una solución que gustó a los técnicos, porque la velocidad y la agresividad del argentino se antojan importantes ante la ausencia de Puyol y Abidal y ante la presencia de delanteros de primer orden como los del Real Madrid.

También es destacable la aparición nuevamente en escena del mejor Messi, que quiere jugar absolutamente todo y que no concibe de ninguna manera eso de dosificarse. Dejó el argentino muestras de una frescura y velocidad que parecía haber perdido en estos últimos partidos.

En definitiva un guion amable y cómodo para el equipo de Guardiola que pudo gestionar los últimos minutos pensando en los quince días definitivos que llegan.

Bien podríamos plantear que el guion del equipo de Mourinho ha sido muy parecido (no solo por los resultados) al del Barça.

Salida en tromba del Tottenham, defensa seria, poblada y aguerrida del Madrid, buscando poco a poco enfriar la pasión de los ingleses con las transiciones defensa-ataque rápidas y verticales.

Los ingleses querían fiar sus pocas posibilidades a la velocidad y presencia ofensiva de sus dos hombres de banda, Bale y Lennon. Dos auténticos puñales profundos y difíciles de defender, pero por ahí también se fueron terminando los argumentos de los spurs. Sobre todo cuando Özil monopolizó la pelota y explotó esa posición que tan bien le sienta, que es la de mediapunta.

La segunda parte fue plácida y previsible para el Real Madrid, donde después del gol de Cristiano (también se repite el guión de Messi en el Real Madrid) terminó de convencer a los ingleses que allí no había ninguna posibilidad más allá del orgullo de jugar ante una afición tan fantástica.

Los últimos treinta minutos también formaron parte de ese guion que parece haberse escrito en esta eliminatoria para Barça y Madrid, es decir, gestión absoluta de los cambios y preparación para lo que les viene encima.

La única noticia negativa para el Madrid viene en forma de tarjeta a Carvalho dado que ha sido el único jugador amonestado y no podrá disputar la ida de las semifinales.

Por lo demás, la sensación de que la final anticipada, deseada y seguramente más justa de esta Champions, vendrá en forma de doble partido.

Mención aparte en estas semifinales es la presencia del Schalke de Raúl y Jurado que se ha colado en estas eliminatorias por méritos propios, eliminando a grandes equipos y dejando una tarjeta de presentación peligrosa para cualquiera.

Un equipo que llega a esta situación sin ninguna presión, lleno de ilusión y con la sensación de que no tienen nada que perder, será un rival duro y difícil y más si hay alguien que alimenta y se alimenta de la historia de la Champions como es Raúl. El idilio que vive Raúl con la Copa de Europa parece no tener fin. Que siga la fiesta.