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José Mourinho y Pep Guardiola, choque de contrarios en el Camp Nou

  • Ambos técnicos representan dos maneras totalmente distintas de entrenar
  • Mourinho es un polémico estratega que basa su trabajo en la exigencia continua
  • Guardiola, mucho más comedido, busca siempre la confianza de sus jugadores

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José Mourinho y Josep Guardiola encarnan dos maneras muy diferentes de ser entrenadores.
José Mourinho y Josep Guardiola encarnan dos maneras muy diferentes de ser entrenadores.

Pep Guardiola y José Mourinho representan dos maneras totalmente distintas de concebir su trabajo. Si el primero pasa por ser un técnico que hace de la prudencia su principal virtud, el segundo aparece muchas veces como una persona excesiva y arrogante, capaz de levantar un revuelo mediático con cada una de sus intervenciones públicas.  Se trata de dos entrenadores casi antagonistas, dos caminos opuestos que sin embargo parecen conducir a un mismo destino. 

La principal diferencia entre ambos técnicos reside en la manera de relacionarse con sus jugadores. Mientras que José Mourinho basa su trabajo en un modelo centrado en la exigencia continua, donde importa sobre todo el resultado y los errores son concebidos como fracasos; el método de Guardiola se apoya en la confianza, y los errores, en lugar de traducirse en fracasos, se asumen como experiencias de aprendizaje.

"José Mourinho otorga énfasis sobre todo al aspecto motivacional de sus jugadores. Una motivacion enfocada fundamentalmente el ego del futbolista, a su amor propio, con una marcada orientación al logro de resultados", explica Carlos Rey, quien trabaja en el Grupo de Psicología del Deporte perteneciente al Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.

Esta condición de gestor de egos puede ser la fórmula más efectiva para llevar las riendas de un Real Madrid que en realidad es una suma de individualidades; un equipo cuajado de estrellas que han convertido la autoestima en su principal emblema (una actitud que encuentra en Cristiano Ronaldo su mayor exponente).

Guardiola como seña de identidad

Por el contrario, Guardiola, quien ya desde su época de jugador asumió la tarea de encarnar las señas de identidad de su club (fundamentalmente, catalanidad y cantera), ha sabido continuar con un trabajo que se cimienta en el fútbol base, preservando ese particular estilo de juego armonioso, geométrico, que concibe el balón como un objeto de mimo. Un estilo colectivo que debe mucho a Johan Cruyff y en el que sobresale, por encima de cualquier jugador, Lionel Messi (quien a su vez, en cuanto a carácter, podría ser la antítesis de Cristiano Ronaldo).

"Guardiola desarrolla la confianza en sus futbolistas a base de oportunidades, sin escatimar en elogios. La motivación es también fundamental en su caso, pero basada más en la correcta ejecución de la tarea, de su estilo de juego, con una marcada orientación al rendimiento", afirma Carlos Rey, y añade: "Es el mejor entrenador que podría tener el FC Barcelona, por su naturaleza como club que apuesta por la cantera y por el estilo de juego tan claramente definido de La Masía. ¿Quién mejor que alguien que ha salido de ella?".

Presión deportiva y mediática

Otra de las grandes diferencias entre ambos entrenadores reside en cómo reaccionan ante la presión a la que constantemente se ven sometidos. "Guardiola trata de hacer de tripas corazón, de proyectar una imagen elegante de sensatez que le ha dado muy buenos resultados a su equipo, pero cada año que pasa en el cargo, su aspecto se deteriora como si de lustros se tratase, quizá por su afán de tenerlo todo perfectamente controlado", explica Carlos Rey.

Cada año que pasa en el cargo Guardiola, su aspecto se deteriora como si de  lustros se tratase

En cambio, José Mourinho es un hábil estratega que se mueve en el epicentro de la polémica como pez en el agua y maneja la presión a su antojo, convirtiéndola en un arma arrojadiza para desviar o centrar la atención según las necesidades de su equipo en cada momento. "Mourinho no elude polémicas y son frecuentes sus recaditos a través de los medios. Utiliza la presión mediática a su favor, pero ha de tener cuidado, porque todo lo que genera fuera, puede acabar trasladándose a los futbolistas, y entonces podría volverse en su contra", advierte Rey al respecto.

Sin embargo, debajo de esa máscara de soberbia se esconde otro José Mourinho capaz de despertar afecto y admiración en la mayor parte de las personas que trabajan con él. Es otra más de las contradicciones de este entrenador que reparte caricias e improperios con la misma generosidad, y que es capaz de acaparar tantas portadas de periódicos como victorias.