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El Madrid, de 'superproducción' a 'peli de serie B'

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El Madrid vuelve a caer en octavos

Frío en la capital, 3 grados de temperatura, pero el ambiente previo al partido en el Bernabéu hacía entrar en calor a cualquiera. Las calles adyacentes al estadio rebosaban, la marea blanca hacía presagiar una de esas noches mágicas en la que el sueño de cuartos era casi una realidad.

Pancartas en el fondo sur del 'coliseo' de la Castellana, con la diosa Cibeles de fondo, -si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña-, pero ni con la deidad de testigo en el campo y el lleno a reventar pudieron romper la maldición que persigue a los blancos -con esta nueva derrota- desde hace seis temporadas.

El colegiado italiano pitó el inicio del partido con la afición blanca como jugador número doce del encuentro, y el efecto tardó en llegar cinco minutos, el tiempo que necesitó Guti para sacarse un pase genial, que Cristiano se encargó de ejecutar con un balón cruzado al palo largo de Lloris.

El Bernabéu entero ensordeció al grito de gol, que sonaba a panacea contra los maleficios, males de ojos y 'brujos pepes'. Cinco minutos, la eliminatoria empatada y todo un partido por delante para deleitar a toda la grada.

La 'superproducción' perfecta, debía estar pensando Valdano en el palco, pero el dicho se hizo cierto con eso de que las segundas partes nunca fueron buenas. Y precisamente eso fue lo que le pasó al Madrid, la segunda mitad fue algo más que un mal sueño, fue una pesadilla.

El acierto de Cristiano, la magia de Guti, la lucha de Higuaín y las galopadas de Kaká, se convirtieron en apatía colectiva, desatino, ansiedad y desesperación; la sombra de la maldición de los octavos regresó a instaurarse -si es que algún día se fue- .

La 'Segunda Era' del propietario merengue fracasó de forma  anticipada nuevamente en el umbral de los últimos años, a pesar de haber invertido 255 millones en jugadores contrastados como Cristiano  Ronaldo, por el que se destinó 96 millones de euros, el brasileño  Kaká, el francés Karim Benzema, o los nacionales Xabi Alonso, Raúl  Albiol, Alvaro Arbeloa y Esteban Granero.

El exceso de confianza de los merengues pasó una factura demasiado cara. El embudo en el centro del campo se estrechaba con el paso de los minutos, con un Granero desdibujado, un Guti que no está para jugar un partido entero y un Kaká que ha perdido la fe en sí mismo ¿el honorable de la 'casa blanca' le otorga la primera gran pitada de la temporada- y es que el Bernabéu no se caracteriza por ser muy paciente y con el brasileño lo ha sido.

El gol de Pjanic en la recta final del encuentro sólo certificó una realidad, el equipo no estuvo a la altura de la cita, ni en Lyon, ni en la vuelta en su casa. Quién sí ha estado a la altura de las circunstancias ha sido la afición merengue, que incluso conscientes de la imposibilidad del milagro seguían coreando ánimos para los suyos.

De este modo, el Real Madrid deberá esperar al próximo curso para  volver a ilusionarse con su competición favorita, aquella que dejó  escapar en Gerland, y que no supo rematar al calor de su afición. "La  competición que ama sobre todas las cosas", como dijo Florentino, deberá esperar un año más.