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El tenis sonríe a los números uno

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El suizo Roger Federer sumó su 16º título del Grand Slam en Australia.
El suizo Roger Federer sumó su 16º título del Grand Slam en Australia.

El primer 'Grand Slam' del año, el Abierto de Australia, no ha supuesto un vuelco en las jerarquías del tenis mundial. Los campeones, Roger Federer y Serena Williams, son los números uno del mundo en el ranking masculino y femenino, respectivamente, y han refrendado su condición de soberanos en este torneo. Un poco más abajo, sin embargo, ha habido movimientos significativos que vaticinan nuevos y emocionantes duelos entre unos aspirantes a sucesores crecidos y que obligarán a los campeones a esforzarse para reverdecer laureles.

Roger Federer, el retorno del rey. Ha alzado su cuarto título en el Abierto de Australia, el 16º 'grande' de su carrera, aventajando ya en dos al mítico Pete Sampras. Una máquina de romper récords, amplía su ventaja en el número uno (11.350 puntos, a 3.000 del segundo, Djokovic), con un colchón suficiente como para superar las 270 semanas en el 'top' mundial de otra leyenda, Ivan Lendl, con el punto de mira en las 286 semanas que sumó en su carrera Pete Sampras, el hombre que dominó el ranking del tenis profesional durante más tiempo.

Se ha vuelto a ver su mejor tenis, él asegura que se ha sentido "perfecto", y a sus 28 años, se encuentra mejor que nunca. Ya nadie habla de un declive, como ocurrió hace un año cuando perdió la final con Rafa Nadal y rompió a llorar.

Rafael Nadal, la tormenta. Por el contrario, el español ha cedido en un año el excelso palmarés que conquistó en 2008 y sale del 'top 3' por primera vez desde 2005, cuando ganó su primer 'Grand Slam'. El abandono en cuartos de final ante Andy Murray por su enésima lesión de rodilla ha extendido una nueva sombra de duda sobre la evolución y el futuro de su carrera, después de ocho meses de intermitencias donde sólo la Copa Davis con España ha dado alegrías al mallorquín.

Optimista y luchador, Nadal aseguraba haber reencontrado su mejor nivel en el torneo australiano, pero su mes de parón puede pasarle factura deportiva, haciéndole caer aún más en el ranking hasta que vuelva a dar señales a sus rivales de seguir siendo el que es.

Andy Murray, talento en alza. Diecisiete 'grandes' después, el escocés alcanzó su primera final, algo que se veía como inevitable, como también será inevitable que un día gane un Grand Slam, como ha predicho el mismo Federer. Regular, completo y sólido como pocos, tiene todo para convertirse en el primer tenista de origen británico en volver a ganar un torneo del 'Grand Slam' desde 1936.

Su excelente nivel de juego en Melbourne le permite ascender al número tres del ranking de la ATP, por detrás del serbio Novak Djokovic, lugar que ya ocupó durante tres semanas en el último trimestre de 2009.

Novak Djokovic, estable y amenazante. Para el serbio, los últimos Open de Australia se parecen entre sí. Después de abandonar en cuartos de final el año pasado, el golpe ha venido en esta edición en una mezcla entre el infortunio físico y el bajón psicológico. Un probema estomacal cortó su concentración y rendimiento y perdió ante el francés Tsonga. Pese a ello, el balance es positivo, porque se ha convertido en el número dos del mundo por primera vez en su carrera.

Juan Martín del Potro, decepción. El vencedor del último US Open era señalado como uno de los favoritos a disputar el título del primer 'Grand Slam' de pista rápida del año, pero se topó con el sorprendente y prometedor croata Marin Cilic, semifinalista. Se batió en un estado físico que dejó bastante que desear, pero lo cierto es que, a sus 21 años, el argentino pasa por ser uno de los tenistas con mejor potencial para tutear y batir a Federer, como ya demostró en Nueva York... si las lesiones no lo impiden.

Serena Williams, dominadora

Serena Williams, irreductible. La menor de las Williams ha sumado su quinta victoria en Melbourne, su duodécimo 'Grand Slam', demostrando una fortaleza mental enorme, su mejor cualidad que, unida a sus sólidos golpes, le hizo triunfadora a pesar de arrastrar problemas físicos y multitud de vendajes en los últimos tres partidos.

Justine Henin, vuelve a salir el sol. La belga no pudo reeditar el golpe de su paisana Kim Clijsters en el US Open, pero llegar a la final de un Grand Slam en su primera participación después de su segundo retorno a las pistas, tras año y medio de retiro -que no de retirada-, constituye un magnífico balance. Como corolario, habrá que seguir contando con Henin como favorita para los próximos meses y años. Próximo objetivo, Roland Garros, su torneo fetiche.

Kim Clijsters, borrada. Clijsters sufrió un apagón completo contra la rusa Nadia Petrova en tercera ronda y ha sufrido la comparación con Henin. El contundente 6-0 y 6-1 ha despertado las dudas. Habrá que ver si es un accidente o un síntoma.

Dinara Safina, herida. Incluso lesionada en la espalda, la número dos del mundo, todo pundonor, tuvo que tirar la toalla en octavos de final frente a Maria Kirilenko. Mala suerte para las rusas. Safina, Kuznetsova, Dementieva y Shaparova cayeron y, como ocurrió en el último US Open, dejaron las semifinales de Australia huérfanas del poderío ruso, proverbial en los últimos torneos.

China emergente. En su lugar, llega el dominio chino. Por primera vez en su historia, China coloca a dos jugadoras en semifinales, con Li Na y Zheng Jie. ¿Un cambio en la geopolítica del tenis?