Enlaces accesibilidad

Armstrong lleva la guerra al diván

Por

Lance Armstrong ha decidido llevar su pugna con Alberto Contador fuera de la carrera, un terreno en el que se ve menos fuerte que el español, y plantea una batalla psicológica, la guerra de nervios que desestabilice a su compañero de equipo, una pugna que sí puede ganar.

El tejano no ha desaprovechado la ocasión de lanzar pullas a su compañero de Astana, frases cargadas de ironía que llevaban el objetivo de provocar una reacción en su rival, que por el momento no ha perdido la sangre fría.

Además, trata de crear una imagen de aislamiento del madrileño en el seno de su equipo, integrado por hombres favorables a su causa, la de sumar su octavo Tour de Francia.

La guerra de nervios es el terreno en el que Armstrong, de 37 años y una gran experiencia, tiene una ventaja evidente con Contador, pese a que el madrileño ya sabe lo que es ganar las tres grandes vueltas por etapas.

En el resto de los campos de la batalla, el español se ha mostrado intratable: Contador es más fuerte en la contrarreloj, como demostró en Mónaco, y en la montaña, como puso de manifiesto en Andorra. Su fortaleza ha quedado acreditada en los dos terrenos en los que se juega una vuelta de tres semanas.

El pentacampeón Hinault apuesta por Contador

"Normalmente el Tour lo gana el más fuerte, siempre que no se ponga nervioso", asegura Bernard Hinault, uno de los ciclistas psicológicamente más sólidos de la historia, que ganó cinco veces en París.

Lo mismo opina Federico Martín Bahamontes, que en su paso por Girona, donde recibió un homenaje del Tour 50 años después de su victoria, ya avisó a Contador de la pelea psicológica que se le avecinaba. "Lo importante es que no se ponga nervioso aunque tenga el enemigo en casa", le previno el "Águila de Toledo", otro especialista en provocaciones.

Provocar era uno de los ejercicios favoritos de Hinault. El "Caimán" vibra con el duelo entre Contador y Armstrong y, aunque afirma que no tiene nada que ver con el que él mantuvo con Greg Lemond en 1986, ambos también en el mismo equipo, no niega que existen similitudes.

Hinault apuesta por Contador. "Hasta ahora no ha perdido la calma", asegura el bretón, que considera que el español "va a salir fortalecido de esta pelea". "Son cosas que te curten. Si me hubiera pasado a mí lo que le pasa a él, hubiera salido a merendármelo y habría acabado cien veces más fuerte", señala envalentonado.

El francés cree que hay Contador para rato. "Va a marcar una época", dice, "pero eso no quiere decir que vaya a ganar este año, todavía tiene que demostrar que también es bueno fuera de la carretera".

A ese terreno le lleva Armstrong y Contador no rechaza el envite del tejano. A cada provocación ha respondido con mesura pero marcando el territorio, dentro y fuera de la carretera.

El estadounidense mide los tempos y sabe cuando tiene que reaccionar. Si Contador niega que haya tensión en el equipo, Armstrong dice lo contrario. Si el uno ataca en Arcalis y dice que no ha faltado a la táctica del equipo, el otro le acusa de ir por libre. "Los dos queremos ganar el Tour, eso no lo puede negar", dice Armstrong, que añade que no se detestan. Pero no se pierden de vista.

La cita definitiva será en los Alpes y allí se verá si la táctica de desgaste psicológico del estadounidense ha dado sus frutos. Mientras, Armstrong sigue pasando etapas a ritmo tranquilo, el paso que mejor se adapta a sus características, para llegar con todas las opciones al momento definitivo.

En Astana se frotan las manos, aunque no niegan el peligro de que la victoria les pase entre los dedos por quererla apretar con tanta fuerza. "La mayor tragedia sería que los dos buscáramos tanto la victoria que se la dejemos a un tercero", afirma Armstrong, que no pierde oportunidad de buscar su espacio. Siempre lejos de la carretera.