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Final truncado para una temporada de ensueño

  • Rafa Nadal busca implantar un largo reinado en el tenis mundial
  • Su duelo con el suizo Federer ha sido uno de los mejores de la historia
  • El manacorense ha logrado Roland Garros, Wimbledon y el oro olímpico
  • El mejor año con final agridulce: no podrá disputar ni la Copa Master ni la Davis

Por
Rafa Nadal, una vida a golpe de raqueta

"Un tenista que traspasa barreras que ningún otro deportista volverá a cruzar". Así definió Álex Corretja a Rafa Nadal justo después de que el mallorquín venciera al chileno Fernando González y se hiciera con el oro olímpico en Pekín. Un día después, el 18 de agosto de 2008, el tenista español alcanzó oficialmente el número uno en la lista ATP.

El zurdo de Manacor conseguía llegar a lo más alto de una carrera profesional que empezó en 2002, cuando a la edad de 15 años se convirtió en el jugador más joven de la historia en ganar un partido en un torneo oficial de la ATPSus 31 títulos (5 de ellos Grand Slams) y sus 81 victorias consecutivas en tierra batida (récord logrado entre abril de 2005 y mayo de 2007) lo coronan como uno de los mejores.

Nadal parece haber llegado a la culminación de su vida como tenista. Nada más lejos de eso, con sólo 22 años Rafa tiene la posibilidad de instaurar uno de los reinados más importantes de la historia del tenis. Si las lesiones y la fortuna lo respetan, y a pesar de las exigencias del sistema de puntuación de la ATP, el mallorquín podría encabezar el grupo de leyendas de este deporte: Mats Wilander, Bjorn Bjorg, Ivan Lendl, John McEnroe o Pete Sampras.

Aunque sin duda, si por algo será recordada la época de Nadal es por su rivalidad con Roger Federer. El mallorquín arrebató al suizo el cetro del tenis mundial, tras más de cuatro años de hegemonía Federer, considerado como el "tenista perfecto". Nadal llevaba camino de convertirse en el eterno segundo, pero su pundonor y su espíritu de superación le permitieron desbancar al suizo. 

  • Wimbledon, el inicio del reinado mallorquín

Sin duda, el punto de inflexión en esta rivalidad fue Wimbledon. La final del torneo londinense significó el inicio del ocaso de Federer. Nadal le ganó en la final en uno de los mejores encuentros de la historia del tenis. Cara a cara, golpe a golpe, el mallorquín demostró al suizo que su reinado había terminado. En su tercera final ante Federer en la hierba de Wimbledon, Rafa consiguió la victoria, extendiendo su hegemonía allén de la tierra batida.

Los siguientes torneos, el Masters Series de Toronto y el de Cincinnati, permitieron a Nadal alzarse con los puntos necesarios para conquistar la ATP y también sirvieron para confirmar a su nuevo rival: el serbio Novak Djokovic, llamado a luchar contra Rafa por el número uno del tenis.

Un año impecable, que toca a su fin    

La temporada de Rafa Nadal ha sido admirable. El tenista se ha adjudicado el Roland Garros (por cuarta vez consecutiva ) y Wimbledon, algo que no conseguía nadie desde que Borg lo lograra en 1980. Además ha conseguido los Masters Series de Montecarlo, Hamburgo y Toronto, sin olvidar el hito del oro en los Juegos. Su calidad y su impecable comportamiento en la pista y fuera de ella han hecho que la prensa de todo el mundo se haya rendido a sus pies. 

Pero su mejor temporada terminó al poco tiempo de recibir el galardón que le reconocía oficialmente como el número uno del tenis mundial. Tras disputar el US Open y el Masters Series de Madrid, torneos en los que cayó en semifinales y fue acusando el peso de los partidos y la falta de descanso, Nadal afrontó casi agotado el Masters Series de París. Allí tuvo que retirarse en semifinales cuando sólo había disputado (y perdido) un set ante Nikolay Davydenko.

Se cumplieron los temores de su tío y entrenador, Toni Nadal, y es que tantos encuentros han terminado por pasarle factura. El manacorense es el tenista que más partidos ha jugado en la temporada. Cerca de un centenar. Todo un récord, aunque con un final que no permite poner la rúbrica como Nadal hubiera deseado cuando salía a hombros de la plaza de las Ventas con el billete para la final de la Davis, camino de la tercera ensaladera para España.