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Messi y Riquelme, socios más que amigos

  • Uno, tildado de caprichoso, y el otro, tímido y apocado, son personalidades difíciles de conjugar
  • La prensa argentina desconfía de su afinidad a la vez que ansía su conexión en el campo
  • Batista quiere que Messi "juegue más por el medio", delante de Riquelme y detrás de Agüero

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La prensa argentina señala que la relación entre dos de sus mayores estrellas no es fluida
La prensa argentina apunta que la relación entre dos de sus mayores estrellas no es fluida.

La foto y el título que la prensa deportiva argentina necesitaban como postal del fútbol en los Juegos Olímpicos fueron logrados este domingo cuando Lionel Messi y Juan Román Riquelme se mostraron juntos y distendidos durante el entrenamiento del equipo albiceleste en Shanghai.

Porque pese a que Leo y Román leen e interpretan el fútbol de la misma manera, juntos son como el agua y el aceite, según se afirma en el mundillo futbolero de este país.

La versión, surgida este año e instalada en este ámbito como una marca a fuego es que Riquelme tiene bajo el ala a Messi, lo eclipsa, lo somete en su papel de líder e ideólogo del equipo, y que el pibe rosarino, "un poco falto de carácter", como dice Diego Maradona, se siente incómodo.

A Riquelme se le señala como un "caprichoso", un jugador que toma decisiones tácticas y estratégicas en el campo y rechaza posiciones en contrario y a Messi como un chico callado, al que le ponen nervioso las discusiones y poco expresivo.

"Ése es un invento de la prensa. Inventen menos", dijo y aconsejó el presidente de la Federación (AFA) Julio Grondona, en una afirmación hecha en Shanghai que poco efecto tuvo, o ninguno, al llegar a Argentina.

"Nosotros no notamos que se lleven mal", dicen varios de los jugadores de la plantilla, mientras que algunos medios de Buenos Aires señalaron este fin de semana que se mostraron "como si fueran amigos, aunque están muy lejos de serlo".

Messi jugará más por el centro que en el Barça

El seleccionador Sergio Batista, que como futbolista fue campeón mundial en México'86 y testigo de una disputa por el liderato de aquella selección entre Daniel Passarella y Diego Maradona, previa al torneo y que "Pelusa" ganó con notoria amplitud, intenta hacer valer los años de vestuario que tiene.

Antes de salir de Buenos Aires con destino a Asia, y cuando no era seguro que Messi formara parte del equipo porque el Barça se negaba a cederlo, dio a Riquelme el brazalete de capitán y la camiseta con el dorsal 10, el número que el jugador del Barcelona ha 'heredado' este curso tras la marcha del club de Ronaldinho, que atesoró durante cinco años el deseado dorsal.

Messi llegó después al equipo, por imposición de la FIFA y, según el Barcelona, pendiente de una resolución final del Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS)

"Todos los jugadores sabían esto cuando el equipo estaba a punto de salir de Argentina. Estas cuestiones suelen provocar problemas, así que blanqueamos todo desde el arranque", comentó.

"Los dos son importantes para el equipo", dice Batista, consciente de que no eso no es noticia y convencido de que no está mal, a veces, utilizar algún lugar común para no complicarse con profundizaciones.

Batista quiere que Messi "juegue más por el medio, no tan pegado a la línea como lo hace en Barcelona", para que "genere fútbol, delante de Riquelme y detrás del 'Kun' Agüero". No obstante, el entrenador reconoció que Messi "se siente más cómodo por la derecha, así que tiene libertad de jugar por ese sector".

Messi y Riquelme juntos y sonrientes. La afición argentina, que no cree en esa pose, estará pendiente, cuando el balón se ponga en movimiento, de cada movimiento, gesto y pases de ambos y entre ambos. Como si se tratara de un partido aparte.