Al menos 60 agentes del orden han resultado heridos y otras 18 personas han sido detenidas tras los disturbios ocurridos en Italia, en una jornada de protestas contra la ofensiva militar israelí en Gaza.
Las manifestaciones se han extendido por todo el país; en total, 70 ciudades italianas han acogido distintas protestas. La movilización, convocada por sindicatos como la Unión Sindical de Base (USB), ha provocado cancelaciones de trenes, cortes de calles, interrupciones en el metro y en el tráfico urbano. De manera paralela, miles de manifestantes, entre ellos colectivos estudiantiles, han salido a las calles para "paralizar" el país.
En campaña, el presidente Trump prometió acabar con la guerra y una vez llegó a la Casa Blanca, presentó su plan para al futuro de Gaza: expulsar a la población y adueñarse de la Franja para así reconstruirla y convertirla en un resort de lujo.
Mientras sus aliados árabes se enfadaban y el mundo le recordaba que desplazar por la fuerza a los gazatíes supondría un crimen de guerra, Trump publicó un vídeo en el que mostraba su plan hecho realidad gracias a la inteligencia artificial.
Estados Unidos siempre ha sido el aliado más poderoso de Israel y su mayor proveedor de armas. Sin embargo, en su primer mandato, el presidente estadounidense fue más lejos que los demás líderes: reconoció la soberanía de Israel sobre los Altos del Golán y trasladó la embajada de EE.UU. a Jerusalén.
Del mismo modo, forjó los Acuerdos de Abraham, pactos de paz de varios Estados árabes con Israel sin tener en cuenta a los palestinos.
Este martes comienza la Asamblea General de la ONU, en uno de los momentos más delicados de los últimos años, cuando el multilateralismo parece estar en crisis y los ciudadanos se preguntan cuál es el papel que desempeña esta organización y cuál debe ser su función en la escena internacional actual. En Las Mañanas de RNE hablamos sobre ello con Cristina Gallach, exsecretaria general adjunta de la ONU y miembro de Global Women Leaders Voices.
La exsecretaria general adjunta de la ONU ha reconocido que, en estos momentos, los principales objetivos de la organización, que pasan por garantizar la paz y el entendimiento entre los países, con la finalidad de evitar conflictos armados y fomentar el multilateralismo "han fracasado". Sobre este punto, ha subrayado que "los Estados miembros, sobre todo los más poderosos, no trabajan con la ONU. Al contrario, la están menoscabando y liderando posiciones muy antimultilateralistas".
En cuanto a los cambios a los que debe enfrentarse la Organización de las Naciones Unidas, Gallach ha insistido en que los países miembros deben volver a considerar "que los problemas globales solo se resuelven entre todos, con discusiones, con complicaciones, pero afrontándolos con unidad". Si hay algo que considera determinante es "la postura de Estados Unidos" y, por ello, ha reiterado que "hay que trabajar para que se modifique".
Por último, ha explicado que, para cambiar la situación actual, "hay que trabajar diplomáticamente con muchísima tenacidad y determinación", pero siendo muy conscientes de que "el momento actual es muy débil, muy difícil". Por ello, ha recalcado que "hay que volver a la energía de hacer mover a Naciones Unidas y escuchar al secretario general".
Este martes comienza la Asamblea General de la ONU, en uno de los momentos más delicados de los últimos años, cuando el multilateralismo parece estar en crisis y los ciudadanos se preguntan cuál es el papel que desempeña esta organización y cuál debe ser su función en la escena internacional actual. En Las Mañanas de RNE hablamos sobre ello con Cristina Gallach, exsecretaria general adjunta de la ONU y miembro de Global Women Leaders Voices.
La exsecretaria general adjunta de la ONU ha reconocido que, en estos momentos, los principales objetivos de la organización, que pasan por garantizar la paz y el entendimiento entre los países, con la finalidad de evitar conflictos armados y fomentar el multilateralismo "han fracasado". Sobre este punto, ha subrayado que "los Estados miembros, sobre todo los más poderosos, no trabajan con la ONU. Al contrario, la están menoscabando y liderando posiciones muy antimultilateralistas".
En cuanto a los cambios a los que debe enfrentarse la Organización de las Naciones Unidas, Gallach ha insistido en que los países miembros deben volver a considerar "que los problemas globales solo se resuelven entre todos, con discusiones, con complicaciones, pero afrontándolos con unidad". Si hay algo que considera determinante es "la postura de Estados Unidos" y, por ello, ha reiterado que "hay que trabajar para que se modifique".
Por último, ha explicado que, para cambiar la situación actual, "hay que trabajar diplomáticamente con muchísima tenacidad y determinación", pero siendo muy conscientes de que "el momento actual es muy débil, muy difícil". Por ello, ha recalcado que "hay que volver a la energía de hacer mover a Naciones Unidas y escuchar al secretario general".
Furgonetas de color negro, bandera del sol naciente, trajes militares y proclamas que ensalzan la historia japonesa y rechazan a los extranjeros. Así es la extrema derecha en Japón. Analizamos este fenómeno, que ha saltado a la política con el Sanseito, con Sharon J. Yoon, profesora de Relaciones Internacionales en la Universidad de Notre Dame y experta en los grupos de extrema derecha en Japón y con Isami Romero Hoshino, profesor del Departamento de Estudios Humanos de la Universidad de Obihiro y experto en política japonesa.
El estadio State Farm de Glendale de Arizona se ha teñido este domingo con los colores patrios de Estados Unidos. Más de 60.000 personas han despedido a Charlie Kirk, el 'influencer' ultraderechista asesinado el pasado 10 de septiembre. La ceremonia, que ha contado con la solemnidad de un funeral de Estado, ha reunido a las voces más fuertes del movimiento MAGA (Hacer América Grande de Nuevo, por sus siglas en inglés), y ha convertido el último adiós del activista en un verdadero mitin político. El Departamento de Seguridad Nacional ha elevado al máximo la protección del evento, con un dispositivo que se reserva para ocasiones de alto perfil como la Super Bowl.
Arropado por varios miembros de su Gobierno, Donald Trump ha definido a Kirk como "uno de los más grandes patriotas de la historia", "un gigante de su generación" y "el mayor evangelista de la libertad". Entre ovaciones y un discurso que ha durado casi de 40 minutos, ha denunciado al "monstruo asesino radicalizado" que, según él, lo mató "por decir la verdad". Ha insistido en que su muerte no "ha sido un ataque contra un hombre o una idea, sino contra Estados Unidos". Fiel a su estilo combativo, ha vuelto a cargar contra "la izquierda radical", asegurando que su "violencia" amenaza los dos de los grandes mantras del republicanismo: la fe y la libertad.
Durante su discurso, Erika Kirk ha afirmado "que perdona" al asesino de su marido "porque es lo que hizo Cristo". Su último adiós, salpicado por narrativas ultraarreligiosas, ha terminado por certificar la total simbiosis entre el conservadurismo cristiano y el trumpismo.