Antes de convertirse en primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu ya defendía en la ONU en los 80 que la solución de los dos Estados era inviable. Sin embargo, en 2009 moderó su discurso y habló de negociaciones, empujado por la presión del entonces presidente estadounidense, Barack Obama, quien desde El Cairo había denunciado la ocupación israelí y la situación de los palestinos.
El giro llegó con Donald Trump en 2017, quien desmontó el legado de Obama y dio a Netanyahu un margen sin precedentes. Con Biden en 2021, pese a su amistad de décadas, tampoco hubo una reversión real ni firmeza contra el líder israelí. Hoy, con Trump de vuelta, el equilibrio se ha roto, y Netanyahu actúa con autonomía de la tutela de Washington.
Foto: TOM BRENNER/REUTERS
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