Cuando el derecho a morir con dignidad se complica
En Portada
- Desde la entrada en vigor de la ley, en 2021, se han realizado más de 1.124 eutanasias
- En España el 25 % de las personas mueren mientras se tramita su solicitud
- Miércoles 22 de octubre, a las 23:00 horas en La 2 y RTVE Play
Empezamos por el principio. Eutanasia procede del griego y significa buena muerte. Nada que ver con la situación que les ha tocado vivir a nuestros protagonistas. Francesc Augé es un ejemplo. Tras dos infartos y cuatro ictus en su vida, según nos cuenta, ha cambiado demasiado. "Ahora no soy yo —dice—, soy una mínima parte de lo que era, esto no es vida para mí".
Augé asegura que para él cada día que pasa es una agonía. Pidió la eutanasia y se la concedieron; sin embargo, un recurso presentado por su padre, ayudado por algunos amigos de Francesc, ha paralizado el proceso. "Si lo llego a saber me hubiese callado", nos cuenta. Quiso compartir su decisión para despedirse. Ahora con este recurso la espera puede ser muy larga. "El tiempo es injusticia", insiste. "No sé cuánto aguantaré".
Una joven de 24 años espera una eutanasia ya aprobada
El caso de Noelia, la joven tetrapléjica de 24 años a la que también se concedió la eutanasia, es otro ejemplo de judicialización de los casos. Esta joven tiene reconocido un 74% de discapacidad; tras un intento de suicidio, sufre incontinencia fecal, urinaria y dolor permanente, por lo que vive en un hospital. Su caso, al igual que el de Francesc, fue estudiado por la Comisión de Garantías de Cataluña y en ambos casos el pleno, por unanimidad, dio el visto bueno a estas solicitudes de eutanasia.
La familia de la joven, representada por Abogados Cristianos, apela a su salud mental. "Noelia tiene un trastorno límite de la personalidad con ideaciones suicidas y esto motiva su decisión", explica José María Fernández, abogado de la Fundación Española de Abogados Cristianos.
José María Fernández Abril, abogado de los padres de Noelia EN PORTADA
Esta postura no la comparte la Comisión de Garantías de la Eutanasia de Cataluña. Según su vicepresidenta, Nuria Terribas, "no tenemos que caer en el error de que al haber un diagnóstico mental eso invalida a la persona". "En absoluto, hay varios informes psiquiátricos que dicen que Noelia tiene la capacidad mental preservada", añade. Asimismo, cuenta que el colectivo de Abogados Cristianos que está detrás de esta demanda realmente no lucha por la vida de Noelia, sino que lucha por una ideología contraria al derecho a la eutanasia.
Por su parte, el abogado de la familia de Noelia, integrante de Abogados Cristianos, critica la decisión de la Comisión de Garantías y aclara que van a agotar todas las vías llegando hasta el Supremo, lo que supondrá, meses, incluso años, de espera para una eutanasia ya concedida.
Grieta abierta en la Ley de Eutanasia
Abogados y expertos en bioética como Nuria Terribas aseguran que dar legitimidad a que terceras personas pueden impugnar solicitudes de eutanasia ante los tribunales puede dejar sin efecto la ley. Montse Bel, abogada de Francesc Augé, recuerda que estamos hablando de un derecho individual y personalísimo: "Que un tercero pueda decidir por los derechos de otra persona está fuera de lugar".
La Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) apunta a la responsabilidad de los jueces. "Lo suyo hubiera sido que los jueces no hubiesen admitido la legitimidad de los padres para interferir en este procedimiento, de la misma manera, que mi padre o mi madre no podrían intervenir en que yo me hiciera una vasectomía", indica el vicepresidente de la organización, Fernando Marín. "Es disparatado", opina. "Cuando el sentido común va en contra del derecho es que el derecho está mal", agrega Marín.
Hasta echar mantequilla en la tostada es cansado
El 25% de las personas muere mientras se tramita su solicitud de eutanasia, que suele tardar 49 días de media. Un camino que, a veces, se complica demasiado con obstáculos a cada paso. Le pasó a Antonio Maíllo. Para conocerlo, una frase: "Me cansa hasta echar mantequilla en la tostada".
Puede parecer un ejemplo exagerado, pero era la realidad que vivía Antonio Maíllo, bombero fundador del grupo de rescate en Montaña (GERA). Era deportista como pocos, nada se le resistía: escalada, esquí, bici. La disección de la aorta, diagnosticada tarde, le provocó un ictus extenso. Como secuelas, importantes daños cognitivos y físicos. Durante meses se volcó en su rehabilitación, cinco días a la semana. Un año después se rompió el fémur y el húmero. "Empezó a decir que quería la eutanasia, que por favor le apoyáramos, que tenía el cerebro tostado, que no se veía, pero llevaba una silla en la cabeza", recuerda la viuda de Antonio, Montse Cob.
Montse recuerda la primera vez que hizo una petición formal. Fue en la valoración de la discapacidad y la trabajadora social le dijo: "Pero hombre, cómo te vas a querer morir, eso hay que consultarlo con la familia". La respuesta de Antonio fue tajante: "Perdóneme, señora, pero mi vida no es una democracia".
En la ventana se puede leer "Estaré muy cerca de ti". EN PORTADA
En el Centro de Salud de Manzanares el Real, todos los médicos se declararon objetores. Al final, una responsable de centros rechazó su solicitud de eutanasia. Tal y como recuerda Montse, alegó "que vivía en una casa muy bonita, que tenía amigos y que con buen apoyo psiquiátrico había opciones de mejora, aunque los informes médicos, descartaban esta posibilidad".
Antonio Maíllo fue a un notario para dejar constancia de que si en algún momento realizaba una autodeterminación, si decidía acabar con su vida, lo hacía de manera libre y sin coacción. Escribió una carta al juez y pagó la funeraria. "El 20 de noviembre de 2023, invitó a casa a unos amigos, se despidió y se marchó como él quiso, acompañado", cuenta Montse. "Yo me abracé a él y fue un honor", recuerda.
Durante un año y medio ella y los amigos que acompañaron a Antonio este día han tenido antecedentes penales por no impedir su decisión. Finalmente, fueron absueltos por la justicia.
Cara y cruz de la medicina frente a la eutanasia
El presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Manuel Martínez-Sellés, asegura que la práctica de la medicina lleva de forma inherente la defensa de la vida: "De hecho, el juramento hipocrático prohibía específicamente la eutanasia". A su juicio, un médico que practica la eutanasia está yendo contra su código deontológico. "Otra cosa es que sea legal y, por supuesto, no puede ser sancionado porque está amparado por la ley", explica Martínez-Sellés. "Me parece una pena que, en un momento con tantos avances médicos, se opte por quitar la vida en vez de mejorar la situación clínica", añade. Además, recuerda que existe la alternativa de los cuidados paliativos, aunque también reconoce que son muchos los pacientes que no están recibiendo estos cuidados.
Jesús Medina es médico geriatra y es uno de los profesionales que se ha enfrentado a una petición de eutanasia. "Para mí fue una sorpresa, y me dio mucho miedo porque era mi primer caso", cuenta. "Me enfrentaba a unos trámites legales que desconocía y emocionalmente fue un golpe", indica Medina. Sensaciones que a su juicio puede estar detrás de muchas de las objeciones de sus compañeros de profesión.
Jesús Médina, médico geriatra EN PORTADA
Pese a todo, accedió a llevar a cabo este proceso a pesar de sus profundas convicciones religiosas: "No veo contradicción entre la eutanasia y mi código moral. Uno de los principios que rigen mi espiritualidad". "Es la compasión y cuando uno está en frente de una persona que sufre y que ha perdido el sentido de la vida, lo único que se me ocurre es poner fin a su sufrimiento, si es eso lo que la persona pide y desea", concluye este médico.