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La guerrilla rohingyá declara un alto el fuego para facilitar la distribución de ayuda humanitaria

  • La tregua ha comenzado este domingo y estará vigente hasta el 29 de octubre
  • Al menos 290.000 rohinyás han huido a Bangladesh desde finales de agosto

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La guerrilla rohingyá declara un alto el fuego para facilitar la distribución de ayuda humanitaria

El grupo insurgente rohinyá que atacó a finales de agosto una treintena de puestos gubernamentales en el oeste de Birmania (Myanmar) ha declarado este domingo un alto el fuego durante un mes para permitir la entrada de asistencia humanitaria.

Al menos 290.000 rohinyás, a quienes el gobierno birmano no reconoce la ciudadanía, han huido a Bangladesh de la violencia desatada en el estado Rakhine (antiguo Arakán) desde el pasado 25 de agosto.

Ese día, un millar de combatientes pobremente armados del Ejército de Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA) asaltó las posiciones oficiales ubicadas en varios municipios con la frontera con Bangladesh.

El Ejército birmano respondió con una campaña de seguridad que hasta la fecha ha provocado al menos 414 muertos, la mayoría rohinyás, según cifras oficiales, aunque el número podría ser mucho más abultado apuntan organizaciones independientes.

Otras 30.000 personas, entre budistas, hindúes y musulmanes, también han tenido que abandonar sus hogares y se encuentran en centros de desplazado internos asistidos por las autoridades.

Una familia de la etnia musulmana rohinyá entra a Bangladesh después de huir de Birmania por el paso de Teknaf. MONIRUL ALAM

Desde el inicio de los enfrentamientos, el ARSA y las Fuerzas Armadas se intercambian acusaciones sobre violaciones de los derechos humanos.

"ARSA urge al Gobierno birmano a responder a la pausa humanitaria con el cese de las operaciones de ofensiva militar y participar en la asistencia de víctimas cualquiera que sea su etnia o religión en todas las áreas en conflicto", apunta el comunicado publicado en Twitter.

Se estima que más de un millón de rohinyás vivían en Rakhine víctimas de una creciente discriminación desde el brote de violencia sectaria de 2012, que causó al menos 160 muertos y dejó a unos 120.000 de ellos confinados en 67 campos de desplazados.

Las autoridades birmanas no reconocen la ciudadanía a los rohinyá, ya que les considera inmigrantes bengalíes, y les impone múltiples restricciones, incluida la privación de movimientos.

Por ahora, ni Gobierno birmano ni Ejército han anunciado su posición frente a la tregua unilateral del ARSA.