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La Comunidad de Madrid instala trampas para evitar la expansión del mosquito tigre

  • Los dispositivos estarán destinados a controlar huevos y adultos
  • Este insecto es uno de los posibles vectores de transmisión del zika
  • Utiliza coches, camiones o trenes para desplazarse

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El mosquito tigre es una especie invasora que procede de Asia.
El mosquito tigre es una especie invasora que procede de Asia.

Con el objetivo de evitar la expansión del mosquito tigre (Aedes albopictus), uno de los posibles vectores de transmisión del virus del Zika, la Universidad Complutense, junto a otras instituciones, ha empezado a colocar trampas en unos 200 puntos de la Comunidad de Madrid. El proyecto, coordinado por la Consejería de Sanidad, pretende vigilar así la entrada de este insecto.

Coincidiendo con la época estival y el gran tráfico existente entre el litoral mediterráneo y la Comunidad de Madrid, el gobierno regional ha elaborado el Programa de Vigilancia Entomológica y Control Sanitario-Ambiental de Vectores Transmisores de Arbovirus (Dengue, Chikungunya y Zika) en la Comunidad de Madrid, en el que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM), entre otras instituciones.

“Lo primero que estamos haciendo es vigilar si entran o no los mosquitos tigre en Madrid. Para ello, estamos colocando estos días diferentes tipos de trampas”, explica Ángeles Vázquez, profesora del departamento de Zoología y Antropología Física de la UCM.

La facultad de Biología ha diseñado un sistema de vigilancia entomológica en torno a los grandes ejes de comunicación que llegan a la Comunidad. Entre estos puntos destacan las autovías A-2 y A-3, Mercamadrid, la estación de Atocha, intercambiadores de autobuses y estaciones de servicio donde pernoctan habitualmente camioneros.

El mosquito tigre tiene una expansión natural muy corta –aproximadamente 400 metros–, por lo que utiliza medios de transporte como coches, camiones o trenes para desplazarse por la geografía española, según la investigadora.

Dos tipos de trampas

Unas doscientas trampas recorrerán las carreteras madrileñas situadas en lugares húmedos y resguardados, bajo la vegetación. Estas serán de dos tipos.  Las primeras, las de oviposición, son para controlar los huevos de la especie.  Consisten en cubiletes de plástico oscuro, de entre 200 y 1.500 mililitros, llenos de agua, con un listón de madera sumergido donde las hembras acuden a poner sus huevos.

“En función de la temperatura, las tablas de madera se recogen entre siete y diez días después de su colocación. Si hay huevos, los criaríamos y analizaríamos la especie a la que pertenecen”, apunta Vázquez.

El segundo tipo de trampas son las BG Sentinel, para mosquitos adultos. Estas emplean sustancias químicas que atraen a los insectos y se utilizan durante uno o varios días. En el caso de que los científicos detectaran en ellas muestras de mosquito tigre, iniciarían una serie de mecanismos de control.

“El 80% de las poblaciones del mosquito tigre dependen de la prevención que hagamos los particulares. El resto, de las administraciones”, destaca la bióloga.

Uno de los sitios favoritos de esta especie son los platos de las macetas.

De hecho, uno de los sitios favoritos de esta especie son los platos de las macetas, donde pueden quedar restos de agua, el caldo de cultivo ideal para para depositar sus huevos.

Proyecto Mosquito Alert

Como complemento a este sistema de vigilancia, está previsto que el portal salud de la web de la Comunidad de Madrid incluya el proyecto Mosquito Alert. Se trata de una aplicación con la que el ciudadano, si cree estar ante un mosquito tigre, puede tomar una fotografía georreferenciada.

Asesores científicos, entre ellos investigadores de la UCM, analizarán si es o no un Aedes albopictus.  En caso afirmativo, los expertos acudirán al lugar donde fue tomada la imagen y activarán los mecanismos de control necesarios.

Junto a la UCM, en el programa coordinado por la Consejería de Sanidad participan la Consejería de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, el Instituto de Salud Carlos III, la Universidad de Zaragoza, el Colegio Oficial de Farmacéuticos de la Comunidad de Madrid, ayuntamientos de la región y empresas de control vectorial.