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Premios Goya 2016: 'Nadie quiere la noche', nominada al Goya a mejor película

Isabel Coixet: "Tienes que impedir que te afecte que lo que haces no guste a los demás"

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Isabel Coixet en el rodaje de Nadie quiere la noche
Isabel Coixet en el rodaje de Nadie quiere la noche

9 NOMINACIONES A LOS GOYA

Mejor película

Mejor música original: Lucas Vidal.

Mejor actriz protagonista: Juliette Binoche

Mejor dirección: Isabel Coixet

Mejor dirección de producción: Andrés Santana, Marta Miró

Mejor dirección de fotografía: Jean Claude Larrieu

Mejor dirección artística: Alain Bainée

Mejor diseño de vestuario: Clara Bilbao

Mejor maquillaje y peluquería: Sylvie Imbert, Paco Rodríguez H., Pablo Perona

Necesitaba un glaciar. Así que, junto a su equipo de localización, Isabel Coixet se internó en el norte de Noruega varias veces porque siempre lo impedía el temporal. Era una expedición de seis personas. De pronto, los guías se detuvieron. Miraban sus smartphones y brújulas. No encontraban cómo volver. “No hacía frío, sino lo siguiente”, recuerda la directora. Estaban completamente perdidos.

Hay un paralelismo obvio entre la protagonista de Nadie quiere la noche y su directora, Isabel Coixet. Las dos se han lanzado obstinadamente a luchar contra los elementos en un viaje que les ha enfrentado a ellas mismas. Protagonizada por Juliette Binoche, Rinko Kikuchi y Gabriel Byrne, y con la participación de TVE, Nadie quiere la noche se estrena el 27 de noviembre en salas.

Nadie quiere la noche parte de un guion original de Miguel Barros (Blackthorn) que sitúa a Josephine Peary (Juliette Binoche) tras las huellas de su marido Robert Peary, el explorador estadounidense que en 1909 lideró una expedición que afirmó ser la primera en llegar al Polo Norte. ¿Lo logró? Actualmente se pone en duda, pero esa no es la historia.

Porque Nadie quiere la noche utiliza personajes reales para crear una ficción sobre la obstinación de Josephine en reunirse con su marido mientras se interna en paisajes sublimes que le harán replantearse todos sus cimientos occidentales. Lo que se inicia como una historia de aventuras a lo Jack London se torna en una incursión al corazón (interior) de las tinieblas y los límites de lo que nos define como humanos.

“Lo que me interesaba era sorprender al espectador. El guión de Miguel Barros tiene un quiebro fantástico: cuando pensamos que ella ha llegado a un lugar, no ha llegado; cuando pensamos que va a encontrarle, no le encuentra”, explica Coixet. “Quería contar ese quiebro inesperado de la vida. En mi experiencia personal es lo que me ha hecho crecer: cuando piensas que la vida es de una manera y te da hostias en el carnet de identidad. Calificaría de mi vida como de todo menos fácil, pero lo acepto”.

Al margen de los exteriores de Noruega, la historia está recreada en su mayor parte en un plató de Tenerife. “Recrear el frío me obsesionaba, tenía pesadillas”. Coixet se apoyó, junto a su director de fotografía Jean-Claude Larrieu, en algunos clásicos del hombre vs. naturaleza hostil como Dersu Uzala (1975), de Akira Kurusawa; El viento (1928), de Victor Sjostrom; o Nanuk el Esquimal (1922), de Robert Flaherty.

“Aunque Nanuk, el esquimal es el documental por excelencia todo está falseado", señala Coixet. "Esa es la magia del cine: esa reconstrucción que alimenta lo real es lo que interesa, lo que me hizo querer ser directora de cine de pequeña”.

Para recrear la cultura inuit contaban con el asesoramiento del antropólogo español Francesc Bailón. “Es el occidental que más sabe del mundo inuit. Habla inuit e incluso tiene padres inuit adoptivos. Supervisaba todo: la forma de hacer fuego, los trajes, las comidas. Es un erudito”.

Una de los unit que participan en la película se convirtió en un espejo para la actriz japonesa Rinko Kikuchi (Mapa de los sonidos de Tokio). “Era una maravilla porque se mimetizaban, le enseñó a sentarse, a reírse. Al final, Rinko era inuit”.

Define a Juliette Binoche no como una actriz, sino como una socia creativa. “Es que Juliette hace muchas cosas: acaba de interpretar Antígona en teatro en inglés, es pintora y hace unos retratos maravillosos. Es una persona con un discurso personal y con una coherencia política y social”.

Dentro de la aventura íntima de Nadie quiere la noche hay un mensaje: la mentalidad occidental está equivocada y llegar el primero tal vez no sea lo más importante. “Éxito es poder hacer lo que te da la gana en cada momento, sin dar explicaciones y sin querer caer bien. Eso es la libertad y, para mí, la libertad es el éxito. Tienes que impedir que te afecte que lo que haces no guste a los demás".