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Viernes de la ira

Los embajadores de Israel y Palestina alertan del peligro de una deriva religiosa del conflicto

  • "El tema religioso es explosivo y puede escaparse de las manos", dice Kutner
  • "Si el conflicto se vuelve religioso será muy peligroso y difícil de controlar", apunta Odeh
  • La ONU ha llamado a todas las partes a proteger los lugares sagrados

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Manifestantes palestinos se enfrentan a las fuerzas de seguridad israelíes en Belén
Manifestantes palestinos se enfrentan a las fuerzas de seguridad israelíes en Belén

"El tema religioso es explosivo y puede escaparse de las manos de cualquiera de los que lo esten tratando de manipular", ha expresado a RTVE.es el ambajador Israelí en España, Daniel Kutner. Así se ha referido a la chispa que ha provocado el último brote de violencia entre palestinos e israelíes, el control sobre el acceso a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén, lugar sagrado para judíos y musulmanes.

Aunque la actualidad marca esta particular disputa por la gestión de este lugar sagrado en concreto, "ya hubo disturbios en 1929 y en 1936 por esta causa", comenta Kutner, que insiste en que "es un asunto muy serio". La deriva religiosa del conflicto es una bomba de relojería, coinciden israelíes y palestinos, aunque cada bando lo interpreta desde su punto de vista.

"La ocupación israelí es un conflicto colonial que Israel quiere convertir en un conflicto religioso, pero lucharemos para que no ocurra, porque si se convierte en religioso, será todavía más difícil de solucionar", ha afirmado al respecto el embajador de Palestina en una rueda de prensa en Madrid, Musa Amer Odeh. "Será muy peligroso, perderá el control, puede traspasar las fronteras de Israel y Palestina y amenazar la paz y la estabilidad en todo el mundo", ha insistido.

El riesgo de un conflicto religioso

El palestino ha advertido de que no pueden "garantizar que en el futuro no penetren organizaciones y partidos radicales en el conflicto si se transforma en un religioso", al ser preguntado por la posible influencia de grupos extremistas de la región, como el Estado Islámico (EI).

Este viernes un grupo de palestinos ha incendiado durante la madrugada la Tumba de José, en el norte del territorio palestino ocupado de Cisjordania. El lugar es venerado desde hace siglos por cristianos, judíos y musulmanes. Tras el suceso, desde Naciones Unidas se han disparado las alarmas: el subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Tayé-Brook Zerihoun ha alertado que "este incidente representa un episodio especialmente preocupante dada su dimensión religiosa", ha dicho ante el Consejo de Seguridad.

El diplomático ha llamado a todas las partes a proteger los lugares sagrados y rechazar a los "extremistas que persiguen una agenda política" tratando de transformar un conflicto nacional en uno religioso. "Si tienen éxito en estos intentos las consecuencias pueden ser catastróficas para israelíes y palestinos, con serias repercusiones en la región", ha señalado Zerihoun.

Qué rezar y dónde

Odeh ha culpado de la actual situación a la ocupación israelí y concretamente a lo que ha calificado de intentos de modificar el estatuto de la Mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado para el Islam, pero el embajador israelí insiste en que su gobierno "no quiere cambiar ningún statu quo y esta comprometido a mantener la situación existente hoy en día, la libertad de rezo para los musulmanes en la Explanada y la libertad de visita a los miembros de otras religiones en horarios determinados y en días determinados".

Daniel Kutner argumenta que "Israel está comprometida con la libertad de culto en todas las ciudades de Jerusalén, así que cuando uno mira hacia nuestra zona, entre la ola de la falta de libertades y la intolerancia medieval que existe hoy en día en Oriente Medio, Israel se distingue por mantener estas libertades y esta posibilidad de todas las religiones en convivir".

La calma que reinaba en la Explanada de las Mezquitas se interrumpió en julio, cuando decenas de jóvenes palestinos se atrincheraron para impedir las visitas de judíos al lugar santo musulmán, lo que provocó la intervención de la policía israelí, que entró en la mezquita Al Aqsa, un hecho que ocurre muy raramente.

Esta disputa por el control del acceso a este recinto ha derivado en una escalada de violencia que empieza a conocerse como "la Intifada de los cuchillos".

Israel ha reforzado el despliegue de sus fuerzas de seguridad, que no han permitido este viernes que los musulmanes entraran a rezar a la Explanada. "Es de suponer que estas medidas son de caracter extraordinario y se anularan una vez que la situación se normalice".

Pero el embajador palestino Odeh reivindica otras razones de fondo: "La ocupación es el origen del conflicto. Cuando se pisotea la dignidad de un pueblo entero, la resistencia es un derecho sagrado de cualquier pueblo para luchar contra la ocupación. Nuestra resistencia tiene un carácter pacífico", indicó.