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Accidente de avión en Francia

El copiloto alemán Andreas Lubitz, un profesional "impecable" con 630 horas de vuelo

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El alemán Andreas Lubitz, un joven copiloto descrito como ejemplar

El copiloto del avión Airbus A320, que supuestamente colisionó el aparato de forma voluntaria en los Alpes franceses, es Andreas Lubitz, de nacionalidad alemana y 27 años. Un profesional "impecable" y "apto 100% para el vuelo, sin ningún tipo de peculiaridad", según defendió el presidente de la aerolínea Lufthansa, Carsten Spohr, el mismo día que se reveló el contenido de la única caja negra hallada hasta ahora.

Personas de su entorno, además, lo describen como un tipo afable que no había manifestado nunca intención o deseo de hacer daño a los demás. Convivía con sus padres en una pequeña población de 12.000 habitantes en el este de Alemania, aunque tenía otra residencia en Düsseldorf.

Lubitz era una apasionado de la aviación que había logrado su sueño. Acumulaba 630 horas de vuelo y había comenzado a trabajar en la compañía aérea Germanwings, filial de bajo coste Lufthansa, en septiembre de 2013, tras haber finalizado su formación en 2008 y haber ejercido como auxiliar de vuelo como parte de su capacitación.

Sin embargo, a medida que ha avanzado la investigación para tratar de dar luz a la motivación de Lubitz para precipitar el A-320 con 150 pasajeros, se han ido revelando datos que contrastan esa biografía.

Ocultó su baja médica a su compañía

Tras un día de registro en el domicilio familiar en Montabaur (Renania-Palatina, este de Alemania), la Fiscalía de Düsseldorf concluyó que el joven Lubitz ocultó a su aerolínea que estaba de baja médica y en tratamiento el día de la tragedia. Lo acreditaba un parte de baja roto en pedazos y varios documentos con su tratamiento.

La fiscalía no da detalles de patologías. Sin embargo, según recogen varios medios alemanes, el joven sufrió una "grave depresión" en 2008 y, en el momento de la tragedia aérea, recibía tratamiento psiquiátrico.

Desde la compañía habían ya señalado un día antes, sin embargo, que el copiloto interrumpió su formación durante "un largo periodo" hace seis años y a su regreso aprobó satisfactoriamente las pruebas físicas y psicológicas. No se daban detalles, Lufthansa protegía la confidencialidad de estos datos. Es más, se incidió en que el copiloto de su línea de 'low cost' había superado test "muy concienzudos" y , por tanto, estaba perfectamente adiestrado para volar.

El periódico Bild asegura, sin embargo, haber tenido acceso a un informe de la escuela de aviación de Phoenix (Arizona), donde se encuentra la sede de Lufthansa y en la que se forma a los pilotos, que declara a Lubitz no aptó para volar y recomienda un seguimiento médico especial. Además, en 2008 tuvo que abandonar un curso de formación por ataques de pánico y en 2009 pasó, señala, por un episodio depresivo profundo.

Fuentes de la fiscalía alemana negaron que se hubiera encontrado en su casa una carta de despedida. Señalan además que no hay evidencias políticas o religiosas detrás de su actuación. Una duda que, desde el principio, han coincidido todas la investigaciones en descartar.