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Muere Alfredo Di Stéfano

Don Alfredo: gracias, viejo

  • La 'Saeta Rubia' ha fallecido este lunes a los 88 años
  • Di Stéfano nació el 4 de julio de 1926 en Buenos Aires
  • Su unión con el Real Madrid situó a jugador en la cima del fútbol
  • Especial: Muere Alfredo Di Stéfano

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Di Stéfano, una leyenda del Real Madrid

Alfredo Di Stéfano siempre estaba en boca de mi padre: “Es un futbolista excepcional, hijo. Juega como los ángeles y tiene un carácter de demonio. Se come al rival”, me decía. Di Stéfano, don Alfredo, fue santo y seña para toda una generación de aficionados al fútbol en el mundo y en la España de la década de los 50 y de la primera mitad de los 60. [Especial: Muere Alfredo Di Stéfano]

La 'Saeta Rubia' ha fallecido este lunes a los 88 años en el hospital madrileño Gregorio Marañón, donde estaba ingresado desde el pasado sábado por una dolencia cardiaca.

Alfredo Di Stéfano nació el 4 de julio de 1926 en Buenos Aires (Argentina) y su unión con el Real Madrid situó a jugador y club en la cima del fútbol mundial. El argentino debutó el 23 de septiembre de 1953 en un amistoso contra el Nancy, y durante 11 temporadas disputó 396 partidos oficiales enlos que marcó 308 goles.

Más allá de todos los datos y de las frías estadísticas, de sus más de 890 actuaciones y sus casi 700 goles (entre oficiales y amistosos), sus ocho Ligas, cinco Copas de Europa, una Copa de España y una Intercontinental con el Real Madrid. Más allá de sus dos Balones de Oro, de sus 31 partidos y 23 goles con la selección nacional, don Alfredo fue un ser humano, con toda la carga de cosas buenas y menos buenas que ello conlleva.

Hay muchos Di Stéfano en uno: el futbolista, el hombre, el actor, el comentarista de televisión, el entrenador… la mejor manera de conocerlo está en sus memorias, tituladas “Gracias, vieja”, y a través de las entrevistas realizadas en Radio Nacional y Televisión Española a lo largo de su vida. La última de ellas en el programa “Conexión Vintage”, el mes de marzo de 2013.

El maestro

El Di Stéfano humano pudo verse en 1963 cuando fue secuestrado por un grupo guerrillero venezolano. Una aventura que él mismo contó con su particular forma de relatar. Una expresión casi siempre irónica, a veces ininteligible, que no le impidió ser comentarista técnico de Televisión Española en varias épocas.

'El maestro', como muchos de sus colegas lo llamaban era un enamorado del fútbol. Vivía por y para ese deporte; un superprofesional que entendió, hasta el fin de sus días, que el público que paga su entrada siempre tiene la razón.

Hay que jugar para el pueblo. Hay que cumplir con el público

'La saeta rubia', como lo conoció el gran público, decía “Hay que jugar para el pueblo. Hay que cumplir con el público”. Lo llamaban así por la explosividad de su juego. El canto de la gente decía: “Socorro, socorro, que viene ‘La Saeta’ con su propulsión a chorro”.

Quienes lo vieron guardan recuerdos imborrables de su forma de jugar. Él se definió como un “todocampista”. Don Alfredo sintetizó de forma certera conceptos mucho más amplios con expresión escueta e irónica. Lo hizo así en muchas ocasiones a lo largo de su vida con ese acento porteño que nunca perdió.

El “nueve” por excelencia no era un delantero centro clásico, todo lo contrario. Y esa fue la grandeza que lo llevó a revolucionar el fútbol. Para Di Stéfano el campo era global, bajaba y subía y era un derroche de fuerza, resistencia, amor propio, genialidad en el regate y eficacia ante la portería contraria.

Con él cambió la historia

A lo largo de una década, acumuló méritos que le valieron entrar en el olimpo del fútbol, al que después llegarían Pele, Cruyff, Beckenbauer o Maradona.

Con Kopa, Rial, Puskas y Gento, formó una delantera legendaria en el Real Madrid, en el que encontró a su socio, Santamaría y donde desarrolló su vida. Fue una simbiosis perfecta entre el club y el jugador, ambos se dieron todo de forma recíproca y acabó por ser presidente honorífico de la entidad.

Llegó a un club que apenas había ganado dos títulos de Copa en los 20 años anteriores y fue pieza básica en el ascenso hasta ser el club más laureado. Una vorágine de éxitos que tuvo el prólogo de su tumultuosa llegada a España.

Real Madrid y Barcelona pugnaron durante meses por tenerlo en sus filas. Don Alfredo se hizo famoso con el Millonarios y el Barça lo necesitaba para suplir a Kubala, aquejado de tuberculosis. El Real Madrid, o mejor dicho, Santiago Bernabéu, quedó prendado de él, tras el torneo de conmemoración del cincuentenario que jugó en la capital de España.

La situación se enredó de tal manera que Di Stéfano se encontró en Barcelona, sin poder jugar y a la espera de que su situación se resolviera en los despachos. Incluso hay una entrevista, publicada en El Mundo Deportivo, en la que don Alfredo dice que quiere jugar en el Barça.

El caso es que lo hizo en el Real Madrid, tras la decisión federativa y la retirada del club catalán en la pelea por tenerlo, y su llegada al club blanco significó un cambio radical en la historia. Apenas un mes después de debutar, el Real Madrid le metió 5-0 al Barça.

Su fama en la España de la época fue tal que llegó a intervenir en películas como 'Once pares de botas', 'La saeta rubia', 'La batalla del domingo' o 'Sinfonía española'. Ya traía experiencia de Argentina, donde participó en la cinta titulada 'Con los mismos colores'.

De cada una de las facetas de su vida podría escribirse un libro; sin embargo, ahora que el Árbitro pitó el final del partido para don Alfredo Di Stéfano, solo queda por decir, parafraseando el título de sus memorias: GRACIAS, VIEJO.