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Ariel Sharón, de militar implacable a halcón político

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Muere el ex primer ministro israelí Ariel Sharon

Primero militar implacable, luego político audaz y siempre polémico, Ariel Sharón, fallecido a los 85 años, ha sido uno de los líderes israelíes que más han contribuido a modelar el Estado moderno hebreo.

Hijo de judíos rusos, Ariel vino al mundo en 1928 en Palestina, bajo el Mandato Británico, con con el apellido de Sharon, la forma hebrea de Scheinerman, el verdadero apellido de su familia, y se convirtió en uno de los primeros sabras, esto es, israelíes nacidos en Palestina en alcanzar altos puestos de dirección en el Estado de Israel.

De joven se unió a la organización militar clandestina judía Haganá, y combatió como comandante de pelotón en la guerra árabe-israelí de 1948 a 1949. En la década de 1950 dirigió un equipo de las fuerzas especiales, llamada Unidad 101, para las operaciones de represalia en respuesta de los constantes ataques transfronterizos de las milicias palestinas.

Sharón luchó en todas las guerras de Israel desde la fundación del Estado en 1948, y se gano una reputación de soldado valiente, el mejor comandante de campo y uno los más brillantes estrategas militares. Después de la conquista de la península del Sinaí en la Guerra de los Seis Días y el cerco del Tercer Ejército egipcio en la Guerra de Yom Kippur, la opinión pública israelí lo apodó como "El rey de Israel" y "El león de Dios".

La sombra de la masacre de Sabra y Chatila

En 1969 Sharon fue nombrado jefe del Mando Sur del Estado Mayor. Su aspiración apuntaba a la jefatura del propio Estado Mayor, pero el Gobierno laborista de Golda Meir se decantó por otro nombre y él optó por colgar el uniforme y dar el salto a la política de la mano de la formación derechista Likud.

Pese a resultar elegido, renunció a su escaño como parlamentario para ser asesor de seguridad de Isaac Rabin durante su primer mandato . Tras ser reelegido en 1977, cuatro años después Menachem Begin le nombró ministro de Defensa.

A raíz de los bombardeos en el norte de Israel por parte de la Organización de Liberación de Palestina de Yasser Arafat (OLP) desde Líbano, Sharon planeó una invasión a gran escala de su vecino, que ya estaba inmerso en una guerra civil. El movimiento terminó con la expulsión de la OLP del Líbano y tuvo además como resultado la masacre de Sabra y Chatila: el asesinato de cientos de palestinos a manos de milicianos cristianos libaneses en dos campos de refugiados de Beirut bajo control israelí.

Sharón fue destituido de su cargo en 1983 por un tribunal israelí que le consideró indirectamente responsable de los asesinatos. Sin embargo, el halcón siguió siendo una figura muy popular entre la derecha israelí –a la par que odiada entre los palestinos– y continuó sosteniendo puestos clave en los diferentes gobiernos.

Firme defensor de los colonos israelíes, como ministro de Vivienda presidió a principios de 1990 la construcción más grande de asentamientos judíos en Cisjordania y Gaza desde que Israel ocupó los territorios en 1967.

El agitador de la Segunda Intifada

Después de que Benjamin Netanyahu devolviera el poder al Likud en 1996, Sharon se convirtió en ministro de Asuntos Exteriores y tras la derrota de la formación derechista en 1999 sustituyó a Bibi como líder del partido e inició una oposición destructiva al precario Gobierno de coalición de Ehud Barak.

El 28 de septiembre de 2000 protagonizó el momento más trascendental de su carrera. Su inesperada visita a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, lugar sagrado para los musulmanes y vinculado también a la llegada del Mesías de los judíos (forma parte de un todo con el contiguo Muro de las Lamentaciones), fue el detonante de la Segunda Intifada.

Para el mundo árabe y los palestinos la acción de Sharón fue un desafío en toda regla que no podía quedar sin respuesta. Sin embargo, los palestinos fueron quienes más perdieron. El levantamiento fue contestado con una enorme fuerza militar por parte de Israel y arrojó por la borda la escasa confianza en el malherido proceso de paz.

En 2001, Sharón obtuvo una victoria aplastante comprometiéndose a lograr “la paz y seguridad verdaderas”. Avanzó, a su manera, en ambos sentidos.

A raíz de una serie de atentados suicidas por militantes palestinos en Israel, trató de fortificar el Estado con la construcción del polémico muro alrededor de Cisjordania.

Y en cuanto al plan de paz, con el tiempo, Sharón acabó dando un giro inesperado, convirtiéndose en el principal artífice del cumplimiento de la conocida como Hoja de Ruta, que establecía el reconocimiento del Estado palestino, bajo los auspicios del Cuarteto (EE.UU., Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas). La retirada unilateral de la franja de Gaza y cuatro asentamientos de Cisjordania fue la puntilla para la derecha más extremista.

En medio de la creciente disensión dentro del Likud por la retirada de la Franja, Sharón abandonó el partido en noviembre de 2005 para crear la formación Kadima junto a políticos dispares unificados bajo su liderazgo. Un mes después, con el viento a favor para ser reelegido como primer ministro, un primer infarto cerebral, del que nunca se recuperó, le retiró de la arena política para siempre.