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Cómo estudiar con herramientas y dispositivos digitales sin morir en el intento

  • El truco está en archivarla de alguna forma que permita su fácil recuperación
  • También es importante establecer un método para organizarse
  • Los libros electrónicos también tienen sus propias demandas

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Estudiante usando una tableta.
Estudiante usando una tableta.

En Internet hay todo tipo de información extremadamente útil a la hora de estudiar, igual que para muchos otros órdenes de la vida, pero muchas veces el problema está en volver a encontrarla, bien porque uno no recuerda con qué búsqueda dio con ella, bien porque no recuerda siguiendo qué cadena de enlaces llegó allí.

Tradicionalmente se añadían favoritos y más favoritos al navegador, sin demasiado orden ni organización, lo que a menudo resultaba contraproducente de cara a sacarles provecho más tarde, aunque afortunadamente hoy en día hay formas bastante mejores de guardarse lo que a uno le interesa, aunque hay que organizarse. 

Por su parte los libros electrónicos suponen también un avance enorme a la hora de estudiar gracias a la capacidad de buscar en sus contenidos o de anotarlos y luego buscar en esas notas o utilizarlas como base para expandir ideas o hacer trabajos, pero de nuevo hace falta tener en cuenta algunos detalles para aprovecharlos al máximo.

En primera instancia

Para ello la primera herramienta que uso es Pocket, que es un servicio gratuito que permite guardar direcciones de páginas web. Se parece mucho a la opción de añadir favoritos del navegador ya citada, pero la diferencia está en que se puede acceder a ella desde cualquier dispositivo conectado a Internet y en que hay muchas otras aplicaciones y extensiones para el navegador que hacen que guardar algo en Pocket sea tan fácil como hacer un clic o tocar un par de veces la pantalla del móvil o del tablet.

Una vez guardadas las direcciones de estas páginas se pueden consultar ya sea en la propia web de Pocket o con las aplicaciones disponibles para distintas plataformas que, además de navegar por las direcciones guardadas de la más reciente a la más antigua permiten buscar en los títulos o en las etiquetas que se le pueden añadir al guardarlas.

De todos modos yo no uso la opción de etiquetar lo que guardo, ya que Pocket es más bien un repositorio temporal de cosas que me van llamando la atención y sobre las que quiero volver con más tiempo.

Archivo definitivo

La segunda herramienta que uso a diario, y mi opción para guardar cosas 'para siempre' y para poder localizarlas con facilidad en el futuro, es Evernote, otro servicio web disponible también para múltiples plataformas móviles, Mac OS X y Windows.

La ventaja de Evernote frente a Pocket es que sirve para guardar muchos más tipos de información que páginas web, ya que además de estas permite escribir notas directamente en la aplicación, guardar todo tipo de archivos de ordenador con la capacidad de buscar en los contenidos de muchos de ellos en la versión premium de Evernote, que cuesta 40 euros al año, etc.

Esta información se puede guardar en tantas libretas como se desee, e incluso, con la versión premium se puede hacer que alguna de ellas esté disponible aún sin conexión a Internet, para lo que Evernote se guarda una copia en el dispositivo que estemos usando.

De nuevo, al tratarse de un servicio web se puede acceder a él desde cualquier dispositivo conectado a Internet; además el contenido de las notas y libretas se sincroniza entre distintos dispositivos, con lo que la información está siempre está actualizada.

En Evernote es donde termino guardando las páginas que voy encontrando y que creo que necesitaré en un futuro, tickets de compra, manuales de instrucciones, documentación de viaje, etc.

Además en este caso sí etiqueto las cosas de una forma metódica para luego poder encontrarlas por temas sin necesidad de que contengan una palabra específica.

Para ello uso etiquetas organizadas de forma genérica, de tal forma que un artículo sobre Twitter y menores iría etiquetado como: 'internet', 'redes sociales', 'Twitter', y probablemente además llevaría la etiqueta 'charlas'.

La versión premium de Evernote permite, además, crear libretas compartidas, lo que es muy potente de cara a colaborar con compañeros de trabajo o a guardar los papeles de casa y compartirlos con tu pareja.

E igual que con Pocket muchas otras aplicaciones y extensiones del navegador facilitan ir añadiendo información a Evernote desde el ordenador, el móvil, o el tablet.

Libros electrónicos

La popularización de los libros electrónicos en los últimos años también ha hecho que la cantidad de información que podemos tener en nuestras manos haya crecido enormemente, aunque en este caso aún encuentro necesario manejar varios dispositivos.

Para un libro que sea fundamentalmente texto mi lector preferido es sin duda el Kindle de Amazon, en cualquiera de sus versiones de pantalla de tinta electrónica, tanto porque llevo años comprando allí como por la opción que da de mantener una colección de libros y documentos en la cuenta de cada uno y mantenerlos sincronizados –junto con las notas o destacados que una haga– y consultarlos desde un lector Kindle o cualquier ordenador o dispositivo para el que exista la aplicación Kindle, que son la inmensa mayoría.

Además, gracias a una aplicación gratuita como Calibre es posible convertir casi cualquier libro de un formato a otro, entre ellos el que soportan los Kindle.

Pero sin embargo el Kindle –y en general todos los lectores de libros electrónicos– no manejan excesivamente bien los documentos en formato PDF, por lo que para estos, igual que para los cómics, mi opción es un iPad original, y no un mini ya que el tamaño de su pantalla lo hace más adecuado para leer documentos formateados en tamaño A4 o para cómics.

Obviamente igual que un iPad para los PDF sirve cualquier otro tablet que disponga de un visor que soporte el formato –me atrevería a decir que cualquiera del mercado– aunque en el caso de los cómics, y debido a los sistemas de gestión de derechos digitales, hay que ver si hay aplicación para leer los cómics de una editorial o tienda determinadas en esa plataforma.

Por supuesto, cada uno es libre de organizarse como quiera y de utilizar las herramientas que más le convenzan –afortunadamente muchas se pueden probar de forma gratuita– pero lo importante es llegar a establecer un método de trabajo que te lleve a gestionar la información de una forma metódica para así poder encontrarla cuando la necesites.