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Premios Oscar 2013

Oscar 2013: Cuando Hollywood encontró a Washington

  • Los Oscar de 2013 vienen cargados de un fuerte contenido político
  • Varias de las nominadas han provocado debates en el Capitolio
  • ¿Son las películas de 2012 el reflejo de una narrativa Obama?

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La política llena la temática de las principales nominadas a mejor película en los Oscar.
La política llena la temática de las principales nominadas a mejor película en los Oscar.

Barack Obama decía casi al final de su discurso inaugural el pasado 21 de enero que "no podemos sustituir espectáculo por política". No se refería el presidente de Estados Unidos al cameo de Bill Clinton en los Globos de Oro presentando la película nominada Lincoln ni a la impronta política sin precedentes que tienen los Oscar en esta edición, incluyendo la influencia que algunas de las candidatas han ejercido y están ejerciendo sobre discusiones en el Capitolio.

Pero el positivo de esa frase completamente descontextualizada podría ser un lema para Hollywood este año, que no ha sustituido sino que ha convertido la política en espectáculo y ha aportado su voz al discurso de una época de crisis.

Las temáticas de las tres principales candidatas a Mejor Película son indiscutiblemente políticas: la caza y asesinato de Bin Laden (La noche más oscura), la abolición de la esclavitud por el presidente más admirado de Estados Unidos (Lincoln) y la operación secreta para rescatar de Irán a los diplomáticos supervivientes del ataque a la embajada de Estados Unidos (Argo).

Además, Django unchained toca también, aunque desde un tarantiniano ángulo, el tema de la esclavitud. Las críticas del cineasta afroamericano Spike Lee a la película -sin haberla visto- demuestran que el tema tiene claras connotaciones sociopolíticas. Poca broma.

"Do you think we choose the times into which we are born? Or do we fit the times we are born into?" ("¿Crees que elegimos la época en que nacemos? ¿O que nos adaptamos a la época en que nacemos?" (Lincoln). Esta avalancha de temas políticos podría ser pura casualidad. Y también que en la categoría de largometrajes documentales haya dos sobre el conflicto en Palestina (The gatekeepers 5 broken cameras) y uno sobre los casos de violación en el seno del Ejército de Estados Unidos (The invisible war) que ya ha provocado decisiones ejecutivas para cambiar la forma en que se gestionan esos casos.

¿Unos Oscar de la era Obama?

Quizá sea azar, pero la coincidencia merece una reflexión. ¿Ha elegido Hollywood el momento en que quiere hablar de estos temas? ¿O es todo un "signo de los tiempos políticos"? ¿Son estos Oscar el reflejo de un cine en la era Obama?

En un artículo de febrero de 2012 en The New York Review of Books, J. Hoberman, crítico cinematográfico de The Village Voice, escribía que "películas recientes como el western Meek’s Cutoff o el J.Edgar de Eastwood están todavía reflexionando sobre los años de Bush (pobre liderazgo inicial y pánico antiterrorista posterior). Obama no ha elaborado una historia persuasiva más allá de limpiar el lío que dejó Bush, y eso puede ser difícilmente buen material para el cine".

"Me vengo preguntando desde hace un tiempo cuándo vamos a ver cine de Hollywood modulado por Obama. El deseo por Obama (o por un Obama) puede verse en dos películas proféticas de 2008,  WALL-E (el mundo salvado por un pequeño y adorable robot, organizador de la comunidad en una comunidad ya extinta) y Mi nombre es Harvey Milk (retrato de otro organizador creativo de una comunidad, por no decir que es el aplastante precedente de un político que se presentó a sí mismo como un Mensajero de Esperanza). Nada comparable se ha producido desde la inauguración de Obama aunque hay un ligero aspecto Obamista en cualquier película con un protagonista poco convencional", como Los hombres que amaban a las mujeres, Indomable, La red social En tierra hostil.

Hollywood se mete en política

Solo un año después, estas palabras quedan superadas por la realidad de un cine que ha sido gestado en la época Obama.

Argo parte de un artículo de 2007; ese mismo año, en Cannes, Tarnatino le decía al Telegraph que quería hacer una película que "tratase el terrible pasado de América con respecto a la esclavitud, pero tratado como un spaguetti-western, no como una película de gran alcance", todo lo contrario a Lincoln, que si bien es un proyecto que comienza a gestarse en 1999, se detuvo en 2006, y cabe pensar que la llegada de Obama al poder, con fuertes resonancias lincolnianas,  ayudó a sacar adelante el proyecto.

Lo de La noche más oscura es más significativo; si bien empezó como una película sobre la persecución sin éxito de Bin Laden, los acontecimientos históricos hicieron cambiar sobre la marcha el guion convirtiéndolo en la caza y captura del terrorista. Si la Administración Obama ha intentado convertir en un icono la foto del presidente y todo su equipo en la Situation Room durante la operación, esta película puede convertirse en el núcleo de la narrativa del primer mandato de Obama, el Nobel de la Paz que no ha cerrado Guantanamo y cuya política antiterrorista tiene entre sus pilares la guerra preventiva con drones y sigue tolerando el limbo judicial en las cárceles secretas de la CIA.

Con motivo de la inauguración de su segundo mandato, los dos principales críticos de cine del New York Times hacían su análisis sobre el cine en la era Obama, comparándolo con la era Bush. Hablaban de Lincolmania y de un cine sobre líderes que organizan la comunidad, como Los Vengadores o X-Men: First Class, así como de la recesión como panorama e incluso tema en muchas películas. La última de Batman, con Nueva York tomado por peligrosos anarquistas que recuerdan al movimiento Occupy Wall Street, podría considerarse también parte de la narrativa del año en que Obama ha sido reelegido como presidente.

Las acusaciones de tortura

Las repercusiones políticas de muchas de estas películas han sido evidentes. La noche más oscura es la que ha generado el debate más acalorado, que, si bien ha rebajado las expectativas de la película de ganar el Oscar, ha aumentado su recaudación en taquilla.

Se ha criticado que era una herramienta de propaganda electoral en favor de Obama y se ha acusado a los guionistas y la directora del filme de justificar la tortura. Un grupo de senadores -que incluye a John McCain- criticó la falta de rigor en la representación del uso de torturas, aunque Leon Panetta, exdirector de la CIA y Secretario de Defensa saliente, ha alabado la cinta. Además, un comité en el Senado revisará los contactos entre los creadores de la historia y la CIA para estudiar si se dio acceso a información reservada.

Si Bill Clinton se prestó a poner su cara para presentar Lincoln, el presidente Carter confirmó en una entrevista que aparece en los créditos de la película que los hechos que Argo retrata son básicamente ciertos, aunque la cinta ha provocado malestar en Canadá, porque rebaja su papel en el rescate, y Nueva Zelanda, ya que en la película se sugiere que la embajada de Nueva Zelanda rechazó acoger a los diplomáticos estadounidenses, lo que no es cierto, como cuenta Pete Hammond en un artículo sobre la influencia que la política puede tener en la carrera hacia los Oscar.

La bipolaridad se cuela en la Casa Blanca

En ese artículo también se recoge que incluso películas como El lado bueno de las cosas, que trata el tema de la bipolaridad, ha tenido su hueco en la Casa Blanca. Director y protagonista del filme se reunieron con el vicepresidente Joe Biden, cuya esposa está embarcada en la lucha contra las enfermedades mentales. David O.Russell, el director, también ha participado en la presentación de un borrador de ley referida a la salud mental.

También influencia en Washington ha tenido y seguramente seguirá teniendo The invisible war, un estremecedor documental nominado al Oscar que, a través de varios casos de violaciones sexuales en el seno del Ejército de Estados Unidos, refleja la impunidad de los agresores a la que lleva la autonomía judicial de las Fuerzas Armadas en esta materia.

El documental se estrenó en el festival de Sundance de 2012. En abril, Leon Panetta, entonces Secretario de Defensa, asistió a la proyección de la película y anunciaba dos días después cambios en la manera de gestionar judicialmente los casos de presuntas violaciones. En enero, se han introducido medidas legislativas para prevenir estos abusos. Incluso el nuevo Secretario de Defensa, Chuck Hagel, ha reconocido en el Senado que ya había visto el documental.

¿Reivindicaciones políticas en la ceremonia?

El escenario de la ceremonia de los Oscar no suele ser lugar de reivindicaciones políticas. Estaremos atentos el 24 de febrero al del Teatro Kodak.

Si gana Argo, Clooney, productor y siempre muy activo en reivindicaciones sobre África, tendrá una oportunidad de arengar a las masas. Si gana Lincoln,  el discurso será seguramente emocional y político; 'inspiring'. Si gana La noche más oscura, habrá tiempo de remarcar que la cinta no está a favor de las torturas. Si gana Tarantino... Si gana Tarantino. Ja.

En cualquier caso, Hollywood ya ha hablado donde suele hablar, en las pantallas. En sus premios, no le gusta a Hollywood sustituir política por espectáculo.