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La riqueza financiera de las familias cayó un 10% en el primer trimestre

  • Las acciones, depósitos y valores se elevan a 780.289 millones
  • La inversión en acciones cae en picado, un 21%
  • Los préstamos o pasivos suman 922.726 millones de euros

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Riqueza financiera neta

La riqueza financiera neta de las familias españolas es la diferencia entre los activos financieros que poseen y los préstamos que tienen concedidos.

La riqueza financiera neta de las familias españolas, que se mide con la diferencia entre los activos financieros que poseen y los préstamos que tienen concedidos se redujo un 10% en el primer trimestre del año, según los datos publicados por el Banco de España.

Los activos financieros de las familias -dinero en efectivo, acciones, depósitos y valores de renta fija- sumaban al cierre del primer trimestre de este año 780.289 millones de euros, exactamente el 9,95% menos de los 866.563 millones del mismo periodo del año anterior.

Los datos del organismo supervisor muestran que la inversión de las familias  españolas en acciones ha caído en picado, un 21%, hasta 454.603 millones  de euros, frente a los 579.078 de un año antes.

Al cierre de 2011 este indicador reflejaba que los activos financieros de las familias se redujeron un 4,12%, pese a que en el primer trimestre del año pasado creció el 4,8% y en el segundo, el 11,23%, debido al esfuerzo ahorrador en efectivo, depósitos y acciones.

La crisis hace mella en el ahorro

Sin embargo, a partir de la segunda mitad del pasado año el impacto de la crisis se hizo evidente en la capacidad de ahorro de las familias, y al cierre del tercer trimestre la riqueza financiera neta se había reducido un 4% frente a un año antes.

Por lo que respecta a los denominados pasivos financieros, que incluyen prestamos a corto y a largo plazo y otras cuentas pendientes de pago, como créditos comerciales o anticipos, sumaban al cierre de marzo de este año 922.726 millones de euros, por debajo de los 949.004 del primer trimestre de 2011.

En el apartado del pasivo destaca la reducción de los préstamos tanto a corto como a largo plazo, reflejo de la crisis económica que retrae a los clientes a la hora de pedir un crédito y también hace que las entidades sean más reticentes al concederlos.