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Los políticos miran a Francia; los mercados, a Grecia

  • Francia y Grecia tienen una cita con las urnas este domingo
  • Grecia se puede encontrar con un Parlamento muy fragmentado
  • Un posible cambio al frente del Eliseo también mantiene en vilo a Europa

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¿Qué será de "Merkozy" después de las elecciones francesas?

El posible cambio en la presidencia de la República Francesa  mantiene en vilo a los gobiernos europeos y anima las conjeturas sobre un viraje en la política europea contra la crisis. Pero, a corto plazo, las elecciones en Grecia pueden ser más importantes.

El domingo, mientras los franceses optan entre el conservador Sarkozy y el socialista Hollande, los empobrecidos griegos tendrán que escoger entre una treintena de papeletas distintas para conformar su Parlamento.

Dos partidos han dominado Grecia desde el fin de la Dictadura de los Coroneles en 1974: el socialdemócrata Pasok y el conservador Nueva Democracia. Los dos acatan el impopular programa de austeridad impuesto a Grecia a cambio del rescate europeo. Y los dos lo están pagando.

Los sondeos sitúan en cabeza a los conservadores, pero muy lejos de la mayoría necesaria para gobernar, aunque sea para gobernar en coalición con el Pasok. En cambio, una decena de pequeños partidos crecidos al calor de la crisis y de pelaje variado –desde la ultraderecha neonazi, hasta el marximismo-leninismo- tiene opciones de entrar en la cámara.

Un Parlamento fragmentado hasta ese punto difícilmente aprobará en junio la nueva tanda de recortes de gasto y privatizaciones exigidas por la UE y el FMI. Sin recortes, no hay ayuda. Y sin ayuda, la bancarrota de Grecia es segura.

“La parálisis política tras las elecciones puede conducir a la quiebra de Grecia e incluso a su salida del euro”, advertía el martes un informe del Bank of America, citado por Reuters.

Quizá ese escenario catastrófico no sea el más probable –el 80 % de los griegos quiere seguir en el euro-. Pero basta con que parezca posible para que el asedio de los mercados de los mercados se dispare. Sobre Grecia y, por extensión, sobre el resto de grietas de la muralla europea: Irlanda, Portugal, España, Italia, ¿Francia?

En attendant Monsieur Hollande

Como en la obra de Samuel Beckett, Esperando a Godot, los líderes europeos aguardan mientras tanto la llegada al Palacio del Elíseo de François Hollande, sin saber exactamente qué consecuencias tendrá, si es que tiene alguna.

El candidato socialista ha basado su campaña en la crítica contra la política de austeridad del dúo Merkozy.  A medida que su victoria se ha hecho probable, su apuesta por un “pacto por el crecimiento” se ha ido contagiando a otros líderes europeos. Hasta la canciller alemana ha accedido a hablar de una “agenda por el crecimiento”.

Pero nadie tiene claro qué quieren decir exactamente uno u otro. Hollande ya ha aclarado que piensa cumplir el calendario de reducción de déficit previsto en Francia y su apuesta por los eurobonos –que podía provocar un choque de trenes con Berlín- se ha desdibujado a medida que se acercaban las elecciones.

La Comisión Europea lleva semanas está preparando un programa de estímulo con el Banco Europeo de Inversiones (BEI), pero su impacto será limitado, gane quien gane las presidenciales francesas-

En Bruselas, algunos funcionarios creen que el efecto Hollande no cambiará los pilares de la política europea, pero sí podría dejarse notar en un debate soterrado pero real: la posibilidad de relajar los calendarios de ajuste fiscal que soportan Grecia o España. No sería un cambio de rumbo, pero sí de ritmo.