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El legado de la Expo'92

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Hoy se cumple el vigésimo aniversario de la inauguración de la Expo'92 de Sevilla

¿Qué fue la Expo’92?

Del 20 de abril al 12 de octubre de 1992, Sevilla se convirtió en el centro de todas las miradas por Exposición Universal. La Isla de La Cartuja, donde se ubicó, albergó 95 pabellones que representaban a 112 países donde se dieron la mano ciencia, cultura e historia. Durante ese tiempo, la Expo’92 recibió unos 40 millones de visitantes.

El recinto tenía una superficie de 215 hectáreas. Para desplazarse por su interior había autobuses, un pequeño tren turístico, un tren monorraíl que viajaba a seis metros de altura y unas telecabinas que conectaban la ciudad con la Expo’92.

Además de los pabellones, la Expo’92 contaba con diferentes espectáculos durante el día y la noche.

Contó con una inversión de unos 4.000 millones de euros. La Expo’92 no solo dejó como legado el recinto que la albergó. También supuso la construcción de varias infraestructuras como el AVE –fue la primera línea de Alta Velocidad que tuvo el país-, varias autovías y puentes que unían la ciudad con la Isla de la Cartuja, así como también supuso la ampliación y renovación del aeropuerto de Sevilla.

Hace veinte años Curro, un peculiar pájaro de cresta multicolor, revoloteaba entre miles de turistas por la Isla de La Cartuja en Sevilla. Era la mascota oficial de la Exposición Universal de Sevilla de 1992, de cuya inauguración se cumple este viernes precisamente su vigésimo aniversario. Si buscásemos ahora a Curro, lo encontraríamos con bata blanca y con un microscopio en la mano.

Y es que parte de lo que fue la Expo’92 se ha convertido en la actualidad en el Parque Científico y Tecnológico Cartuja (PCT Cartuja), uno de los mayores de Europa. “Somos el primer parque científico y tecnológico de España en cuanto al número de centros de investigación, pues tenemos 18, y el segundo, en lo referente al resto de condiciones”, asegura a RTVE.es Isaías Pérez Saldaña, presidente de Cartuja 93, la sociedad gestora del PCT Cartuja.

El Parque Científico y Tecnológico Cartuja, con una extensión de 114,95 hectáreas, alberga también escuelas de negocios, empresas tecnológicas de reconocido prestigio y entidades públicas de apoyo a la innovación. Asimismo se ha instalado allí la Escuela Técnica Superior de Ingenieros y la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla.

Pero la Isla de la Cartuja, que tiene una superficie de unas 450 hectáreas, incluye también un estadio olímpico e inmuebles destinados a la oferta cultural como el Teatro Central, el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo y el Auditorio Rocío Jurado.

Tampoco faltan las zonas de ocio como el Parque del Alamillo, que ocupa 47 hectáreas entre los cauces antiguo y nuevo del río Guadalquivir, y el Parque Temático Isla Mágica, que reaprovechó parte de las instalaciones de la Expo’92, como el lago artificial, y cuya temática era la misma que la de la muestra: la Era de los Descubrimientos.

Pero no es el único legado que dejó la Expo'92 en Sevilla. Según Juan Bueno, uno de los vocales de la comisión organizadora de la Conmemoración del Vigésimo Aniversario de la Exposición Universal de 1992, la muestra "fue un auténtico revulsivo para la ciudad. Sevilla se había quedado descolgada, sobre todo en lo que a infraestructuras se refiere, del resto de España. Y la conmemoración del V Centenario del descubrimiento de América con la Expo'92 sirvió de acicate. Significó una apertura de miras para muchos sevillanos y la difusión de la imagen de la ciudad, que siempre había sido un referente turístico pero que, gracias a 1992, se adentró en el futuro".

El Parque Científico y Tecnológico Cartuja

El PCT Cartuja cuenta con unas 377 entidades y empresas de este sector. El 57,7% de las entidades instaladas en el parque son empresas de tecnologías avanzadas y el 63% realizan actividades de I+D+i. De hecho, el número de proyectos de I+D+i que se inician cada año rondan los 400.

El recinto da cabida a 175 grupos de investigación, así como muchas empresas de telecomunicaciones, informática, agroalimentación, aeroespacio, energía, medio ambiente y tecnologías sanitarias. Pero la biotecnología ocupa un espacio fundamental, pues como asegura Pérez Saldaña, “al menos el 20% son de este sector”.

De los miles de visitantes que cada día recorrían la Isla de La Cartuja en 1992 para ver los pabellones de países, organismos y empresas que componían la Expo, se ha pasado en la actualidad a las más de 30.000 personas que acuden cada día a la zona para trabajar o estudiar.

En la actualidad las empresas y entidades instaladas en el recinto generan empleo directo para más de 15.000 personas, la mayoría licenciados y doctores (son el 66% de los empleados). Facturan al año unos 2.000 millones de euros en I+D+i, y crecen por encima del 4,5% anual a pesar de la crisis.

Con planes de reutilización desde antes de la Expo’92

Cuando se construyó la Expo’92 sobre los terrenos de la Isla de La Cartuja, se hizo con un plan que preveía reutilizar al menos el 30 por ciento de los 150 pabellones que se construyeron para la muestra. Algunos se desmontaron y su espacio ha sido utilizado para construir nuevos edificios, y otros se han reciclado para su nuevo uso.

“Cada vez que ha habido una exposición universal, la tendencia ha sido desmantelar luego todo. Prueba de ello fue lo que pasó en la de París, de la que solo quedó la Torre Eiffel, o la de Bruselas, de la que solo permanece el Atomium. En Sevilla se llegó a un compromiso de permanencia del 30% de los pabellones, pero en la actualidad la reutilización en realidad es del 66%”, explica el presidente de Cartuja 93.

Permanecen en pie, como estuvo establecido desde el principio, entre otros, el pabellón de la Navegación que alberga el Museo de la Navegación, el de España que acoge las oficinas de Isla Mágica, el de Francia que es la sede de la empresa aeronáutica Alestis, o el de Marruecos, que es el edificio de la Fundación Tres Culturas.

De los que estaban previstos ser demolidos, han sido mantenidos el pabellón de Corea que alberga a la empresa tecnológica Alter Technology Group; el de Nueva Zelanda, que es el actual Instituto de Estadística de Andalucía; el de la Unión Europea que es ahora la sede de Cartuja 93; el de Hungría, que está en desuso pero que permanece en pie porque fue inscrito como Bien de Catalogación General, o el de de Portugal que acoge a la Agencia Andaluza de la Energía.

Otros que se demolieron y sus parcelas utilizadas para construir nuevos edificios fueron, entre otros, el pabellón de Australia que en su lugar está el Centro Nacional de Aceleradores; el de Estados Unidos que dio paso a la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla, o el de Dinamarca donde se construyó la Tecnoincubadora Marie Curie.

A pesar de que gran parte del suelo de la Expo’92 está siendo utilizado, todavía hay planes de seguir creciendo. “El 100% del suelo edificable está en uso o en construcción. Pero hay un proyecto para desarrollar otros 198.000 metros cuadrados en los aledaños al Parque Científico y Tecnológico. En ese espacio se podría dar respuesta a la necesidad de dar un hábitat a los investigadores, que es lo que le falta al parque”, señala Pérez Saldaña.

Los planes de crecimiento abarcan también otros proyectos. Solo este año, se abrirán ocho nuevos centros, entre los que habrá un hospital sobre el tratamiento del cáncer sin usar técnicas invasivas. También se prevé terminar de construir un rascacielos del arquitecto César Pelli en el solar del pabellón de los Descubrimientos.

Una reconversión díficil

Sin embargo, la reconversión de exposición universal no ha sido fácil aunque ya desde 1989 había planes para su reciclaje. En 1988 la Sociedad Estatal Expo’92 planteó a los países y empresas participantes en la muestra la posibilidad de construir pabellones permanentes que se pudieran integrar después en un conjunto científico y tecnológico.

“De 1993, cuando la sociedad gestora Cartuja 93 se hizo cargo, hasta el 2000, hubo dificultades por la crisis de aquellos años: crisis por la Guerra del Golfo, crisis de las TICs, de las punto com. Sin embargo, a partir del 2000 ha sido un rotundo éxito”, explica Pérez Saldaña.

A pesar de la actual crisis económica, el PCT Cartuja está sorteando la crisis mejor que otros. Según el presidente de la sociedad gestora, “en el último año ha habido un crecimiento de empleo del 4,7% y en el caso de las empresas ha sido del 12,5%. Hasta el momento, Cartuja ha capeado el temporal, y no ha habido cierres empresariales”.

El único “hándicap”, como reconoce Pérez Saldaña, es la movilidad y la falta de aparcamiento. “Hay un exceso de vehículos y falta espacio, pero se está trabajando para solucionarlo. Se va a llevar a cabo una reordenación de los espacios y se está mejorando la red de transportes como la utilización de la antigua estación del AVE que había en la Isla de la Cartuja y que se ha reabierto como estación de Cercanías”, concluye.