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'El secreto del huevo azul', un cuento sobre el mundo donde las mentiras se hacen realidad

  • Catalina González Villar ha ganado el premio Barco de Vapor
  • "Recuerdo que de pequeña dije algunas mentiras que uso en el cuento"

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Ilustración de 'El secreto del huevo azul', de Catalina González Vilar y Tomás Hijo
Ilustración de 'El secreto del huevo azul', de Catalina González Vilar y Tomás Hijo

Catalina González Vilar (Alicante 1976)

Estudió Antropología Cultural pero muy pronto se dió cuenta de que lo suyo era escribir y en 2003 ya quedó finalista del III certamen Internacional de Álbum Ilustrado Ciudad de Alicante con 'La mujer que concinaba palabras'. Siguió escribiendo cuentos y novelas, colaborando con revistas de crítica literaria y en los útlimos meses ha conseguido el V Premio Villa de Pozuelo de Alarcón de novela juvenil por 'Los coleccionistas' y el III Concurso Internacional de narrativa juvenil de la Editorial Nostra en México por otro de sus cuentos, 'Miss Taqui'.

Catalina González Vilar es una joven escritora que en apenas unos meses ha ganado tres premios de literatura infantil, el último El barco de Vapor, el más importante que se concede en España por su cuento, El secreto del huevo azul (SM), una inteligente y, sobre todo, divertida aventura que transcurre en el país de las mentiras.

"Cuento la historia de Rolav -asegura Catalina-, un joven príncipe, que dice una mentira acerca de un huevo azul que debía vigilar. Decidido a no reconocer su error no le queda más opción que viajar al lugar donde las mentiras se hacen realidad".

"Rolav es príncipe de Dradev, pero es como cualquier otro niño, está deseando ser valorado y participar del mundo de los adultos. Su mentira parece un camino directo hacia este objetivo y por ello el dilema entre decir la verdad o mantener su engaño es para él tan difícil. Pese a todo, es un personaje positivo, intrépido y lleno de valor".

Los amigos de Rolav

Durante su aventura, Rolav conocerá a otros personajes realmente curiosos: "Rignif, su amigo y guía en el País de las Mentiras, es un imitador de voces -comenta Catalina-. Su principal virtud probablemente sea el estar orgulloso de quien es y de lo que hace. Es alegre y sencillo, y conocer a Rolav supone para él vivir una aventura.

"Tigre, el tercero de los amigos, es un gran felino blanco, un animal mítico del que Rolav siempre ha oído hablar. Venciendo el miedo y tratándolo con respeto encuentran en él un amigo leal que les acompaña en el viaje".

"Y Aritnem, la princesa del País de las Mentiras, no es mucho mayor que Rolav, pero es muy consciente de lo importante que es decir la verdad. Aunque adivinamos en ella cierta fragilidad es valiente y decidida, y siempre hace lo posible por estar a la altura de sus responsabilidades".

"Las mentiras jamás mienten"

"En el País de las Mentiras todo tiene su origen en nuestras mentiras -asegura Catalina- de modo que viajar por ese lugar supone hacer un rápido repaso a los embustes más habituales en nuestro día a día. Están las exageraciones, los rumores, las flores fingidoras, los yonohesido, los pozos de babosas y muchos más, pero es mejor no hablar mucho de esos seres y disfrutar del placer de irlos descubriendo".

"El País de las Mentiras es un lugar surrealista y luminoso donde casi todo es posible, así que el límite es la imaginación", comenta la autora.

"Aunque esté poblado de mentiras, éstas son amables, simpáticas y, lo que es más importante, jamás mienten -nos desvela Catalina-. Esta visión divertida, matizada solo por algún apunte más oscuro, suaviza la carga negativa que implica el hecho de mentir. No se trata de angustiar al lector, de amenazarle, sino de fabular en torno a una idea y reflexionar sobre el dilema al que se enfrenta Rolav y, con él, todos nosotros: ser valiente y decir la verdad o vivir atrapado en la propia mentira".

Un universo infinito

"El secreto del huevo azul es sobre todo una novela de aventuras, no un manual didáctico - afirma Catalina-. Pero es verdad que en la literatura, de un modo u otro, siempre se reflexiona sobre algún dilema moral, y en esta historia el conflicto entre verdad y mentira es patente. Me interesa especialmente el hecho de que Rolav es libre en todo momento de elegir. Ese es el origen de su conflicto, en que siempre puede elegir tanto una opción como la otra. Pero también es la raíz de su fuerza, y eso iguala al pequeño príncipe a cualquier otro héroe. Un héroe tiene la capacidad de hacer frente al problema, pero sí, ¡es difícil!"

El país de las mentiras es un universo infinito que se renueva constantemente, por lo que podría ser una fuente inagotable y dar origen a toda una saga de novelas. "Podría serlo, pero no de momento -comenta la escritora-. Con frecuencia tengo la sensación de que de cada historia que escribo podrían salir otras nuevas. Siempre quedan puertas por abrir y, en este caso, alrededor del País de las Mentiras están los Puentes Brumosos. A veces me pregunto qué encontrarían Rolav y sus amigos si tuvieran que adentrarse en ellos".

Un universo y unas mentiras que cobran otra vida gracias a las ilustraciones de Tomás Hijo. "Tomás ha hecho un gran trabajo -asegura Catalina-. Me gusta la alegría que transmiten, que tiene mucho que ver con el tono de la historia, el colorido, lo exuberante que es y a la vez lo limpio del trazo. Me gusta que juegue con la composición en cada página, enriqueciendo con frecuencia la narración con detalles apenas apuntados en el texto. Es emocionante cuando tiene que serlo y siempre, siempre, es un disfrute y una sorpresa para el lector".

"Intento no mentir"

Cuando le preguntamso si es mentirosilla, Catalina no puede evitar una sonrisa: "Jajaja, ¡intento no serlo! Pero convivimos con pequeñas mentiras diarias, ¿no crees? No les prestamos atención, a veces las camuflamos de cortesía, o sencillamente pensamos que nos facilitan la vida. No siempre lo consigo, pero creo que decir la verdad nos lleva a lugares y situaciones que valen más la pena. Nos sacan de los patrones prefijados permitiéndonos descubrirnos a nosotros mismos y a los otros, además de establecer unas bases de confianza mutua fundamentales para la vida personal y también social".

Y nos confiesa que algunas de las mentiras del País de las Mentiras son suyas: "Recuerdo de niña haber dicho mentiras de las que utilizo en la novela, asegurar haberme comido el bocata de la merienda y haberme desecho de él, inventar siendo muy cría historias absurdas para impresionar a mis amigas... Creo que decir mentiras es algo comprensible, no deja de ser una herramienta de supervivencia, de hecho el lector comprende bien que Rolav mienta, lo que no quita para que haya una gran belleza en el aprendizaje del arte de decir la verdad".

De leer cuentos a escribirlos

Catalina confiesa que siempre ha sido una gran lectora: "Leía muchísimo. Para mí leer ha sido y es una de las grandes cosas de la vida. De cría leía de todo, de una manera bastante desordenada y caótica, como sigo haciendo ahora en realidad. Cuentos de hadas, series como Los Cinco y Los Hollister, novelas como Los Tres Mosqueteros, Peter Pan, Tom Sawyer, Jim Botón y Lucas el Maquinista, La Historia Interminable, La isla del tesoro, Mujercitas, El Hobitt, Dóneval, Filo entra en acción, Mi familia y otros animales, libros de mi madre y mis tías, que se caían a trozos y de los que ya no recuerdo el título exacto ni el autor, cómics de mis hermanos.."

Y no tiene ningún problema en reconocer que todas esa lecturas le han influído: "Seguro que sí, un montón de ellos. Todos los autores de los libros que he nombrado antes y otros muchos. Y también la tradición de los cuentos populares. Nuestra capacidad creadora se nutre de todo un imaginario previo, amplísimo y a la vez concreto, del que muchas veces ni siquiera somos conscientes".

Catalina está dispuesta a seguir explorando nuevos mundos en la ficción infantil y juvenil: "Pronto saldrá publicada una novela juvenil en Everest, Los coleccionistas, y a finales de año otra historia en Ediciones Nostra titulada Miss Taqui. Los espero ambos con mucha ilusión. Además estoy inmersa en la escritura de una nueva novela infantil que estoy disfrutando mucho. Quiero seguir escribiendo, explorando y aprendiendo".

Y nos ha confesado que es lo que le hace más ilusión: "El otro día mi cuñada me llamó para contarme que a sus sobrinos les estaban leyendo el cuento por la noche y que ya no querían acostarse sin escuchar un trozo. Eso es también parte de lo que ha supuesto el premio. No sé si desde fuera uno se imagina lo emocionante que es saber que aquello que inventaste está entrando en combustión con la imaginación de un lector y cobrando vida".