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La crisis de Mali deja más de 200.000 desplazados entre el embargo y la rebelión del norte

  • Las agencias de la ONU advierten de que la cifra podría aumentar
  • La situación más críticas es la de los desplazados internos en el norte
  • Colas en la capital para abastecerse tras el embargo total de la región

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Un coche transporta cabras en una calle de Bamako, la capital de Mali.
Un coche transporta cabras en una calle de Bamako, la capital de Mali.

Más de 200.000 personas han sido desplazadas por los combates en Mali desde el pasado mes de enero, una cifra que puede aumentar aún más tras el embargo total declarado por la CEDEAO contra la junta militar que gobierna el país y el avance de los tuareg en el norte del país.

Según han revelado en Ginebra dos agencias de la ONU, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Alto Comisionado para los Refugiados, una parte de ellos ha huido a los países vecinos mientras que otros 107.000 siguen en el interior de Mali, un grupo que según el PMA vive una situación particularmente difícil.

Las oficinas y de los depósitos de alimentos de esta agencia en las ciudades de Gao, Kidal y Tombuctú, tomadas la semana pasada por los rebeldes tuareg y grupos islamistas, han sido saqueados y por el momento el personal sobre el terreno de la ONU está bajo arresto domiciliario.

Las actividades humanitarias en toda la región han quedado suspendidas tras el golpe de estadoen Mali pese a que, según el PMA, la población de todo el Sahel necesita una ayuda de más de 808 millones de dólares para hacer frente a la sequía, de la que hasta el momento la agencia de la ONU solo ha recibido 307 millones.

Grupos armados

Por su parte, el Alto Comisionado para los Refugiados ha revelado que el norte de Mali "se ha convertido en una región cada vez más peligrosa debido a la proliferación de grupos armados".

Unas 2.000 personas, según esta agencia, han huido a Burkina Faso o Mauritania en los últimos cinco días en la región debido a la inseguridad. Los refugiados han indicado al personal de la ONU que hombres armados les han robado los coches, el dinero y los bienes con los que habían tratado de huir a Burkina Faso.

Según las últimas cifras oficiales, 23.000 malienses se han refugiado hasta ahora en Burkina Faso, 46.000 en Mauritania y 25.000 en Níger.

Por su parte, la Oficina para la Coordinaciónde la Ayuda Humanitaria (OCHA), que solo tiene cifras hasta el 30 de marzo, un total de 212.000 personas se han visto desplazadas por los combates en Mali, aunque esta cifra está "en constante variación".

En busca de gasolina

Mientras, en la capital del país, Bamako, los ciudadanos hacen largas colas para almacenar gasolina en los garajes después de que los países vecinos hayan comenzado un embargo total para forzar a la junta militar a dejar el poder y volver al orden constitucional tras el golpe de estado del pasado 22 de marzo.

"Acabo de rellenarlas ahora por si tenemos escasez", ha declarado un residente en un garage en el centro de la ciudad antes de salir corriendo con cuatro garrafas de gasolina.

Otros 50 han hecho cola para conseguir también combustible en coches, motocicletas o a pie.

La mayoría del petróleo de Mali procede de Costa de Marfil, por lo que el embargo podría empezar a notarse en la economía del tercer productor de oro de África.

Mientras, la junta militar, liderada por el capitá Amadou Sanogo, ha emitido un comunicado tras el embargo y ha reiterado su disposición a ceder el poder a los civiles, pero sin dar una fecha concreta.

"Pedimos a la población que permanezca en calma", ha declarado en la televisión estatal y ha recordado que la prioridad en este momento debe ser luchar contra los rebeldes del norte.

Situación caótica

Mali, durante mucho tiempo una de las democracias más estables de África occidental, ha entrado en una doble crisis por el golpe de estado, condenado de forma unánime por la comunidad internacional, y ha reforzado a los rebeldes tuareg, que ya controlan en el norte un área equivalente al tamaño de Francia.

Los tuareg se han unido a islamistas radicales que quieren imponer la sharía en todo el país, lo que ha hecho que Mali se haya convertido en el último problema de seguridad en una región con fuerte presencia de Al Qaeda y milicias islamistas como la nigeriana Boko Haram.

El presidente saliente, Amadou Toumani Toure, que tenía que abandonar el cargo tras las elecciones que estaban convocadas para finales de mes, sigue en paradero desconocido.

Los países vecinos han propuesto que una figura neutral sea el presidente interno antes de que se produzca una nueva convocatoria electoral.

Los vecinos de Mali han reunido a sus jefes del estado mayor para  movilizar hasta 3.000 hombres, pero condicionan a la salida de la junta  militar cualquier ofenisva regional para frenar la rebelión del norte.