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Cuenta atrás en Londres para la boda real del siglo

  • El príncipe Guillermo ha salido a saludar a sus seguidores acampados
  • El recorrido nupcial está tomado por los fanáticos de la boda real
  • La policía ha blindado el centro de Londres para evitar altercados
  • Los meteorólogos pronostican chubascos aislados durante la mañana
  • La reina y los príncipes de Asturias asisten a una cena oficial

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Así es la familia Windsor

Haciendo crucigramas, leyendo un libro,  aprendiendo otros idiomas e incluso bebiendo gin tonics,  los miles de seguidores de la boda real británica que están acampados en el recorrido nupcial ya hacen la cuenta atrás para celebrar el 'sí quiero' del príncipe Guillermo y Kate Middleton.

No se quieren perder un "acontecimiento histórico" y, por ello,  desafiarán a la lluvia y a las temperaturas que no superarán los 10º en toda la noche.

"Llevamos dos noches aquí y hemos pasado frío pero no importa.  Esto es una vez en la vida y no me lo puedo perder", aseguran Carlos y Jimmy, de El Salvador, y que piensan resistir toda la noche sin tienda de campaña.

Y la espera ha tenido su recompensa cuando, por sorpresa, el príncipe Guillermo ha salido esta noche de su residencia en Clarence House a saludar a los acampados. Los fans no se lo podían creer y a algunos no les ha dado ni tiempo de quitarse la careta de Kate y casi rompen la tradición de que el novio no puede ver a la novia antes de la boda.

En el Mall, en las inmediaciones del palacio de Buckingham, cada vez hay más fanáticos de la boda, mientras curiosos y turistas se han dado los últimos paseos antes de que el centro de Londres se cierre al tráfico esta madrugada.

Ataviados con los más rocambolescos disfraces,desde trajes luminosos hasta esmóquin, todos luchan por llamar la atención de los medios de comunicación y por ser ellos también, protagonistas de la que consideran, "la boda real del siglo XXI".

"Voy a ver si se cumple eso de que de una boda sale otra", asegura Sebastian, con frac y pajarita.

Mucho té para sobrellevar la lluvia y el frío

Entre los 'bodamaniacos', hay gente de todas las nacionalidades, pero destacan los canadienses y los australianos, que han llegado hasta la capital británica movidos por el recuerdo de Diana de Gales. "Somos parte de la Commonwealth y ellos son también nuestros reyes", explica Catherine, que ha venido a Londres con cuatro amigas.

Y también ha venido a vivir la boda una gibralteraña con sus dos hijas que, de paso, aprovecha la ocasión para reinvindicar que "el peñón no es español".

"Yo soy tan británica como cualquiera de aquí y he venido a ver a mi familia real y a celebrar esta bonita historia de amor", afirma Jane.

Entre la marabunda de banderas, carteles y gorros imposibles, un bebé con una corona de plástico apenas es consciente del momento histórico que le han obligado a vivir.

"Voy a pasar la noche aquí con mis tres sobrinos, para que no me salgan republicanos", afirma Anne, de Southampton, mientras no deja de ondear la bandera rojiblanca y azul.

En el parque de St James, que rodea el Mall, se han habilitado carpas de comida y bebida para aprovisionar a los valientes entusiastas. "No va a venir mal un café caliente", reconocen.

La policía blinda el recorrido nupcial

Un ciclista alemán se detiene para inmortalizar con la cámara de su teléfono móvil a los royalists. "Estoy que no me lo creo. En Alemania con lo poco patriotas que somos esto es impensable. A nosotros solo nos moviliza la copa del mundo del fútbol", opina Ole.

Aún queda sitio para que los más rezagados coloquen sus tiendas de campaña, aunque se espera a medida que se acerque el momento no quepa un alfiler.

"Dicen que esto no va a ser cómo la boda de Lady Di, pero esperemos que sea incluso más. Nosotras hemos venido aquí por ella, para apoyar a su hijo y para dejar bien claro que queremos que él sea el rey. No hemos perdonado al príncipe Carlos la muerte de nuestra princesa del pueblo", subraya Linda, de Yorkshire, con sus tres amigas, a las que no les falta ni un complemento: gorro, gafas de sol, camiseta y bandera british.

La policía vigila de cerca que todo esté en orden.  "De momento, va todo bien, la gente se está divirtiendo de forma pacífica y eso es lo que importa", asegura John, un agente de seguridad de Londres.

Más de 5.000 efectivos se desplegarán esta madrugada y hasta que finalice el enlace. Habrá francotiradores en los tejados y oficiales camuflados entre la gente como medida de prevención contra actos violentos.

El dispositivo de seguridad, que corre a cuenta del Gobierno, ha sido considerado "excesivo" por la oposición laborista, pero lo cierto es que hay máxima alerta antiterrorista, aunque lo que más preocupa son los "desequilibrados".

Cena oficial para la realeza

El primer acto oficial de la boda se ha celebrado en el Hotel Mandarín Oriental y ha sido una cena ofrecida por la prima de la reina Isabel II,  lady Elizabeth Anson, a los invitados de las casas reales, entre ellos la reina Doña Sofía y los príncipes de Asturias.

Los novios, que celebraron este jueves por la mañana el último ensayo, pasarán por separado la noche previa a la boda, con el príncipe en la residencia de su padre, en Clarence House, y la novia, junto a sus padres y sus hermanos Pippa y James, en el céntrico hotel Goring de cinco estrellas blindado para la ocasión.

En la salida del hotel se ha instalado un gran toldo para tratar de evitar queel vestido de Kate Middleton, el secreto mejor guardado hasta ahora de esta boda, no se vea hasta que la futura princesa llegue a la entrada de la abadía de Westminster.

"No estoy loca, solo quiero ver el vestido de la novia", rezan varios carteles de los fanáticos acampados en las calles de Londres. Ya queda menos.